Dilma sucede a Lula como la primera presidenta brasileña
La candidata del Partido de los Trabajadores obtiene más del 55% de los votos según los datos oficiales. Con el respaldo del presidente, Rousseff ha dado la vuelta a la ventaja inicial de Serra
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Treinta y nueve hombres han llevado a lo largo de su historia las riendas de Brasil. A partir del 1 de enero de 2011, lo hará una mujer. Dilma Rousseff, de 62 años, candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y heredera de las exitosas políticas del presidente saliente, Luiz Inácio Lula Da Silva, se impuso ayer ante el candidato del Partido de la Social Democracia (PSDB), José Serra, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Con el 94% de los votos escrutados, Rousseff contaba con el 55,6% de los votos, frente al 44,4% de su rival, según los datos del Tribunal Superior Electoral.
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Economista de 62 años, la que será primera mujer elegida para ocupar la Presidencia de Brasil ha logrado vencer las resistencias que despertaban en un electorado de 135 millones de habitantes su perfil gestor y su falta de experiencia política.
Lo ha hecho de la mano de Lula, quien abandona su cargo tras dos mandatos con una popularidad del 80%, y que ha hecho una intensa campaña junto a ella para dejar claro que es su heredera y mantendrá su política abierta al mercado pero con un gran énfasis en los más pobres.
En la primera vuelta del pasado día 3, Rousseff se impuso con un 46,9% de los votos, frente al 32,6% que obtuvo Serra. En cuestión de meses, el panorama electoral ha dado un giro radical. En los sondeos del pasado marzo, Dilma iba muy por detrás, con un 29% en la intención de voto, mientras Serra obtenía un 39%. Pero la popularidad de Lula y de sus políticas sociales han dado la vuelta a la tortilla electoral y han hecho de Rousseff, una mujer a la que muchos apenas conocían, la opción elegida por millones de brasileños.
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"Lo que ha hecho Lula está muy bien y quiero que Dilma continúe en esa línea. Por eso voté por ella", dijo a Público tras depositar su voto Jonildo Santos, de 29 años. "He votado por Dilma porque está preparada para resolver los problemas a los que hacemos frente. Serra representa a São Paulo [la región más próspera del país] pero Brasil es mucho más que São Paulo", contaba otra electora, Carla Fernanda Peres, de 30 años.
Para Peres, la vida ha mejorado en los años de Lula en aspectos cotidianos y tangibles. "Antes, por la inflación, todo era muy caro, la alimentación, los muebles... Ahora los precios están controlados. Y el comercio ha crecido. Mi familia se dedica al transporte y para los camioneros el negocio prosperó".
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Rousseff votó en la sureña ciudad de Porto Alegre, donde cientos de personas la aclamaron al grito de "presidenta". Serra lo hizo en un acomodado barrio de São Paulo. También fue acogido con vítores por sus seguidores. El candidato del PSDB elogió "la belleza de la democracia". "El pueblo habla, escoge, decide", afirmó, y prometió trabajar para que las futuras generaciones "tengan un futuro de oportunidades y progreso".
Ambos candidatos han protagonizado una campaña marcada por la agresividad y los golpes bajos, y en la que ningún aspirante ha logrado desmenuzar en detalle sus propuestas. Dilma presentó la semana pasada 13 directrices generales para su Gobierno y el equipo de Serra difundió dos días antes de la votación un documento no oficial con propuestas que, señalaron, no habían publicitado antes "para que el PT no las copiara". "He votado a Serra porque Dilma no tiene trayectoria. No ha sido alcaldesa, gobernadora... sólo ministra. No es así como se debe llegar a la presidencia. Hace falta un bagaje", señalaba Lucia Lopes, de 50 años.
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Pese a la falta de experiencia política de Dilma, el legado de Lula ha decantado la balanza. "Soy muy optimista. No tengo duda de que Dilma va a hacer un gran trabajo en este país para que pueda continuar este momento extraordinario que Brasil está viviendo", dijo Lula tras depositar su voto en São Bernardo do Campo, la localidad industrial de la periferia de São Paulo que le vio crecer como líder sindical y político. La mujer que el presidente Lula eligió para sucederle y a la que califica de "guerrera y competente" se pondrá al frente de un país que reivindica su papel de actor fundamental en la región y que busca sin duda serlo en el mundo.
Brasil importa porque tiene las dimensiones, la población y los recursos que pueden hacer del país una potencia. Es uno de los mayores exportadores mundiales de alimentos, posee gran parte de la Amazonía y pronto puede unirse al club de los países productores de petróleo, tras el descubrimiento de grandes reservas en la costa de São Paulo.
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Su modelo de estabilidad macroenonómica y políticas sociales le ha llevado a crecer en medio de la crisis mundial, sacar a 28 millones de personas de la pobreza y ser observado con envidia. Su voz es clave en el G-20 y en las conversaciones sobre el cambio climático.
Preguntado por si volverá a presentarse como candidato en 2014, Lula respondió bromeando: "No sé si estaré vivo en 2014". Luego precisó que no tiene intención de volver a presentarse. "Quiero descansar. Estoy preparado para volver a la normalidad. Hasta ahora, lo que he vivido es anormal. Y luego quiero continuar viajando y ayudando en política", afirmó Lula. "Soy un ser humano político".