China anuncia el final de sus campos de reeducación
En una reunión con los responsables judiciales del país, el nuevo encagardo de seguridad del PCCh, Meng, ha anunciado el fin de estas prácticas. La agencia oficial Xinhua solo confirma una "reforma del sistema"
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El nuevo máximo responsable de seguridad del Partido Comunista de China (PCCh), Meng Jianzhu, anunció hoy que el régimen abandonará este año una de sus prácticas más criticadas por las organizaciones de derechos humanos, la de los "campos de reeducación".
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Meng, responsable de la Comisión Política y Legislativa del Partido desde noviembre (mes en el que el PCCh relevó sus principales cargos) hizo el anuncio en una reunión con responsables judiciales de todo el país celebrada este lunes, según señaló uno de los asistentes al diario South China Morning Post.
"Los comentarios del secretario Meng están impregnados de un nuevo espíritu, muestran el progreso que nuestra sociedad ha hecho", aseguró la misma fuente, sin identificar por el diario.
La agencia oficial Xinhua, más prudente, ha señalado únicamente que China "reformará este año el sistema", pero el diario independiente hongkonés ha ido más allá, asegurando que el país "pasa página a un oscuro capítulo de su Historia".
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El final de estos campos de reeducación, conocidos como laogai en China, podría ser votado y aprobado en el plenario anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo) del próximo mes de marzo, el mismo en el que se relevará a los actuales jefes de Estado y Gobierno del régimen.
Los campos de reeducación fueron establecidos en los primeros años del maoísmo, y en ellos suelen cumplir condena detenidos sin juicio previo, por lo que fueron usados durante décadas contra disidentes, peticionarios y "alborotadores".
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En los últimos años, y tras varios casos de "reeducados" que conmovieron a la sociedad china, las llamadas de la ciudadanía y hasta en el seno del Partido Comunista a que terminara este sistema se han multiplicado.
En septiembre de 2012, a raíz de una controvertida detención en esos campos (la de una mujer que protestó públicamente después de que su hija fuera violada), más de 7.000 personas en China, entre ellas renombrados escritores y empresarios, firmaron una carta abierta pidiendo el fin de los laogai.