China no quiere protestas. La policía ha impedido la celebración de una manifestación silenciosa difundida a través de Internet contra el Gobierno. Miles de agentes, ya sea uniformados o no, se han ocupado de desalojar la céntrica calle comercial pequinesa de Wangfujing, lugar de reunión de los manifestantes convocados a través del portal Boxun, una web china alojada en un servidor de Estados Unidos.
Desde primeras horas de la mañana, voluntarios civiles con abrigo blanco -a modo de uniforme olímpico- para protegerse del frío y brazalete en rojo con la leyenda 'Voluntario de Seguridad' se desplegaron también en las avenidas aledañas, a corta distancia, alertas sobre cualquier movimiento sospechoso.
Además, la policía ha impedido también a varios periodistas audiovisuales de medios internacionales que filmaran el amplio despliegue de las fuerzas de seguridad. A algunos de ellos, como de las cadenas BBC, ARD y ZDF (Alemania) y APTV (EEUU) fueron interrogados.
La convocatoria a manifestarse en la 'Revolución de Jazmín', como imitación de las revueltas que se propagan por el mundo árabe Oriente Próximo, en un domingo frío y soleado, tuvo hoy una respuesta difícil de evaluar pues el número de 'paseantes' como ya se les llama, fue muy superado por el de agentes de seguridad, algunos con perros, que además echaron agua para obligar a los viandantes a caminar por el borde de la calzada.
La policía cerró con cintas el acceso a Wangfujing desde la avenida Changang
La avenida Wangfujing se trata de una arteria comercial, mitad peatonal, muy frecuentada los domingos por turistas y jóvenes parejas que van de compras y donde se encuentra la Iglesia de San José, construida en el siglo XVII por los jesuitas que, aunque apenas se abre para la misa, su exterior es muy frecuentado para tomarse fotografías.
La entrada al restaurante de comida rápida McDonalds, en el centro de la misma, y donde debían intentar concentrarse los 'paseantes' fue restringida policialmente y, según testigos, hasta los barrenderos eran agentes que barrían sin parar para impedir el paso.
Tras un par de horas de tensión y sin que se pudiera caminar más de cinco metros sin toparse con agentes uniformados o de paisano, fue cerrado con cintas el acceso a Wangfujing desde la avenida Changang, que conduce a la Plaza de Tiananmen, donde se concentraron las protestas en junio de 1989.
Muchos 'paseantes' eran periodistas de medios extranjeros acreditados en Pekín que intentaban comprobar hoy la respuesta al segundo llamamiento del movimiento del portal Boxun, tras el del 20 de febrero. El creador de la web, Wei She, de origen chino y que reside en Carolina del Norte, afirmó que no convocó las protestas en las ciudades chinas, sino que lo hicieron los internautas que entran en ella, unos 500.000 diarios y en general, chinos del exterior.
Las autoridades están preocupadas por cualquier intento de inestabilidad social
Según el llamamiento del portal Boxun, en China la gente tiene que soportar elevados precios de los productos, los alimentos y vivienda, y no tiene servicios de sanidad, educación o atención a los ancianos, en peor situación que otros países emergentes como Rusia, Brasil o la India.
La desproporcionada concentración de agentes y decenas de vehículos policiales en toda la zona circundante del centro de Pekín puso de manifiesto, según los observadores, la preocupación de las autoridades por cualquier intento de inestabilidad social.
Aunque esta semana Zhao Qizheng, portavoz de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, máximo órgano consultor, calificó las protestas de absurdas, y miembros del Gobierno afirmaron que los chinos no sienten la necesidad de manifestarse pues su nivel de vida mejoró mucho, el despliegue policial de hoy parece mostrar inquietud. Las autoridades chinas parecen considerar que la prensa extranjera tiene su propia agenda contra China, lo que califican de injerencia extranjera.
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