Este artículo se publicó hace 7 años.
EuropaConservadores y ultranacionalistas cierran el pacto de Gobierno en Austria
El acuerdo deja los ministerios de Exterior e Interior en manos del partido ultraderechista que durante la campaña ya defendió la política de anti-inmigración.
Viena--Actualizado a
El ultranacionalista Partido Liberal Austríaco (FPÖ) sube al poder de Austria tras cerrar hoy con el democristiano Partido Popular (ÖVP) un acuerdo de coalición que refleja el fuerte vuelco a la derecha dado por la república alpina en las elecciones legislativas del pasado 15 de octubre.
"Hay acuerdo", dijo el líder del ÖVP y futuro canciller federal, Sebastian Kurz, en una breve comparecencia ante la prensa en Viena, junto a Heinz-Christian Strache, próximo vicecanciller y jefe del FPÖ.
"El 15 de octubre, los austríacos nos dieron un voto de confianza fuerte" y eligieron "un cambio de rumbo", añadió.
Kurz, ministro de Exteriores saliente que a sus 31 años se convertirá en el jefe de Gobierno más joven de Europa, pidió "comprensión" por no revelar aún a los detalles del pacto.
Explicó que primero deberán ser presentados al presidente del país, Alexander van der Bellen, y a las directivas de los dos partidos.
En este sentido, se limitó a destacar tres objetivos principales del programa, que son reducir impuestos, impulsar la economía y combatir la inmigración ilegal para "mejorar la seguridad" del país.
El nuevo gabinete, que se espera preste juramento el próximo lunes, contará con una mayoría de 113 de los 183 escaños del Parlamento y sustituirá al gobierno de socialdemócratas y democristianos que ha estado en el poder en los últimos diez años.
La televisión pública ORF prevé que Kurz y Strache presenten a la prensa los detalles del acuerdo el sábado por la mañana, ya que a primera hora del día están citados por el jefe de Estado.
A continuación el programa acordado en casi dos meses de negociaciones será debatido por los directivos de los partidos aliados, pero los medios austríacos coinciden en descartar que lo rechacen.
El FPÖ, surgido de una formación fundada en 1949 por antiguos nazis, entró ya en una alianza de gobierno con el ÖVP en el año 2000, cuando el partido estaba liderado por el fallecido Jörg Haider.
La subida de los ultras al poder de Viena generó entonces una fuerte oleada de protestas dentro y fuera del país, y llevó incluso a la Unión Europea (UE) a imponer sanciones diplomáticas a Austria.
Aunque el FPÖ es considerado el partido de extrema derecha más exitoso de Europa, esta vez no se esperan reacciones tan fuertes, entre otras razones porque ha cambiado el panorama político en Europa y a nivel internacional con el avance de otras formaciones ultras en numerosos países.
No obstante, seis manifestaciones han sido convocadas por diversas organizaciones para el lunes en Viena, en protesta contra la subida al poder de los ultranacionalistas.
Según la agencia austríaca APA, las protestas han sido anunciadas a la policía, que sin embargo no ha dado aún detalles sobre las mismas, ni sobre las medidas de seguridad previstas.
Los manifestantes tienen previsto partir de diversos puntos de Viena en marchas que convergerán en la Plaza de los Héroes, frente al Hofburg, el antiguo palacio imperial de la Corte de los Habsburgo y hoy sede de la presidencia de Austria.
Allí se espera que el nuevo gabinete preste juramento al cargo en la mañana del lunes.
El club automovilístico ÖAMTC ha asegurado que gran parte del Ring, una de las principales avenidas del centro de la capital, estará bloqueado, así como otras importantes calles vienesas, por lo que se teme un "colapso" del tráfico.
El Partido Socialdemócrata del canciller federal saliente, Christian Kern, y otros opositores al nuevo gobierno han advertido hoy de una concentración "problemática" de poder en manos de los ultranacionalistas.
En un comunicado, se refirió a informaciones trascendidas a la prensa según las cuales tanto el ministerio del Interior como el de Defensa pasarían a estar dirigidos por miembros del FPÖ.
Con ello, "el partido populista de derechas sería la fuerza política determinante no sólo para 86.000 funcionarios armados", sino también en los diversos servicios secretos y de inteligencia, advirtió en la nota Andreas Schieder, jefe del grupo parlamentario de los socialdemócratas.
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