Cuba lanza una campaña de imagen frente al 'caso Zapata'
Fidel Castro asegura que en su país "jamás se torturó a nadie, jamás se ordenó un asesinato"
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"En nuestro país jamás se torturó a nadie, jamás se ordenó el asesinato de un adversario, jamás se mintió al pueblo". Fidel Castro habló al sexto día. El comandante en jefe de la Revolución dedicó el párrafo más pequeño de los 41 que componen la última entrega de Reflexiones del compañero Fidel, para dar su propia versión sobre la muerte de Orlando Zapata, preso de conciencia fallecido tras 85 días en huelga de hambre. "Tiene la seguridad (el presidente brasileño Lula, quien visitó Cuba la semana pasada) de que la verdad es compañera inseparable de sus amigos cubanos", remataba en el artículo publicado en Granma, órgano oficial del Partido Comunista.
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Fidel se incorporaba así a la contraofensiva de imagen que La Habana ha diseñado tras el aluvión de condenas y críticas internacionales provocadas por la muerte de Orlando Zapata, quien entabló un pulso al Estado para denunciar los malos tratos recibidos en prisión y en demanda de mejoras carcelarias. Y lo hizo pocas horas antes de que la televisión pública cubana emitiese un reportaje de nueve minutos en el que se olvida la tesis manejada hasta el momento (que Zapata era un delincuente común) para sostener ahora que el fallecido "adoptó y fue alentado a tomar una decisión que le llevaría a la muerte". ¿Objetivo? Iniciar una campaña contra la Revolución llevada a cabo por "medios de prensa de determinados gobiernos".
El líder cubano defiende a Lula de las críticas por su visita a La Habana
La televisión cubana, empeñada en desmentir al líder de la Revolución, aseguró sin rubor que Zapata inició su huelga de hambre para obtener "cocina, televisión y teléfono en su celda". Durante sus siete años de cautiverio, Zapata reclamó que le dejasen recibir los alimentos que le proporcionaba su familia; ser considerado preso político y que le apartaran así de los presos comunes; que cesaran las golpizas para acallar sus gritos de "¡Abajo Fidel, vivan los derechos humanos!"; que lo trasladaran a prisiones más cercanas a su hogar... Incluso en 2009 tuvo que ser operado de un hematoma en la cabeza producido por un golpe, algo que también obvió el documental.
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Frente a la defensa numantina del Gobierno de Castro, Amnistía Internacional se posicionó ayer sin contemplaciones, lanzando una ciberacción en la que exige la liberación de 55 presos de conciencia y "que ponga fin al hostigamiento, la intimidación y la persecución de los defensores de derechos humanos, periodistas independientes y disidentes políticos".
La TV emite un reportaje sobre la muerte del preso en huelga de hambre
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AI también ha querido clarificar, ante la campaña de intoxicación gubernamental, que "el único delito de Zapata fue trabajar por los derechos humanos en Cuba. El hecho de que Zapata, al verse ante una pena de prisión tan prolongada, sintiera que el único camino que le quedaba era matarse de hambre como protesta constituye una denuncia terrible de la constante represión que sufren los disidentes políticos en Cuba".
La ola represiva desatada tras la muerte de Zapata provocó la detención o retención arbitraria de al menos 126 opositores, según denunció ayer Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. "Todos los detenidos fueron liberados en menos de 24 horas o al cabo de varios días, excepto Israel Poveda, quien ha sido internado en la prisión de alta seguridad de Guantánamo", puntualiza el comunicado.
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El propio Elizardo Sánchez intenta convencer al grupo de huelguistas de que abandonen su protesta. Al menos dos de ellos, Diosdado González Marrero y Eduardo Díaz Fleitas, ya han dejado su ayuno. En cambio, Próspero Gaínza parece haberse unido al grupo, que según distintas fuentes consultadas no alcanzaría la decena. Sánchez está convencido de que tras los castigos a los que han sido sometidos por el Gobierno, terminarán abandonando el ayuno.
Dos reos disidentes cesan el ayuno pero Fariñas mantiene la arriesgada protesta
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El que no cede es Guillermo Fariñas, periodista y ex preso político en huelga de hambre, quien ayer cumplió su séptimo día de ayuno y de sed tras ver cómo el Consejo de Estado descartaba su petición de libertad para los 26 disidentes con graves problemas de salud. Su familia teme un inmediato agravamiento y el médico que le atiende recomienda su hospitalización.