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David Miliband hace sufrir a los laboristas

Nadie sabe si aceptará continuar en la dirección del partido

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Sólo habían pasado 48 horas desde su derrota y ya todos hablaban de David Miliband en el congreso laborista. El perdedor en las primarias se ha convertido en una pieza clave del futuro del partido.

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Su hermano Ed lo necesita. Los dirigentes que creen que los laboristas no pueden vivir a espaldas de la realidad económica, aún más. Hasta los medios de comunicación parecen obsesionados con la idea de que sin David, el camino de Ed será mucho más tortuoso.

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El ex ministro de Exteriores subió el lunes al estrado para participar en una discusión sobre política exterior. Antes pronunció unas palabras para reclamar unidad –algo de lo que no ha estado muy sobrado en la última década– y pedir el apoyo de todos a Ed: “El partido debe aprender la lección. Debe aprender a escuchar a los británicos y saber por encima de todo que o estamos unidos o perderemos”, dijo al congreso. “Así que no más divisiones, no más facciones, no más culebrones”.

Los delegados se pusieron en pie para aplaudir su gesto de buen perdedor. Algunos debieron de pensar que si hubiera estado tan brillante en las primarias como en este discurso, no habría perdido la contienda.  

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¿Aceptará continuar en el 'gobierno en la sombra' de los laboristas para colaborar en el marcaje al Gobierno? Nadie lo sabe y todas las informaciones aparecidas en los medios parecen simples especulaciones.

Necesita tiempo para pensárselo y su hermano se lo va a dar. Ed dijo ayer que no será esta semana cuando decida qué funciones tiene cada dirigente de la lista que votará el Congreso.

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Si David acepta llevar la cartera de economía, convirtiéndose así en la práctica en el número dos del partido, significa que va a quedarse en la cúpula laborista. Si continúa con los temas de política exterior, eso deja la puerta abierta a dejarlo todo dentro de un año, cuando Ed ya esté consolidado en el puesto.

Eso sería una muy mala noticia para los dirigentes que temen que Ed Miliband lleve demasiado lejos la oposición al Gobierno. Uno de ellos es el ex ministro de Hacienda Alistair Darling.

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En su discurso del lunes, Darling pidió al partido que sea “realista y creíble” en sus propuestas económicas: “La gente sabe que hay déficit y que hay que reducirlo, y si lo niegas, francamente, la gente dejará de escucharte. Te dará la espalda y eso tendrá consecuencias desastrosas” (en las urnas). 

Lo que esperan políticos como Darling es que David Miliband ayude al nuevo líder a marcar distancias con los sindicatos. Por mucho que formen parte de la familia laborista, y que su apoyo haya sido básico en la victoria de Ed, tienen claro que algunos líderes sindicales pueden tener la tentación de pasar una factura muy alta.

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Las diferencias ideológicas con los sindicatos no son menores. Tony Woodley, secretario general del sindicato Unite, está tan satisfecho con la declaración de Ed Miliband de que el Nuevo Laborismo ya es historia que fue ayer demasiado lejos: “Por lo que a mí respecta, ha sido una etapa oscura para nuestro partido y nuestro país”, dijo en una entrevista al Financial Times.

Es poco probable que los Miliband denominen así al único periodo de la historia laborista en el que han ganado tres elecciones consecutivas.

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Ed Miliband comenzará a resolver algunas incógnitas sobre su liderazgo en el discurso que dará el martes en el congreso. Los laboristas sabrán así qué tipo de líder han elegido.

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