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Daesh, historia de una palabra proscrita en el 'califato'

ISIS, ISIL, EI, IS... son varias las formas de referirse a este Ejército de yihadistas que controla parte de Siria e Irak y tiene a Oriente Próximo y a Europa atemorizados.
¿Por qué los líderes políticos rechazan llamarle Estado Islámico?

Milicianos del autodenominado Estado Islámico, en una imagen de archivo. REUTERS

JAIRO VARGAs

El Estado Islámico nació en 1999 en Jordania. Aunque la organización terrorista todavía tenía que pasar por varios hitos, cambios de líderes, nombres y áreas de influencia. El grupo de combatientes inicial fue bautizado como Jamaa al-Tawhid wal-Jihad y estaba liderado por el yihadista jordano-palestino Abu Musab al Zarqawi.

Fue Al Zarqawi quien convirtió ese incipiente reducto de fundamentalistas armados, muchos veteranos yihadistas que batallaron contra los ejércitos soviéticos en Afganistán, en una filial de Al Qaeda. En el polvorín del conflicto afgano, primero, e iraquí, después, se fortalecieron y en 2004 ya pasaron a conocerse como Al Qaeda en Irak.

Abu Musab al Zarqawi, fallecido líder de Al Qaeda en Irak.

La muerte del Al Zarqawi en un bombardeo americano en 2006 marcaría el mayor giro de la organización. Abu Bakr al Baghdadi, quien hoy es el califa del autoproclamado Estado Islámico, se hizo con las riendas de la filial de Al Qaeda en Irak. No tardaría mucho en comenzar a romper vínculos con la hasta entonces mayor red terrorista mundial, impulsada por Osama bin Laden, que en ese momento ya lideraba el egipcio Aymán al Zawahiri.


Ese mismo año, el grupo terrorista de Al Baghdadi pasa a denominarse ISI, siglas en inglés de Estado Islámico de Irak. Su objetivo no era ser una célula terrorista más de Al Qaeda, sino consolidar un auténtico estado, con territorio real, regido por una interpretación radical de la ley islámica aprovechando el descontento social y el maltrato de las autoridades chiíes, impuestas por EEUU.

El estallido de la guerra en Siria, en 2011, fue la oportunidad perfecta de extender su ámbito de influencia. Oleadas de combatientes iraquíes del ISI llegaron al país de Al Asad y se hicieron con el control de una importante parte. En 2013, con el control de grandes ciudades sirias, ISI pasó a denominarse Estado Islámico de Irak y al Sham.

Al Sham define en árabe a un territorio histórico del califato que incluye también Líbano, Jordania y Palestina, conocido popularmente en inglés como el Levante islámico. Así fue cómo se acuñó el nombre de ISIL (Estado Islámico de Irak y Levante). Tras las conquistas en Siria y los avances en Irak, sobre todo con la toma de la ciudad de Mosul, Al Baghdadi se erige como máximo líder religioso y político con un discurso grabado y difundido desde la mezquita de Mosul, en 2014. En ese momento rompe definitivamente los lazos con Al Qaeda y se declara califa soberano de los territorios controlados en Irak y Siria. Ya se llaman definitivamente Estado Islámico (EI), en árabe.

El autoproclamado califa del Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi, durante su discurso en la mezquita de Mosul en 2014.

El autoproclamado califa del Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi, durante su discurso en la mezquita de Mosul en 2014.

Daesh, las iniciales que forman un insulto

La autoproclamación de Al Baghdadi como jefe religioso y político supremo de un Estado Islámico desata el malestar entre otros países islamistas. Es entonces cuando comienza a popularizarse el término Daesh, acrónimo árabe del inicial nombre ISIL (Al Dawla al Islamiya al Iraq al Sham). Los primeros en acuñarlo como término despectivo para referirse al EI son las autoridades iraquíes, que mantienen una encarnizada lucha contra los terroristas y sufren severas derrotas.

Pero no son los únicos. Daesh, dependiendo del contexto, engloba varios significados, según han explicado diferentes traductores. Una acepción hace referencia a "algo que aplastar o pisotear". También significa "intolerante" o "aquel que siembra la discordia". El término comenzó a utilizarse también entre la población civil del autoproclamado califato, y es conocida la preocupación del Estado Islámico por erradicarla del vocabulario popular. Latigazos y otros castigos ejemplares como la amputación de la lengua son algunas de las penas que las autoridades del EI han llegado a imponer a quienes escuchaban pronunciar esa palabra.

Combatientes terroristas del autoproclamado Estado Islámico

Combatientes  del autoproclamado Estado Islámico

La negativa a aceptar a una organización terrorista como soberana de un territorio, aunque sea así de facto, dio lugar a la campaña de desprestigio del EI, y tras la captación de yihadistas creciente en Europa y los ataques a varias ciudades del corazón del Viejo Continente, ha dado un salto en el plano político e internacional.

Fue tras los atentados de París de noviembre de 2015 cuando el presidente francés, François Hollande, se dirigió a una nación en shock para anunciar la "guerra contra el terrorismo del Daesh". "Es un acto de guerra cometido por el Daesh", dijo en televisión. Estado Islámico, nombre oficial acuñado por los terroristas, ha sido paulatinamente sustituido por el de Daesh.

El ministro del Interior español en funciones, Jorge Fernández Díaz, también se refiere públicamente a los yihadistas con este nombre. "El Daesh ha declarado la guerra a todo el mundo civilizado. El presidente (francés) ha dicho, y estamos todos de acuerdo, que no es una guerra de religiones. Los países musulmanes están sufriendo atentados terribles y no hay ningún continente en el que no haya países que han sido víctimas del Daesh. Es una guerra de la barbarie contra la civilización. Por eso está la coalición anti-Daesh prevé en función de sus capacidades y de acuerdo con la legalidad internacional y con el consenso en el ámbito de la UE...".

Desde la UE también es frecuente encontrar la palabra en informes y declaraciones institucionales y el término ISIS o Estado Islámico va desapareciendo de los titulares de prensa en favor del ofensivo. Como palabra de propaganda está funcionando, de ahí que varios diarios, sobre todo británicos, se nieguen a referirse a los militantes del califato como Daesh, precisamente porque es lo que recomiendan infinidad de Gobiernos.

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