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El estado de emergencia: el riesgo de banalizar la excepción

Un dispositivo ineficaz

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Un soldado patrulla en la estación ferroviaria Gare de Lyon en París. - EFE

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@EnricQuart

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“La principal función del estado de emergencia es propagandística, sirve para mostrar a la población que el estado hace todo lo posible para combatir el terrorismo”

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La desarticulación de casi veinte intentos de atentado, más de 500 detenciones de personas vinculadas con el yihadismo o el cierre de una veintena de mezquitas y medio centenar de webs acusadas de “apología” del terrorismo. Son algunos de los principales hitos de la lucha antiterrorista en Francia durante este último año. Además, 10.000 soldados patrullan las calles francesas y 4.700 policías y gendarmes se dedican a la vigilancia de colegios y lugares de culto. El gobierno francés también quiere aprobar una ley que facilite el uso de armas de fuego a los agentes de la policía nacional.

Un dispositivo ineficaz

Pese a estos logros, la utilidad del estado de emergencia es cuestionada por numerosos expertos y asociaciones de defensa de las libertades civiles. Las más de 4.000 órdenes de registro ejecutadas y las más 400 personas arrestadas a domicilio ─95 lo siguen estando actualmente, 47 de ellas desde noviembre del año pasado─ sólo han permitido la apertura de veinte investigaciones judiciales vinculadas al terrorismo. Las requisiciones de armas resultan cada vez menos frecuentes. De las casi 600 que han sido incautadas, la mayoría de ellas lo fueron durante los meses de noviembre y diciembre del año pasado.

“Desde principios de 2016, el estado de emergencia no sirve para gran cosa”,
explica Vanessa Codaccioni, profesora de ciencias políticas en la Universidad París VIII y experta en cuestiones de seguridad y terrorismo. El número de las acciones vinculadas a este dispositivo se redujo de forma significativa a partir de enero de este año, con la única excepción de las semanas posteriores a los atentados de Niza y Saint-Étienne-du-Rouvray. “La principal función del estado de emergencia es propagandística, sirve para mostrar a la población que el estado hace todo lo posible para combatir el terrorismo”, afirma Paul Cassia, profesor de derecho en la Sorbona.

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“La deriva securitaria del gobierno francés ha convertido a los ciudadanos en vigilantes de seguridad”

Tanto Cassia como Codaccioni coinciden en destacar que el estado de emergencia no ha servido para evitar atentados. Además, la mayoría de las detenciones se han producido a través de investigaciones judiciales convencionales, fuera del marco de este dispositivo. Incluso ha habido ataques terroristas que no llegaron a producirse simplemente por el azar. Por ejemplo, el coche cargado de bombas de butano que fue hallado en septiembre delante de la catedral de Notre-Dame en París y que no llegó a explotar por la poca habilidad de las terroristas que planearon el ataque.

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Un hombre enciende una vela en homenaje a las víctimas del atentado en Berlín. - EFE

La comunidad musulmana, en el punto de mira

Nueve de cada diez inspecciones y detenciones a domicilio han afectado a personas practicantes del islam o de origen árabe o magrebí, según el Colectivo Contra la Islamofobia de Francia (CCIF). Desde los atentados de enero de 2015 en la redacción de Charlie Hebdo y en el Hyper Cacher, “la comunidad islámica ha sido claramente estigmatizada”, afirma Marwan Muhammad, el portavoz del CCIF. Bajo el estado de emergencia, “cualquier hombre que tenga una práctica rigurosa del islam se ha convertido en un terrorista”, lamenta Muhammad. Hay personas musulmanas que han sido detenidas a domicilio por comportamientos legales, como haber querido alistarse al ejército o haber poseído una licencia de armas.

Bajo el estado de emergencia, “cualquier hombre que tenga una práctica rigurosa del islam se ha convertido en un terrorista”

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Es el caso de Abdellah Gomès, un francés de 40 años de Nanterre (una localidad de la banlieue en el noroeste de París) practicante de la religión musulmana y que trabajaba en una compañía de seguros. El 25 de noviembre de 2015 las autoridades policiales inspeccionaron su domicilio, con el argumento de que “se había ausentado de forma no justificada del trabajo”. “A la una de la madrugada, abrieron por la fuerza la puerta de mi casa y empezaron a revisarlo todo. Miraban lo que había dentro de los cajones y los armarios y los tiraban al suelo”, asegura Gomès. Cuando llegó la policía, lo esposaron y así estuvo durante las más de dos horas que duró la operación. Lamenta que su hija de diez años tuviera que contemplar este episodio humillante: “Ella tuvo un ataque de nervios y gritó llorando: ¿Papá ahora quien va a protegernos de los terroristas?”.

“Una banalización de las medidas de excepción”

A pesar de los abusos ocasionados, la oposición política al estado de emergencia resulta casi inexistente. El 13 de diciembre 288 diputados votaron a favor de su prolongación y sólo 32 se opusieron en la Asamblea Nacional. “¿El estado de emergencia ha permitido desmantelar células terroristas? No lo creo. Ha sido el trabajo judicial y de los servicios de investigación”, declaró al diario Libération Georges Fenech, diputado del partido Los Republicanos (centroderecha) y presidente de la comisión de investigación sobre los atentados de 2015. Éste reconoció, sin embargo, que votó a favor de la prolongación “por disciplina de partido”.

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“Los diputados no son demasiado valientes y no han querido votar en contra de la opinión pública”

“Los diputados no son demasiado valientes y no han querido votar en contra de la opinión pública”, critica la presidenta de la Liga de los Derechos del Hombre. Según un sondeo de Odoxa, publicado en el diario Le Figaro, el 71% de los franceses temen que se produzca un atentado durante el periodo navideño. Un miedo que hace que la mayoría de la población apoye la permanencia del estado de emergencia “ya que para muchos ciudadanos éste les transmite seguridad”, asegura Cassia.

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