EEUU admite que sus soldados mataron a la rehén británica
Un vídeo del rescate en Afganistán desmiente la primera versión de los militares
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El Gobierno británico se vio obligado ayer a admitir que la primera información sobre la muerte en Afganistán de la rehén británica Linda Norgrove en una fallida operación de rescate el pasado sábado no era cierta. Norgrove no murió por la explosión causada por un terrorista suicida, sino probablemente por una granada lanzada por uno de los soldados norteamericanos.
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El primer ministro, David Cameron, comunicó el inesperado y trágico desenlace de la operación después de informar a los familiares de Norgrove. A primera hora de la mañana, Cameron recibió una llamada del general David Petraeus, jefe de las tropas de EEUU en Afganistán, para alertarle de los nuevos datos.
Tras examinar la grabación en vídeo del ataque, las autoridades militares de EEUU llegaron a la conclusión de que no se correspondían con la primera versión. De ahí que Petraeus dijera a Cameron que Norgrove "quizá no muriera a manos de sus captores". No parece que el Gobierno británico tenga más información. Prefiere esperar a que finalice la investigación, que será dirigida por un general de EEUU asistido por militares británicos.
Cameron prefirió no valorar el tipo de operación llevada a cabo por un comando de las Fuerzas Especiales de EEUU. La primera duda consiste en saber cómo una unidad de élite pudo utilizar explosivos en el edificio en el que creían que se encontraba la rehén.
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Lo que sí hizo el jefe de Gobierno fue defender la decisión de optar por un rescate: "La vida de Linda estaba en grave peligro desde el momento en que fue capturada. Las fuerzas de EEUU hicieron todo lo posible por rescatarla con vida".
Por la tarde, el ministro de Exteriores, William Hague, compareció en el Parlamento de Londres para dar explicaciones. La opción militar era la única salida en una situación en la que el tiempo corría en contra de la rehén. Hague la autorizó a las pocas horas del secuestro en el caso de que fuera posible.
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"Teníamos información de que el objetivo de los secuestradores era pasarla a la cadena de mando talibán y quizá llevarla a una zona inaccesible", explicó Hague. "No cabía duda de que existía una grave amenaza para ella y que no había una opción viable de negociación". Según el ministro, los autores del secuestro estaban relacionados "con Al Qaeda, los talibanes y otros grupos terroristas que operan en la frontera con Pakistán".
Líderes tribales de la zona del secuestro desmintieron la versión facilitada por Londres e incluso llegaron a decir a la BBC que Linda Norgrove estaría ahora viva si les hubieran escuchado.
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Según una fuente de los servicios de inteligencia afganos, una delegación tribal de la provincia de Kunar se dirigió a la zona, pero los bombardeos por fuerzas de EEUU les obligaron a abortar la misión. Esa misma fuente pidió permiso a los norteamericanos para que los líderes tribales pudieran entablar una negociación con los secuestradores, pero fue rechazado.
De hecho, hubo contactos indirectos a través de las tribus del valle de Degawal con los secuestradores. Se les intentó hacer ver que Norgrove, de 36 años, era una mujer que sólo buscaba ayudar a los pobres de la zona, y que tomar a una mujer como rehén era una violación de las costumbres afganas.