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"Si España me manda a Siria, me condena a muerte"

Entrevista a Ohkman Joman, un kurdo de 28 años con pasaporte sirio

 

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Ohkman Joman, kurdo de 28 años con pasaporte sirio, permanece preso desde febrero en la cárcel de Sevilla 2, donde ha concedido una entrevista a Público. La jueza decretó prisión provisional pocos días después de que lanzase su zapato derecho al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que salía del Ayuntamiento de Sevilla, en el que acababa de recoger un premio de la Fundación Sevilla NODO Entre Culturas.

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Erró el tiro y su calzado se estampó contra uno de los escoltas turcos. El próximo 28 de junio se celebrará el juicio contra Joman, al que se le imputan tres delitos: injurias, resistencia grave y un delito contra personalidad internacional, que podrían acarrearle una pena de tres años y ocho meses de prisión y una multa de 1.500 euros, castigo que solicita la fiscalía. La pena podría ser sustituida por la expulsión de España, adonde llegó en 2005. Entonces, solicitó asilo político, algo que nunca le fue concedido.

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"No creía que por lanzar un zapato estaría hoy en la cárcel"

¿Por qué lanzó el zapato?

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Pues porque soy kurdo, y no podía permitir cruzarme con este hombre y no decirle nada, y que viniera a recoger un premio, que no entiendo por qué se lo concedieron, y se fuera tan tranquilo. El Gobierno turco ha iniciado cinco guerras contra mi pueblo, en las que mata a gente, a niños. Además, en Turquía es donde vive un mayor número de kurdos.

¿Cuál era su intención ?

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Yo no quería hacerle daño, sino que los españoles conocieran la situación del pueblo kurdo, y supieran que existe. Si no lo hubiera lanzado, tal vez mucha gente desconocería su situación. No quería humillar al primer ministro turco, pero sí que supiera él también que hay kurdos en todas partes, que su lucha está viva y que no olvidamos.

¿Fue una acción planificada, premeditada?

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No, fue todo casual. Estaba en la Plaza Nueva, en una feria de artesanía que se celebraba allí esos días, con un amigo, y vimos el coche oficial, con las banderas turcas, y decidí hacerlo.

¿Esperaba que lo encarcelaran?

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"No volvería a hacerlo, por la situación que estoy pasando"

No, no lo esperaba. Tal vez sí creía que podía acarrear una multa o una falta, ya que en España no existe el delito de tirar un zapato como tal, ni hay jurisprudencia. Lo considero más como una falta de educación que un delito.

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¿Cree que existen presiones políticas para que esté en la cárcel?

No lo creo, simplemente estoy en la cárcel por lanzar el zapato. España es un país democrático, y no creo que la Justicia se deje presionar.

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Imagine que ese zapato lo hubiera lanzado un español. ¿Cree que estaría hoy en la cárcel?

No, seguro que no. Mucha gente insulta al rey, y ni si quiera son detenidos, pero los kurdos nunca tenemos ningún apoyo.

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Además de lanzar el zapato, ¿qué le dijo?

Me puse nervioso, y sólo pude gritarle asesino, viva los derechos humanos y viva el Kurdistán. Después, un escolta turco me inmovilizó en el suelo y me condujo al furgón policial, tapándome la boca y la nariz.

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¿Cómo vivió ese momento?

No pude ni ver dónde cayó el zapato. Enseguida el escolta se echó encima de mí. Yo no podía respirar, pensé que me asfixiaba. Menos mal que al llegar al furgón la policía española se hizo cargo de mí.

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¿Prefiere la cárcel o la expulsión a Siria?

Sin duda, la cárcel en España. Si el Gobierno me manda a Siria es como si me condenara a muerte. No sería el primero en morir tras recibir una paliza allí, también por temas de libertad de expresión.

¿Volvería a hacerlo?

No, no lo haría. Por la situación que estoy pasando ahora y, sobre todo, por la que ha pasado mi familia. La policía de Siria estuvo investigando e interrogando a mi padre cuatro días después de que yo lanzase el zapato.

¿Qué piensan ellos de lo que usted hizo?

Pues que es mi problema, ya que soy bastante mayor. Al principio de estar detenido hablaba con ellos, pero ahora no. Viven en el campo, en la región de Ainel Alrab, al noroeste de Siria, y es difícil la comunicación telefónica.

¿Cree que ha servido para algo?

Quizá no para mucho. Pero si al menos diez personas se han enterado de la realidad del pueblo kurdo, sí habrá servido de algo. Es importante que se sepa algo de mi pueblo, y que también los europeos sepan de su existencia.

¿Cuál es la situación actual del pueblo kurdo?

Mi pueblo no goza de derechos fundamentales. No podemos estudiar en nuestra lengua, la gente es reprimida y ser kurdo es como ser un ciudadano de tercera. Mi pueblo se encuentra en una de las peores situaciones de su historia.

¿Se considera un activista por los derechos del pueblo kurdo?

Sí, porque creo que eres activista desde el momento en el que defiendes a cualquier pueblo que no tiene derechos, y por ser kurdo ya lo eres, por obligación y porque lo llevas en la sangre.

¿Pertenece usted a algún partido o asociación kurda?

No, a ninguna.

¿Está usted recibiendo algún tipo de apoyo por parte de la población kurda residente en España?

No, sólo un amigo kurdo, que me ayuda mucho, y he recibido el apoyo de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía.

¿Cómo llegó usted a España?

A través de Marruecos, un viaje que me costó 3.000 euros, organizado por una mafia. Una vez aquí, pedí asilo político, pero no me lo dieron. Llegué el 5 de diciembre de 2005. Desde entonces he tenido diferentes trabajos, como soldador o camarero.

¿Cómo es su situación en la cárcel?

Bueno, en la cárcel nunca se está bien, pero no estoy mal. En Siria hay gente que está en la cárcel, en condiciones mucho peores, por el simple hecho de haber leído un periódico kurdo; entonces pienso que no me puedo quejar. Aquí leo y hago deporte, pero no tengo amigos.

¿Hay algún turco en la cárcel?

Sí, hay uno, que se encarga de recibir a los presos.

¿Y sabe quién es usted?

Desde el primer momento sabía quién era yo, por eso no me habla.

¿Le gustaría recuperar el zapato?

Sí.

¿Cuánto le costaron?

Bastante, 60 euros.

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