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Erdogan resetea la política exterior turca y se acerca a Rusia en un desafío a Estados Unidos

El derribo del Su-24 y los primeros intentos de acercamiento

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Vladimir Putin conversa con Tayyip Erdogan. SPUTNIK/ ALEXEI NIKOLSKY

MOSCÚ.- "Un regalo de Dios". Así definió Recep Tayipp Erdogan el intento de golpe de Estado del pasado 15 de julio. La asonada ha proporcionado al presidente turco un motivo para cimentar su poder con la detención, suspensión y expulsión de decenas de miles de funcionarios públicos –desde la judicatura hasta la enseñanza pasando por el ejército, la policía y la radiotelevisión pública– y la prohibición de numerosas ONG. Pero parece que Dios también obra de misteriosas maneras y el fallido golpe podría acabar beneficiando a un actor al que nadie parecía esperar en este drama: Rusia.

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El derribo del Su-24 y los primeros intentos de acercamiento

Las relaciones entre Turquía y Rusia se deterioraron después de que un caza turco derribase el 24 de noviembre de 2015 un avión militar ruso Su-24 que retornaba a su base tras bombardear objetivos en Siria. Según Ankara, el Su-24 violó el espacio aéreo turco y fue derribado después de recibir varias alertas durante cinco minutos. Según Moscú, el avión fue abatido en el espacio aéreo sirio y pese a todas las indicaciones.

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La reacción rusa al golpe de Estado

A pesar del mal estado de las relaciones ruso-turcas, la reacción de Moscú al golpe de Estado fue de preocupación. El representante del Kremlin, Dmitri Peskov, y el Ministerio de Exteriores se declararon “muy preocupados” por los sucesos y señalaron que Rusia estaba dispuesta a trabajar “de forma constructiva con los dirigentes electos de Turquía”.

¿Reset y comeback?

¿Vuelve Rusia a Oriente Próximo y Oriente Medio? Según Mike Whitney, ha sido la política exterior de la Casa Blanca la que ha empujado, paradójicamente, al presidente turco al campo ruso, lo que podría acabar suponiendo el levantamiento de una pieza clave “entre Europa y Asia que Washington necesita para mantener su hegemonía global en el nuevo siglo”. “El plan de Washington de desplazar su atención a Asia, de rodear y fragmentar Rusia, controlar el crecimiento de China y mantener su férreo control global” podría verse seriamente afectado, escribe Whitney en Counterpunch.

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