Público
Público

El desastre ahonda la crisis política en Japón

Los medios acusan al Gobierno de opacidad y lentitud

PÚBLICO

Si los escándalos de corrupción y la crisis económica habían prácticamente abocado a su final al frágil Gobierno japonés, el desastre provocado por el terremoto podría firmar ahora su definitiva sentencia de muerte política.

Cuando se desconoce todavía cuál es el alcance real de la tragedia y sus futuras consecuencias, medios como el diario Yomiuri, el más vendido del país, planteaba ya este fin de semana interrogantes sobre el modo en que se ha gestionado la catástrofe. 'La forma en la que el Gobierno ha dado la información da qué pensar', criticaba el diario.

Al Ejecutivo no sólo se le acusa de opacidad, sino también de no haber reaccionado con rapidez. Otro importante periódico japonés, el Asahi Shimbun, de centro-izquierda, censuraba la lentitud de las autoridades a la hora de ampliar el perímetro de seguridad alrededor de la central atómica siniestrada y de evacuar a los habitantes de la región. Las incipientes críticas a la gestión gubernamental de la catástrofe se unen así a un panorama de enormes pérdidas que podrían comprometer la recuperación económica del país.

Las enormes pérdidas agravarán la difícil situación económica del país

En realidad, el terremoto sólo ensombrece un horizonte que ya era muy oscuro para el primer ministro Naoto Kan, cuya popularidad ha caído en los nueves meses que lleva en el cargo hasta un exiguo 20% del electorado.

La semana pasada, antes del seísmo, el clamor que pedía la dimisión de Kan, de 65 años, había elevado su tono, no sólo en las filas de la oposición, sino incluso en un sector de su propia formación, el centrista Partido Democrático de Japón (PDJ). El motivo se remite a la dimisión, el 6 de marzo, de Seiji Maehara, su carismático ministro de Asuntos Exteriores, por haber recibido una donación ilegal.

La caída de Maehara supuso un serio revés para un Ejecutivo al que una reciente remodelación no había logrado dotar de una mejor imagen. Las acusaciones de corrupción y de ineptitud proliferaban en medio de la crisis económica que ha golpeado fuerte a Japón, la tercera economía mundial, cuyo nivel de endeudamiento público triplica a su PIB.

Los recortes sociales y los escándalos de corrupción ya habían minado al Ejecutivo

El maltrecho estado de sus cuentas llevó al Gobierno a aplicar medidas para recortar la insostenible deuda. Desde que ganara las elecciones, en agosto de 2009, el PDJ ha promovido reformas fiscales como la elevación del 5% de los impuestos sobre ciertas transacciones comerciales.

En una sociedad envejecida, que tiene la mayor esperanza de vida del mundo (82 años), el Ejecutivo explicó estas medidas afirmando que eran necesarias para mantener unos servicios sociales que cada vez son más costosos.

Pero la impopularidad de los recortes no fue el principal escollo para Kan. La situación de marasmo político al que había llegado Japón se debió fundamentalmente a la débil posición del Gobierno en un Parlamento en el que la oposición del Partido Democrático Liberal tiene mayoría en el Senado.

El control de la Cámara Alta es una baza enorme en manos de la oposición, que podría bloquear los presupuestos para 2011-2012, lo que prácticamente forzaría a Kan a convocar unas elecciones anticipadas que tiene muchos visos de perder.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional