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EEUU pide a Europa que cierre filas contra China por su supuesto apoyo armamentístico a Rusia

Washington insiste en acusar a China por sus supuestos preparativos para enviar armas a Rusia y pide a Europa que se sume a las sanciones contra Pekín.

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Joe Biden junto a Ursula von der Leyen, a 15 de noviembre de 2022 en Indonesia — Europa Press

MADRID,

Estados Unidos ha lanzado una ofensiva para desacreditar a China con la acusación de que este país se dispone a exportar armas a Rusia para ser utilizadas en la guerra de Ucrania. Tal presión tiene entre sus objetivos la eventual imposición por la Unión Europea de sanciones contra China y el progresivo distanciamiento de Pekín por parte de Bruselas.

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La estrategia estadounidense de aislar también a Pekín dispara el riesgo de reforzar los lazos entre China y Rusia, las dos némesis de Washington en estos momentos de inestabilidad mundial. En los últimos meses se han incrementado las maniobras militares conjuntas entre ambos países y en los foros internacionales, como esta semana ocurrió en el G-20 reunido en Nueva Delhi, China se niega a condenar a Rusia por su invasión de Ucrania.

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Las acusaciones sobre la inminente entrega de armas chinas a Rusia (que Pekín niega) han sido lanzadas desde diferentes instancias de la Administración del presidente Joe Biden, como la CIA, el Departamento de Estado o el Consejo de Seguridad Nacional. Y han coincidido con la presentación por China de un plan de paz de doce puntos para sentar a Rusia y Ucrania a la mesa de las negociaciones y buscar una salida política al conflicto. Ese plan pide el respeto territorial de los estados, un alto el fuego y el fin de las sanciones contra Rusia, entre otros puntos.

Objetivo: sacar a China de del diálogo sobre Ucrania

Aunque el plan es un tanto difuso y poco susceptible de ser aceptado por Moscú o Kiev, sin embargo, es la propuesta internacional más importante planteada hasta el momento. Podría ser el punto de partida para comenzar a negociar el fin de una guerra que está causando decenas de miles de muertos, miles de millones de euros en daños económicos en todo el planeta, una carrera de armamentos y el mayor cambio de los paradigmas de seguridad vigentes en Europa y otras zonas del mundo desde la caída de la Unión Soviética hace más de tres décadas.

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Sin embargo, hay gobiernos que no apuestan por el fin del conflicto en estos momentos. Ni a Estados Unidos ni a la Unión Europea les interesa una hoja de ruta hacia la paz que esté dirigida por China y menos aún cuando la deseada derrota total de Rusia en la guerra, reclamada de forma un tanto ilusa por europeos y ucranianos para sentar a Kiev a la mesa de negociaciones, está muy lejos de conseguirse.

Todo lo contrario, las noticias que llegan del frente de guerra en el Donbás, en concreto del bastión ucraniano de Bakhmut, que puede estar a punto de caer en manos rusas, hablan de un lento pero inexorable avance de las fuerzas del Kremlin en la que parece que es ya una ofensiva en toda regla en diferentes puntos de la línea de combate.

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Tampoco parece que puedan estar disponibles para la batalla en un corto plazo las armas más poderosas prometidas por los europeos y estadounidenses, como los carros de combate Leopard 2 y los Abrams. Este armamento sería indispensable para emprender una contraofensiva ucraniana en los próximos meses.

Si Rusia parece tener la iniciativa en el campo de batalla, los aliados de Ucrania, con Estados Unidos al frente, tratan ahora de impedir una nueva vuelta de tuerca que dé a Moscú toda la ventaja en las eventuales negociaciones. Esa vuelta de tuerca sería el apoyo abierto o encubierto de China a Rusia en el ámbito militar.

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EEUU no aclara el origen de sus acusaciones, pero las mantiene

La propia Casa Blanca va y viene en sus continuadas acusaciones sobre Pekín. Si bien reconoce que China aún no habría decidido entregar armas a Rusia, Washington sigue insistiendo en que ese suministro está en la agenda de las políticas inmediatas del Gobierno chino.

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, planteó este viernes de nuevo la cuestión y la dejó flotando en el aire: "No hemos visto a los chinos tomar una decisión con respecto a la entrega de armamento letal(a Rusia). No creemos que lo hayan quitado de la mesa, pero tampoco creemos que hayan tomado la decisión de hacerlo".

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La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, coincidió con Kirby en que aún no se había podido confirmar que China llevará a cabo ese suministro de armamento. Pero apuntó a otro lado y dijo que los pasos que está dando Pekín "hacia Moscú" están dificultando las relaciones chinas con Europa y otros países.

Las relaciones de Bruselas con Pekín no pasan por los mejores momentos, sobre todo después de que sus representantes de Asuntos Exteriores se vieran las caras esta semana en la reunión del G-20 en Nueva Delhi y de que China volviera a rechazar un alineamiento sin condiciones con Occidente en la condena de Rusia por la invasión de Ucrania. La UE acusó a Rusia y China de bloquear en Nueva Delhi la declaración del G-20 y de dejar abierta la división internacional en torno a la guerra de Ucrania.

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EEUU pide a la UE que se prepare para sancionar a China

Jean-Pierre reclamó a los aliados europeos de Estados Unidos que consideren esa posibilidad de sancionar a China si finalmente entregara armas letales a Rusia: "hay herramientas disponibles no solo para Estados Unidos, sino también para nuestros aliados y socios, en caso de que China avance en esa dirección. Pero en última instancia, es su elección y les recomendamos encarecidamente que tomen la decisión correcta al respecto".

Los analistas militares se preguntan, sin embargo, cómo podrá Estados Unidos diferenciar estos nuevos envíos de armas chinas de la cooperación vigente entre Pekín y Moscú desde la caída de la Unión Soviética en 1991 y que contempla las compra habitual de armas y tecnología militar china para drones, cañones, misiles terrestres y antiaéreos, y para los sistemas electrónicos de la aviación.

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Según pasan los días y Estados Unidos sigue sin concretar de dónde ha obtenido esos datos de inteligencia que apuntan a la existencia de convoyes de armas chinas preparados para cruzar las fronteras rusas, crece la sospecha de que podría tratarse de otra de las operaciones de desinformación estadounidenses para reforzar con sus aliados europeos el pacto antirruso con otro antichino.

Poco después de las declaraciones de Kirby y Jean-Pierre, la reunión entre Biden y el canciller alemán, Olaf Scholz, estuvo marcada por el incremento del apoyo armamentístico occidental a Ucrania y el compromiso de seguir hasta el final al lado de Kiev, pero también asomó en las conversaciones el dosier de China y esa posibilidad de que la Unión Europea se adhiera a las renovadas sanciones estadounidenses sobre Pekín.

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Ya antes de viajar a Washington, Scholz había señalado el jueves ante el Parlamento alemán que China no debía en ningún caso enviar armas "al agresor ruso". Scholz también pidió a Pekín que presione al Kremlin para que retire sus tropas de Ucrania.

Las armas para Rusia son la línea roja de la UE 

En declaraciones a la agencia Reuters, un alto funcionario de la Unión Europea señaló poco después que si China suministra armamento letal a Rusia, habrá cruzado una "línea roja" y que, en tal caso, Bruselas respondería con sanciones.

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Lo cierto es que cada día que pasa puede comprobarse el nimio valor que las "líneas rojas" tienen para los actores participantes en el conflicto de Ucrania. La entrega de tanques pesados a Ucrania por los aliados europeos había sido contemplada por Moscú como una línea roja durante meses y así lo había considerado la propia Alemania, que ahora, sin embargo, encabeza el despacho de ese tipo de carro de combate, sus Leopard 2, de fabricación germana.

La jefa de la Eurocámara apuesta por el envío de cazas

Este sábado, en Kiev, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, se reunió con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a quien manifestó su confianza en que las negociaciones para la adhesión de Ucrania a la Unión Europea puedan empezar este mismo año. Metsola argumentó que ese sería posible gracias a los progresos realizados ya por Ucrania.

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Curiosamente, estos notables progresos han debido ser realizados en tiempo de guerra, con una quinta parte de su país bajo la bota rusa y con su economía desplomada, con ocho millones de desplazados fuera del territorio ucraniano y con miles de millones de euros y de dólares circulando entre las administraciones ucranianas y las empresas armamentísticas para la compra de material bélico.

Pero lo más interesante que proclamó Metsola tiene que ver con una de esas líneas rojas que aún quedan en pie respecto a la involucración de la Unión Europea en la guerra de Ucrania. La presidenta del Parlamento Europeo pidió reforzar las sanciones que pesan sobre Rusia y se declaró partidaria de que los países de la UE estudien el envío a Ucrania de sus aviones de combate, tal y como pide Zelenski desde hace meses.

"Los Estados miembros deberían considerar seriamente enviar aviones de combate a Ucrania", afirmó sin ambages ni reparos la jefa de la Eurocámara este sábado en Kiev. Ni siquiera Estados Unidos ha considerado el envío de aviones de guerra a Ucrania, un paso que podría ser interpretado por Rusia como una participación directa y abierta en el conflicto, casi equiparable al despacho de tropas occidentales al frente bélico ucraniano.

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