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"Escuchamos tiroteos y bombardeos"

Llegan al aeropuerto de Madrid 137 personas huyendo del caos de Libia

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Los pasillos del aeropuerto madrileño fueron ayer mudos testigos de besos, largos abrazos y gritos de los familiares, todo con la emotividad que sólo se expresa cuando se vuelve a ver a alguien que ha corrido un grave peligro. Con la llegada al aeropuerto de Barajas de 137 repatriados procedentes de la capital de Libia, Trípoli, terminó la incertidumbre para decenas de familias angustiadas por la suerte de sus seres queridos.

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Ya con calma y con algunas lágrimas en los ojos, los repatriados coincidieron en la descripción que hacían de la situación que se vive en el país de Muamar Gadafi: un absoluto caos.

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"Hubo tiroteos en la ciudad, el domingo fue bombardeada desde helicópteros"

Lo que sucede en el aeropuerto de Trípoli lo demuestra: "Hay muchísima gente, miles y miles de personas durmiendo allí a la intemperie", explicaba Félix Castañeda.

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Los servicios básicos también escasean. "Cómprame agua", fue lo primero que dijo a su esposa cuando la vio uno de los 88 trabajadores de la compañía petrolífera española Repsol llegados ayer.

"Lo que vi en las calles fue triste: sin servicios, todo abandonado"

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En la avión, que aterrizó a las 18.10 horas, llegaron 131 personas. Además de los empleados de Repsol, viajaban dos contratistas de esa empresa y 25 empleados de la Embajada española (ninguno era diplomático). También había otros españoles y extranjeros que vivían en el país árabe. Como Pablo Prieto, entrenador de la selección libia de fútbol sala. "Lo que vi en las calles fue triste: sin servicios, todo abandonado, deplorable; nadie sabe lo que va a suceder ahora", comentó el deportista gallego, quien aseguró que el desasosiego aún lo domina: no sabe nada de los jugadores a los que entrena.

El servicio telefónico dejó de funcionar desde hace varios días y la conexión a internet es casi nula.

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"Anoche hubo tiroteos en una zona cercana a Trípoli, el domingo fue bombardeada desde helicópteros", describió otro de los repatriados, que prefirió no dar su nombre.

La mayoría de recién llegados, sobre todo los trabajadores de Repsol, mostró una cautela diplomática a la hora de hablar, propia de un guión bien aprendido.

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El presidente de Repsol, Antonio Brufau, acudió a Barajas a recibir a los repatriados, a quienes saludó unos minutos antes de que estos se reencontraran con sus familiares.

Tres horas antes de la llegada del grupo más numeroso, aterrizó en Barajas un avión de Lybian Airlines procedente de Trípoli, pero con sólo seis pasajeros.

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