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El "diablo" John Bolton corre suelto por Oriente Próximo

La política exterior de Estados Unidos está en gran parte en manos de John Bolton, uno de los neoconservadores más radicales en Washington. El consejero para la seguridad nacional es el mayor enemigo con que cuenta Irán en Estados Unidos, y el mayor amigo con que cuenta Israel.

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John Bolton, asesor de la Seguridad Nacional estadounidense. REUTERS

jerusalén,

La gira que este mes ha llevado a cabo John Bolton le ha conducido a Israel y Turquía. Con unas ideas extremadamente militaristas, el consejero para la seguridad nacional de Donald Trump está buscando cómo enredar a Estados Unidos en un conflicto armado con Irán y en consumar el aislamiento de Turquía.

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Poco después de su regreso a Washington, Trump amenazó con “devastar económicamente” a Turquía si no se atenía a las demandas de Washington que previamente Bolton había discutido en Israel. Una conversación telefónica posterior entre Trump y el presidente Recep Tayyip Erdogan sugiere que los dos mandatarios han reconducido la situación, aunque el peligro que representa Bolton es manifiesto y no ha desaparecido.

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Nacido en 1948, Bolton es un abogado que ayudó al expresidente George Bush hijo a ganar las controvertidas elecciones presidenciales en Florida, y que a cambio fue recompensado con varios puestos significativos en su administración.

Comentarista de la cadena de televisión neoconservadora Fox, también ha sido miembro de un gran número de “centros de estudios estratégicos” radicales, como el Jewish Institute for National Security of America.

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Ayudó a George Bush hijo a ganar las controvertidas elecciones presidenciales en Florida

Defensor a ultranza de la opción militar contra Irán y Siria desde la época de Bush, en marzo pasado fue designado para el puesto que ahora ocupa. En su condición de consejero para la seguridad nacional, en septiembre pidió un plan al Pentágono para atacar a Irán, una petición que sorprendió al secretario de Defensa, Jim Mattis, quien sucumbió al pánico.

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El propio Mattis, conocido como “Perro Loco”, cuando conoció a Bolton ya había oído hablar de él y le comentó en tono jocoso que le habían dicho que “era el diablo”. Otros le han llamado “halcón guerrero” o “nacionalista americano”, pero Bolton no se ha turbado en lo más mínimo ante esos calificativos.

En marzo, cuando fue designado para el cargo, hubo jolgorio y alharacas en Israel. El exministro de Defensa Shaul Mofaz dijo de él: “Me intentó convencer de que Israel tenía que atacar a Irán” sin consultar con Washington. Bolton, además, ha combatido la solución de los dos estados con los palestinos, una opción que ha dicho que “está muerta”, y en la que casi nadie cree a estas alturas, y mucho menos que nadie su estrecho amigo Benjamín Netanyahu.

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En su condición de nacionalista radical, es un defensor absoluto del unilateralismo a ultranza y por lo tanto enemigo de Europa. Ha apoyado el brexit, está en contra del Tratado de Lisboa y en contra de cualquier tipo de política liberal, y siempre que puede deja claro sin ninguna clase de remordimientos que la Unión Europea es un problema para el planeta en su conjunto.

Hasta su nombramiento en marzo, dirigía el Gatestone Institute, un “centro de estudios estratégicos” que se ha ganado una reputación internacional a causa de su islamofobia. Sin embargo, Bolton, que es luterano, mantiene una vinculación muy próxima con los Muyahidin al-Jalq (MEK) una organización fundamentalista iraní que varias veces ha sido calificada de “terrorista” por el departamento de Estado norteamericano.

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Su militarismo constituye un grave peligro para Oriente Próximo

MEK es curiosamente una organización que con frecuencia ha sido tachada de “culto” y que tiene en su haber atentados contra civiles. En Irán no cuenta con un apoyo significativo pero en cambio sus miembros corretean libremente por Europa y Estados Unidos, un detalle inexplicable que no debe pasarse por alto.

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Según la cadena de televisión estadounidense NBC, que citaba a funcionarios de ese país, MEK ha sido financiada por el Mosad. Otras fuentes hablan de Arabia Saudí. Estos dos países son enemigos acérrimos de Irán y se han visto implicados en un gran número de operaciones, algunas terroristas, contra ese país.

Según el profesor estadounidense Juan Cole, un experto en Oriente Próximo de la Universidad de Michigan, MEK ha pagado en ocasiones a Bolton por algún trabajo, lo que cierra un círculo con el Mosad y Arabia Saudí.

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En su haber hay que destacar que en 2002 dijo que Cuba estaba transfiriendo armas biológicas a países problemáticos, algo que posteriormente se demostró ser falso. También acusó a Irán de mentir a la ONU con su uranio enriquecido, otra acusación que fue descartada posteriormente por la Agencia Internacional de Energía Atómica. Y a Bolton también se le acusó en su momento de ocultar información a los secretarios de Estado Colin Powell y Condoleezza Rice cuando la información auténtica no coincidía con sus intereses.

El militarismo de John Bolton constituye un grave peligro para toda la región de Oriente Próximo, y especialmente para Irán. Su proximidad a Israel y Arabia Saudí, dos países que han presionado a la Casa Blanca para que lance una operación militar contra Teherán, es tan peligrosa como su proximidad a Donald Trump. Otros países que pueden resultar perjudicados por las políticas de Bolton son Turquía y Siria.

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