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Cientos de palestinos se encierran en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén

La Policía israelí de momento no ha desalojado a los musulmanes, mientras miles de judíos han rezado en el Muro de los Lamentos.

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La Policía israelí en las inmediaciones de la mezquita de Al-Aqsa. — Ilia Yefimovich / EUROPA PRESS

Jerusalén, Actualizado:

Cientos de palestinos se atrincheraron esta madrugada en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén tras el rezo de medianoche en pleno Ramadán, mientras miles de judíos acuden esta mañana al cercano Muro de los Lamentos para participar en la tradicional Birkat Kohanim, una bendición sacerdotal masiva que se produce en mitad de Pésaj o Pascua Judía.

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Aunque en las primeras horas de la mañana la Policía israelí se preparó para entrar a desalojar Al Aqsa, finalmente no lo hizo para evitar nuevos enfrentamientos con fieles musulmanes como los vividos miércoles y jueves, que dejaron 350 detenidos y 30 heridos, y que provocaron que milicias palestinas lanzaran cohetes desde Gaza y el sur de Líbano.

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Ningún grupo se ha atribuido aún el disparo de cohetes anoche desde Siria, aunque el canal libanés Al Mayadeen apuntó a las Brigadas Al Quds, brazo armado de la Yihad Islámica.

En paralelo al Birkat Kohanim en el Muro de los Lamentos, decenas de judíos, organizados en grupos de veinte en veinte y escoltados por la policía israelí, accedieron a la Explanada de las Mezquitas, provocando el enfado de palestinos y fieles musulmanes, que les gritaron e increparon desde dentro de Al Aqsa.

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Según sus normas religiosas, los judíos no pueden rezar dentro de la Explanada de las Mezquitas, o el Monte del Templo para ellos porque se cree que ahí mismo se levantó el Segundo Templo, el lugar por tanto más sagrado para el judaísmo donde solo pueden orar algunos rabinos. Por ello, los judíos oran desde el cercano Muro de los Lamentos, mirando hacia donde se ubicó el templo.

Sin embargo, en las últimas décadas, en paralelo al auge del sionismo religioso, cada vez más rabinos instan a entrar a la Explanada a rezar violando el statu quo acordado por Israel con Jordania en 1967, según el cual solo los musulmanes pueden orar en el recinto -el tercero más sagrado para el islam-, donde los judíos solo pueden entrar como visitantes.

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De hecho, para evitar tensiones, Israel suele prohibir la entrada de judíos a la Explanada de las Mezquitas durante el Ramadán, pero grupos sionistas religiosos -en general alineados con el movimiento colono- han presionado para poder entrar esa semana de Pésaj, unas de las fiestas judías más importantes.

Los rezos de Ramadan y el Pésaj coinciden esa semana también con la Semana Santa católica, que hoy celebra también en la Ciudad Vieja de Jerusalén el Domingo de Resurrección, con misas y procesiones en torno al Santo Sepulcro.

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