El Ejército libio vuelve a atacar a la población por aire
Según las informaciones de Al Jazeera, el régimen sigue reprimiendo las protestas con cazas y helicópteros
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Los aviones militares y los helicópteros del Ejército libio siguen atemorizando a la población con sus ataques este martes. Ayer por la tarde, algunas cadenas de información árabes aseguraban que el régimen de Gadafi estaba bombardeando a sus propios ciudadanos para acabar con las protestas.
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Según recoge la agencia italiana ANSA, la Corte Penal Internacional cree que los muertos en los últimos cinco días podrían superar los 600 (según la agencia EFE sólo 300 en Bengasi). Además, la cadena Al Arabiya asegura que el Tribunal estaría "buscando pruebas para procesar a Gadafi".
El principal problema es la ausencia de noticias verificables desde el país, que por el momento se basan sobre todo en los testimonios de los ciudadanos libios.
Es una diferencia muy importante con respecto a las revueltas populares en Egipto y Túnez, donde la represión contra los periodistas no logró frenar el flujo de noticias. Gadafi tiró Internet a finales de la semana pasada, y las redes telefónicas son manipuladas al antojo del coronel para evitar que los manifestantes se organicen. El control es tal, que el régimen ha negado los ataques aéreos.
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La cadena qatarí Al Jazeera asegura que en el barrio de Tayura, en el este de Trípoli, aún se veían cadáveres en las calles y según uno de los testigos a los que ha entrevistado, "los aviones de guerra y los helicópteros están bombardeando indiscriminadamente un sector después de otro".
Ahora, algunos canales occidentales están tratando de llegar a la capital de Libia y la CNN parece haber sido la primera.
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Pero hay noticias, como la destrucción total de la pista aérea de Bengasi, la segunda ciudad del país, que indican que esos bombardeos sí existen. Ese es el panorama que se han encontrado los aviones militares italianos y alemanes enviados al país para repatriar a sus trabajadores y visitantes nacionales.
Mientras tanto, la ONU ha reclamado esta mañana una investigación independiente sobre la represión en Libia. Las denuncias llegan de la misma persona que denunció los abusos de Mubarak y Ben Ali, la alta comisionada de derechos humanos, Navi Pillay.
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"La insensibilidad con la que las autoridades libias y sus empleados armados están disparando ráfagas de proyectiles contra manifestantes pacíficos es inconcebible. Estoy extremadamente alarmada porque mientras yo hablo se están perdiendo vidas", dijo esta mañana según recoge la agencia EFE.
Una declaración que llega después de la condena de los ministros de Exteriores de la Unión Europea tras su reunión ayer en Bruselas. Pero que sigue sin poner en jaque al régimen. La prueba más clara es el escueto videomensaje de Gadafi en la televisión estatal en el que en apenas 20 segundos trató de demostrar que aún está en Trípoli y que "no hay que hacer caso a los canales de los perros callejeros".
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Hoy, el Consejo de Seguridad de la ONU celebrará una reunión especial para tratar la situación, a petición del embajador adjunto de Libia ante la ONU, Ibrahim Dabbashi, quien aseguró que Gadafi debe "dejar el poder lo antes posible" y que la comunidad internacional debe "evitar que se refugie en otro país".
Previamente, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, había expresado su preocupación por el rápido deterioro de la situación y había pedido a Gadafi, con el que conversó telefónicamente, el cese inmediato de la violencia y el respeto del pueblo libio.
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Ante "la interpretación que el líder libio le dio de los eventos y la respuesta de las autoridades", Ban "subrayó la necesidad de asegurar la protección de la población civil bajo cualquier circunstancia".
La Liga Árabe está tratando, por su parte, de mediar para poner fin a la violencia en el país y está previsto que esta mañana se celebre una reunión a nivel diplomático con el régimen libio dirigida por Amir Mousa, que ya estuvo presente en las revueltas de plaza Tahrir contra Mubarak. Egipto, por su parte, ha desplegado a sus militares en la frontera como medida de precaución.
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El paso fronterizo de Al Salum está abierto las 24 horas para permitir el regreso de los egipcios a su país y el paso de quienes quieran abandonar Libia. Unos 4.000 egipcios han cruzado la frontera en las últimas horas.