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Los enemigos de antaño vuelven a Westerplatte

Los polacos rememoran la invasión alemana con mezcla de perdón y recuerdo a las víctimas

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Bajo el mismo cielo claro, bajo el mismo sol implacable, cuentan los veteranos polacos de la Segunda Guerra Mundial que 180 soldados resistieron heroicamente el ataque de los nazis a la península de Westerplatte que este martes conmemoró su setenta aniversario.

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Poco queda ya de aquella guarnición: unas pocas ruinas y el monumento a los caídos ante el que el primer ministro polaco, Donald Tusk, depositó ayer una corona con los colores de la bandera nacional, el blanco y el rojo, flanqueado de los líderes de los estados herederos de los dos países que en 1939 masacraron Polonia, el ruso Vladímir Putin a un lado y al otro, la canciller alemana, Angela Merkel, entre otros dirigentes europeos.

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La Segunda Guerra Mundial no parecía este martes tan lejana cuando entre el público en Westerplatte se veía a quienes la sufrieron, algunos con secuelas que aún hoy hablan de las bombas de entonces, como el anciano al que le falta un ojo y prácticamente todo el lado derecho de la cara, que ayer se sentaba entre el numeroso grupo de veteranos, la mayoría vestidos con uniformes anticuados llenos de condecoraciones.

Stanislaw Berkieta es uno de ellos. Tiene 89 años y aún besa, galante, la mano de las mujeres que se le acercan. Su historia se parece mucho a la de varios de sus compañeros. Primero, la lucha contra los nazis y los rusos en el Ejército polaco; después, un campo de trabajo soviético y, por último, batallas como la de Taranto, en Italia, ya en las filas aliadas, para combatir a los nazis.

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Stanislaw asegura que ha perdonado a rusos y alemanes "pero que nunca olvidará" lo que pasó. Y después se aleja apoyándose en el parasol con la fecha "1939" que la organización ha dado a las cerca de 2.000 personas presentes en la ceremonia que tiene lugar en este trozo de tierra que se adentra en el mar Báltico.

Los discursos no parecen emocionar a los veteranos. Donde sí se percibe emoción es en la voz de la canciller alemana, Angela Merkel, que alude a "la guerra provocada por Alemania", y deplora "el sufrimiento de personas inocentes que padecieron por culpa nuestra".

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Pero setenta años son muchos y para los polacos de la nueva generación como Katarzyna, una scout de 15 años voluntaria en Westerplatte, la última gran guerra europea es poco más que un capítulo de un libro de historia.

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