Covid-19 "¡Netanyahu, ministro del crimen!": revuelta social en Israel por las medidas contra la segunda ola de la pandemia
La segunda ola de la pandemia está agitando Israel más que la primera. En los últimos días se han visto protestas sociales, especialmente en Jerusalén, que se suman al malestar derivado de las restricciones del covid-19. El incremento de nuevos casos diarios, mayor que en la primera ola, ha obligado al gobierno a adoptar restricciones impopulares que podrían ampliarse si no se detiene el crecimiento de nuevos casos.
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Jerusalén, Actualizado:
En varias ocasiones durante esta semana millares de israelíes se han manifestado junto a la calle Balfour de Jerusalén, donde se ubica la residencia oficial del primer ministro Benjamín Netanyahu. En una de las aceras de la zona es donde día y noche se juntan ciudadanos que quieren expresar, mediante consignas y pancartas, sus agravios con el poder por cualquier motivo.
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Muy activa durante este fin de semana, la manifestación del martes fue especialmente anómala. Los concentrados no solo protestaban contra la gestión de la crisis del coronavirus, sino también contra la corrupción de Netanyahu. Se dio la circunstancia de que el martes fue el 14 de julio, el día de la Bastilla, símbolo de la revolución francesa, y los concentrados aprovecharon la coincidencia para corear el lema revolucionarios de "Libertad, igualdad, fraternidad".
Las aglomeraciones trascendieron la crisis causada por la pandemia para tocar los casos de corrupción en que Netanyahu está implicado. En la calle han podido escucharse consignas del tipo: "Netanyahu, a la prisión", "Nuestro país y no Netanyahu", "Fuera Netanyahu", "Netanyahu, ministro del crimen", "Dimisión"; así como pancartas que exhibían leyendas como "Netanyahu, tu corrupción nos cuesta la salud", "Deja de deteriorar la situación y dimite" o "Márchate de la residencia".
La policía ha utilizado con resolución medios antidisturbios para disolver las concentraciones. Columnas de manifestantes se dirigieron entonces al centro de la ciudad y bloquearon la marcha del tranvía. Hubo más cargas policiales. Algunos organizadores de las protestas denunciaron que la policía había plantado agentes provocadores para justificar las cargas.
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"Netanyahu, a la prisión", "Nuestro país y no Netanyahu", "Fuera Netanyahu", "Netanyahu, ministro del crimen", "Dimisión"
Estas concentraciones han seguido a otras de días anteriores y anticiparon otras de días posteriores, reflejando un hartazgo que se ha agudizado con la pandemia. Esta misma semana Netanyahu acordó la distribución universal de unos cientos de euros para cada israelí, una medida que imitó la tomada unas semanas antes por su amigo el presidente Donald Trump en Estados Unidos. Sin embargo, no todos apreciaron el gesto del primer ministro.
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Las críticas más repetidas denuncian que la pandemia no está afectando por igual a todos los israelíes. Los pobres que se han quedado sin trabajo son quienes más la sufen, de manera que no tiene mucho sentido dar ayudas a los más ricos puesto que ese dinero debería destinarse a los pobres. Guy Lerer, un popular presentador del Canal 13 de la televisión, puso inmediatamente en marcha una campaña para asistir a los desamparados y llegar allá adonde no llega el estado. A las pocas horas había recaudado cientos de miles de euros.
La pandemia ha agitado las aguas de un país cuyos indicadores macroeconómicos no pueden ser más positivos, pero donde las condiciones de vida son muy adversas para un gran sector de la clase trabajadora que solo milagrosamente puede llegar a final de mes. La solidaridad familiar está salvando de la miseria a muchos israelíes que no se benefician de lo que dicen los indicadores macroeconómicos.
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Muertes y nuevos casos por covid
Está previsto que en las próximas horas el número total de muertos en Israel alcance los 400, una cifra realmente modesta en comparación con las de algunos países europeos. El problema es que mientras la primera ola de la pandemia se esquivó sin grandes traumas, en la segunda ola el número de casos diarios ronda los 2.000, una cifra muy elevada si se la compara con los de la primera ola.
La reciente expansión de la pandemia ha cogido al gobierno en fuera de juego. El viernes Netanyahu anunció nuevas restricciones que prevén, entre otras cosas, la limitación de la concentración de personas a diez en espacios cerrados y a 20 en espacios abiertos. El gobierno no quiere volver a cerrar la economía completamente puesto que cree que eso podría tener peores consecuencias que la propia pandemia.
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Una de las medidas adoptadas el viernes es el cierre de los restaurantes. Se quería hacer de manera inmediata pero los restauradores se rebelaron y anunciaron que no cerrarían los restaurantes puesto que si lo hacían perderían toda la comida almacenada. Unas horas después, Netanyahu rectificó y precisó que los restaurantes solo cerrarán a partir del próximo martes.
"Netanyahu, tu corrupción nos cuesta la salud", "Deja de deteriorar la situación y dimite", "Márchate de la residencia"
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Como en otros países, la pandemia ha causado problemas de abastecimiento, aunque han sido limitados y se han corregido rápidamente. En cuanto al material médico, también como ha ocurrido en otros países europeos, Israel ha hecho adquisiciones de respiradores y otros productos que en gran parte todavía no han llegado al país, a pesar de las promesas de los suministradores.
De momento, el gobierno está evitando decretar el confinamiento general. Además de que significaría un serio revés para la economía, no está claro que la población lo aceptara con tanta resignación como la primera vez. Aunque la mascarilla es obligatoria, en las calles se ve a muchísima gente que no observa esa regulación.
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La rebeldía y la desobediencia ya fueron consideradas por el gobierno durante la primera ola. El ejecutivo incluso ordenó al ejército un estudio para decidir cuál sería la mejor manera de contrarrestar una rebelión popular por falta de alimentos o por falta de dinero, una situación que al final no se dio y que parece muy difícil que se dé en la segunda ola, al menos si no se agrava la crisis de una manera inesperada.
Algunos analistas han sugerido que la pandemia podría tener repercusiones directas en la política, y en concreto en la continuidad de Netanyahu, aunque son especulaciones que de momento parecen lejanas pese a las críticas que está encajando el primer ministro.