Este artículo se publicó hace 12 años.
Los espías de EEUU vigilan a los líderes del 15-M
La directora de Inteligencia Geopolítica de la CIA en la sombra advierte de que el movimiento de los indignados “es el entorno ideal para que nazcan nuevas ideologías y dirigentes”
Carlos Enrique Bayo
Tardaron bastante en fijarse en el fenómeno, pero a medida que se acercaban las pasadas elecciones generales del 20-N los analistas de la compañía privada de espionaje Stratfor (conocida como la CIA en la sombra) decidieron ocuparse del movimiento de los indignados en España y, tras una larga discusión interna entre muchos agentes, la directora de Inteligencia Geopolítica, Rheva Bhalla, decidió que era preciso vigilar a los líderes del 15-M español, según muestran los mails internos de esos servicios secretos de EEUU obtenidos por Wikileaks y que Público.es desvela en exclusiva para España.
El debate interno comenzó con un resumen sobre el 15-M de Christoph Helbling, uno de los responsables del Programa de Desarrollo de Analistas con el que la agencia prepara a sus especialistas en análisis estratégico y táctico. Ese informe, remitido a todos los analistas a las ocho de la mañana del 11 de noviembre pasado, subrayaba que los manifestantes indignados se disponían a desafiar la jornada de reflexión electoral con movilizaciones en un centenar de localidades españolas, repasaba el origen del movimiento bajo la batuta de "Asamblea Sol, que actúa como organizadora" y explicaba que "se formó como reacción al elevado desempleo juvenil (46%!) y a las nefastas perspectivas de futuro para los jóvenes".
Helbling afirmó que "en las últimas dos semanas España no ha recibido mucha atención porque todos se concentraban en Grecia e Italia. No ha habido presiones exteriores sobre España, así que los manifestantes en realidad no culpan a fuerzas externas de la miserable situación en la que se encuentra el país. En su mayoría son jóvenes que no se sienten representados por la élite política y es poco probable que los conservadores españoles que probablemente ganarán las elecciones sean capaces de asumir los deseos de esa juventud que protesta".
"Las protestas en Europa son nacionales, no se pueden extender a Europa"
Pero lo fundamental de su informe era la pregunta que formuló al final a todos los analistas de Stratfor: "Hasta ahora, la crisis europea se ha desarrollado en un nivel político y financiero, pero estas protestas podrían conducir a España a una abierta crisis social que se extendiera a otros países. ¿Estas protestas van a alumbrar a los futuros líderes de Europa?"
Su alerta despertó la inmediata oposición de uno de los analistas europeos de Stratfor, Antonio Caracciolo, quien primero adujo que "las protestas en Europa son NACIONALES, centradas en el Parlamento NACIONAL y que por tanto no se pueden extender a Europa". Cuando sus colegas estadounidenses le recordaron el contagio de un país a otro de la Primavera Árabe, Caracciolo insistió: "Nosotros no nos mataremos entre nosotros como la gente en el Norte de África, y no quiero ofender a los pueblos de esa región. La mayor parte de los europeos viven en democracias y la expresión de su descontento (que es lo que ahora ocurre) es bien distinta de la lucha por la libertad (como en Egipto, Túnez o Libia)".
Pero sus argumentos no convencieron en absoluto a los analistas norteamericanos, que se fueron calentando en la discusión hasta que uno de ellos, Colby Martin, le replicó duramente:
"Los desempleados todavía tienen esos bonitos programitas sociales"
"No sé cómo puedes alegar que los manifestantes europeos no van a recurrir a la violencia y las autoridades no van a adoptar medidas draconianas para reprimirlos. Por ahora, los desempleados todavía tienen esos bonitos programitas sociales (especialmente en España) que los mantienen, por lo que estoy de acuerdo en que de momento deberían mantener un perfil bajo. Pero si el Gobierno tiene que recortar esos programas, o abolirlos totalmente, las protestas pueden empeorar de golpe. Sólo quiero asegurarme de que éste no es el argumento europeo de que ‘ellos' están más civilizados y por tanto la violencia es algo del pasado (A mí me dan arcadas cada vez que un europeo me cuenta eso)".
Así que Bhalla, la directora de Inteligencia Geopolítica, tuvo que volver a centrar el tema: "Regresemos al planteamiento original de Christoph", escribió en otro de los mails descubiertos por Wikileaks. "Creo que de verdad tenemos que estar vigilando a los líderes emergentes de estas protestas, los que pueden jugar la carta populista y presentarse como los salvadores frente a las élites [políticas]. Éste es el entorno ideal para que nazcan nuevas ideologías y dirigentes".
"Tenemos que estar vigilando a los líderes emergentes de esas protestas"
No obstante, la discusión entre los analistas de inteligencia estadounidenses prosiguió desde una perspectiva más que desdeñosa hacia los indignados. "Lo que ocurre con las protestas en Europa", adujo Ben West, "es que los europeos pueden estar manifestándose como si ése fuera su trabajo. Las protestas ocurren con gran frecuencia y tanto las fuerzas de seguridad como los políticos les dan manga ancha a los manifestantes. Así que, normalmente, estos se mantienen pacíficos. No sé mucho de política española, pero tras haber visto toneladas de manifestaciones en Europa, sé que haría falta un cambio ingente para que cualquiera de ellas llegase al nivel de obtener algún auténtico cambio político".
Una vez más tuvo que intervenir Reva Bhalla para hacer hincapié en que "los europeos no están manifestándose contra la aprobación de alguna nueva enmienda constitucional. Están protestando ante el temor de que van a quedarse sin techo bajo el que guarecerse. Cuanto más básicas sean sus demandas, más probable es que las manifestaciones se vuelvan violentas, y ya podemos ver que las élites que manejan la crisis no van a ser capaces de gestionarla. Lo más probable es que las sillas musicales que estamos viendo ahora mismo en los gobiernos de Grecia e Italia no sea más que el principio. Tenemos que ver todo esto como una mucho más amplia crisis de confianza, y no en el nivel nacional, sino en el de toda Europa".
La discusión en Stratfor continuó largamente y fue mucho más extensa de lo que cabe en un artículo, pero de entre la sarta de disparates que los espías privados norteamericanos fueron desgranando merece la pena resaltar esta perla, escrita por Marc Lanthemann:
"España siempre ha estado unida como nación, por el dinero o por el miedo... y ya no le queda dinero"
"En el caso de España, querría reiterar que eso de ‘España' constituye una noción extremadamente artificial. Ese país cuenta con un tipo muy particular de revuelta popular, uno que tiende a degenerar en regionalismo y/o anarquismo. A medida que se disuelve en la crisis del euro el pegamento económico que mantiene unido al país, parece que podemos ir hacia una repetición de la historia: una sucesión de gobiernos cada vez más débiles, democráticamente elegidos pero ineficaces, sumados al ascenso de grupos extremistas violentos (sobre todo separatistas) que provocarán un duro contragolpe y el resurgimiento de un Gobierno central de mano dura. Esencialmente, España siempre ha estado unida como nación o bien por el dinero o bien por el miedo... y ya no le queda dinero".
A este ominoso panorama español se suma el débil carácter de los europeos, según lo describe otro analista, Bayless Parsley: "Incluso si fueran más civilizados [que los árabes] e inherentemente democráticos, la naturaleza de su educación en una sociedad decadente en la que la gente habla múltiples idiomas y sólo enarbolan sus respectivas banderas durante el Mundial de Fútbol , hace que sigan mirando a lo que ocurre en los países vecinos para inspirarse". De forma que "los europeos no son distintos de esos árabes del Tercer Mundo (con todos los respetos, por supuesto)".
A tan profundo análisis sólo cabe agregar esta última sentencia del ilustre espía Kevin Stech: "Los intelectuales urbanitas pueden ser los individuos más salvajes cuando su sistema se desmorona. Hay un velo muy fino entre la civilización y el salvajismo". Lo debe saber por experiencia propia, claro.
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