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China aprovecha el caos en Oriente Medio y Ucrania para redoblar su presión sobre Taiwán y reforzar su alianza con Rusia

China advierte a Estados Unidos con unas maniobras militares en torno a Taiwán, al tiempo que impulsa su alianza estratégica con Rusia hasta el "punto más alto de la historia".

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Dos Mirage 2000 de las fuerzas aéreas de Taiwán patrullan su espacio aéreo después de que China haya desplegado 125 aviones de combate cerca de la isla. — Ritchie B. Tongo / EFE | EPA

Madrid,

El desafío chino a Taiwán y a Estados Unidos, protector de la isla rebelde, llega en un momento muy delicado de la situación internacional. Pekín ha aprovechado la escalada de tensión en Oriente Medio, con las invasiones de Gaza y el Líbano por Israel, y el alto riesgo de una guerra con Irán en la que se implicaría Estados Unidos, para amenazar militarmente al separatismo taiwanés y reforzar sus lazos de seguridad con Rusia, hasta un punto desconocido antes, según el Gobierno chino.

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Esta apuesta sino-rusa para llevar sus relaciones militares a un hito sin precedentes supone también una jarro de agua fría para Ucrania, país que ha tratado por todos los medios posibles de acercarse a China y cuyo presidente, Volodímir Zelenski, presentó este miércoles ante su Parlamento un Plan de la Victoria que exige de Occidente una implicación militar incluso directa en la guerra.

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Ese plan de Zelenski demanda la entrada de Ucrania en la OTAN al concluir la guerra, pide a sus aliados que desplieguen armas estratégicas no nucleares en territorio ucraniano y que compartan información de inteligencia sobre Rusia "en tiempo real", insta a Occidente a permitir a Kiev usar misiles de largo alcance contra territorio ruso y reclama a países vecinos, como Polonia y Rumanía, que derriben misiles y drones rusos desde su propio territorio.

Cualquiera de estas demandas pondría a Rusia y la OTAN al borde de una guerra abierta, de ahí que el Kremlin haya calificado el plan como una locura. La respuesta de la Alianza Atlántica ha sido por el momento muy fría, consciente de la escalada de tensión con Moscú que supondría aceptar cualquiera de esos puntos.

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Ni Estados Unidos ni las principales potencias europeas parecen dispuestas a jugárselo todo en una guerra que Ucrania no va a ganar y comprometer lo que se viene encima en Oriente Medio. O, en el caso de Washington, por el riesgo que el plan de Zelenski supone para su estrategia en la región de Asia-Pacífico, con una China cada día más poderosa y con lazos cada vez más estrechos con Rusia.

Inusuales maniobras chinas

Como muestra de ese creciente poder, China realizó esta semana unas sorpresivas maniobras, denominadas Espada conjunta, que trazaron un cerco en torno a Taiwán e hicieron sonar todas las alarmas en Taipéi y Washington.

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Pekín desplegó en torno a la isla, desgajada de China continental en 1949, un desusado número de aviones y barcos, comandados por un portaviones. También puso en marcha simulacros para el bloqueo de puertos taiwaneses, desembarcos anfibios y planes de ataque con misiles a infraestructuras clave, que revelan una hoja de ruta consistente, encaminada a reincorporar Taiwán a China por la fuerza.

Una muestra de la novedad de estas maniobras fue que el Ejército Popular de Liberación (EPL) completó con su Guardia Costera un cerco del perímetro de Taiwán, en un ejercicio de asedio total a la isla. Pekín reconoció sin tapujos que estos juegos de guerra pretendían ser "una clara advertencia" contra las fuerzas que defienden la "independencia" de Taiwán de China continental.

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Los taiwaneses denunciaron el despliegue de 153 aviones, helicópteros y drones chinos, un número que nunca se había alcanzado antes en maniobras similares. Más de un centenar de esas aeronaves cruzaron la línea media del estrecho de Taiwán y vulneraron la llamada Zona de Identificación de Defensa Aérea, así denominada por Taipéi para trazar una línea roja en el mar de la China Meridional que no es reconocida por Pekín.

Una advertencia china a Washington, con toque ruso

Las maniobras fueron también un aviso directo a Estados Unidos, pues entre los objetivos del ejercicio figuraba demostrar que China puede, en poco más de 12 horas, cortar todo suministro energético a Taiwán, como preámbulo a una eventual invasión de la isla, con cuya defensa está comprometido Washington.

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Fue una advertencia en un momento muy complicado para la política exterior estadounidense, pendiente del inevitable ataque de Israel a Irán, en la recta final de la campaña para las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, con Gaza y Líbano invadidas por el ejército israelí.

También con Rusia imponiéndose en la guerra de Ucrania pese a los miles de millones en armas entregadas por Estados Unidos y Europa a Kiev, que ahora exige que Occidente entre directamente en la contienda con el Plan de la Victoria de Zelenski.

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China y Rusia son dos de los escollos con los que se encontraría Estados Unidos en caso de una eventual guerra contra Irán

Las maniobras chinas fueron el preámbulo a la visita a Pekín del ministro de Defensa ruso, Andréi Beloúsov, y la proclamación por el Gobierno chino de que las relaciones bilaterales están en "su nivel más alto de la historia", según dijo Zhang Youxia, vicepresidente de la Comisión Militar Central, el máximo órgano chino en materia de defensa.

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Beloúsov también se reunió con su homólogo chino, Dong Jun, con quien apostó fortalecer la cooperación militar estratégica, incluida la guerra en Ucrania, a fin de incrementar el potencial defensivo y ayudar a mantener la estabilidad regional y global.

Aunque China no se sumó a la imposición de sanciones contra Rusia cuando este país invadió Ucrania en febrero de 2022, Pekín mantuvo cierta ambigüedad y mostró sus reservas por la violación de la integridad territorial ucraniana.

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Al cabo de más de dos años y medio de guerra, y después de que Estados Unidos y la OTAN incrementaran su presión sobre Pekín, como principal rival geoeconómico de Occidente a nivel global, y levantaran sospechas (que nunca se probaron) sobre la entrega de armas a Rusia, el Gobierno chino ya no oculta su posición favorable a Moscú, también en el ámbito de la seguridad y del conflicto ucraniano.

Beloúsov confirmó ese grado de cooperación. Las relaciones entre los dos países "han alcanzado un nivel sin precedentes" en la historia, aseguró el ministro ruso.

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Una alianza preocupante para todos

China y Rusia son dos de los escollos con los que se encontraría Estados Unidos en caso de una eventual guerra contra Irán impulsada por Israel. Y lo que menos podría querer la Casa Blanca en estos meses de despedida del presidente Joe Biden es una crisis global que estreche los lazos entre Rusia y China.

La visita a China del ministro de Defensa ruso ha tenido además lugar a pocos días de la reunión que celebraron el viernes pasado en Asjabad, Turkmenistán, los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, e Irán, Masud Pezeshkian, que condenaron las acciones de Israel en Oriente Medio y apostaron por profundizar con un próximo acuerdo la asociación estratégica entre ambos países.

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El triángulo Pekín-Moscú-Teherán parece consolidarse, de ahí las dudas de Washington ante una ofensiva a gran escala israelí contra Irán y sus intentos para amortiguarla.

Norcoreanos combatiendo junto a los rusos en Ucrania

La visita de Beloúsov y el refuerzo de las relaciones sino-rusas han coincidido con las renovadas acusaciones lanzadas contra Corea del Norte por enviar a Rusia munición de artillería (cuestión que parece probada desde hace un año), misiles balísticos (algo altamente probable) y ahora incluso soldados, posibilidad aún por confirmar, pero que este miércoles denunció Zelenski.

Ha sido la inteligencia militar de Ucrania, la GUR, la que informó de que el Kremlin tiene previsto incorporar a su Batallón Especial Buriatia, perteneciente a la 11ª Brigada Aerotransportada de Asalto del ejército ruso, un contingente de 3.000 soldados norcoreanos como fuerzas de asalto en primera línea.

Estas tropas norcoreanas combatirían en concreto en la región rusa de Kursk, donde resisten varios miles de ucranianos tras la incursión que hicieron en esta zona a principios de agosto.

Zelenski llevaba un tiempo denunciando la cooperación bélica entre Rusia y Corea del Norte y ahora Occidente se ha hecho eco de este nuevo paso en la internacionalización de la guerra, paralelo a la incesante ayuda monetaria y armamentística europea y norteamericana al bando ucraniano.

La acusación ucraniana coincide además con el estudio en la Duma o cámara baja del Parlamento ruso del proyecto de ley remitido por Putin para ratificar el tratado de asociación estratégica entre Rusia y Corea del Norte. Este tratado contempla la asistencia mutua en caso de que uno de los dos países sea atacado por terceros.

Este tratado sí puede significar de facto la entrada de Corea del Norte en la guerra de Ucrania, con la dimensión que Moscú y Pyongyang quieran darle y sin que Occidente pueda hacer nada, pues China protege a los norcoreanos. Putin y su líder, Kim Jong-un, firmaron el acuerdo el pasado 19 de junio durante la visita del primero a Pyongyang.

El asunto de la ayuda militar norcoreana a Rusia se ha reavivado también en medio de la polémica protagonizada por el Gobierno de Hungría

El tratado de asociación estratégica ruso-norcoreano preocupa mucho a Corea del Sur, país con el que Corea del Norte se encuentra técnicamente en guerra pese al armisticio firmado en 1953. Este mes de octubre, el ejército norcoreano destruyó en su propio territorio importantes tramos de carretera y vías férreas que unían ambas Coreas, contribuyendo si cabe más al aislamiento del régimen de Kim Jong-un y dificultando la posibilidad de una invasión desde el Sur.

El asunto de la ayuda militar norcoreana a Rusia se ha reavivado también en medio de la polémica protagonizada por el Gobierno de Hungría, el más cercano a Moscú en la Unión Europea, que ha denunciado y rechazado la posibilidad de que la UE envíe asesores militares a Ucrania.

"Hemos señalado que no consideramos aceptable delegar asesores militares en nombre de la Unión Europea a Kiev, algo que es muy peligroso", subrayó el ministro de Exteriores magiar, Péter Szijjártó, para quien ese paso supondría una escalada internacional en la guerra de Ucrania.

Según Szijjártó, "ya hay propuestas de que la UE envíe asesores militares a Kiev como parte de una operación. Eso está más allá de las líneas rojas". 

Hungría se niega a enviar armas a Ucrania y mantiene bloqueados 6.600 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz de la UE destinados a armar al ejército ucraniano

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