Chalecos amarillos La policía carga contra los chalecos amarillos en su decimocuarta jornada consecutiva en las calles de Francia
En la decimocuarta jornada consecutiva están previstas concentraciones en al menos una veintena de ciudades del país.
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parís, Actualizado:
En vísperas de que este domingo se cumplan los tres meses del inicio de este movimiento, miles de chalecos amarillos participaron este sábado en al menos una veintena de ciudades de toda Francia.
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Según el Ministerio del Interior, a las 14.00 hora local (13.00 GMT) había en la calle 10.200 manifestantes, una cifra inferior a los 12.100 que había contabilizado el sábado de la semana pasada a la misma hora.
Al final de la jornada del sábado de la semana pasada, el departamento de Interior dijo que hubo 51.400 chalecos amarillos en las calles, aunque los organizadores rechazaron esos datos y dijeron que habían sido 118.200.
En París, según las fuerzas del orden la concentración reunía este sábado a las 14.00 horas a 3.000 personas (1.000 menos que una semana antes), se produjeron pocos incidentes y de poca gravedad durante el desfile.
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Pero la situación estaba degenerando desde poco después de las 16.00 horas (15.00 GMT) en la explanada de los Inválidos, el lugar donde debía disolverse, con algunos grupos que se enfrentaban con los agentes antidisturbios que les lanzaban gases lacrimógenos.
La manifestación había empezado poco después de mediodía en torno al Arco de Triunfo y, ante la imposibilidad de recorrer la avenida de los Campos Elíseos en dirección del Palacio del Elíseo y de la plaza de la Concordia (el acceso estaba cortado con barreras policiales), se desarrolló siguiendo los muelles del río Sena.
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También recorrió algunas avenidas del Barrio Latino y en el distrito VII hasta llegar a la explanada de los Inválidos. En las pancartas dominaban los mensajes para exigir la dimisión de Macron, pero también contra la "violencia policial" y contra los impuestos.
Durante el desfile hubo algunos momentos de tensión, como a su paso junto al Jardín de Luxemburgo, cuando un pequeño grupo de manifestantes rompió la cristalera de un McDonald's.
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Fuera de París, por la tarde hubo concentraciones con varios miles de personas en otras ciudades como Marsella, Burdeos, Toulouse -donde también hubo algunos altercados a media tarde- o Lyon -con cortes de la autopista A7-.
Como en las últimas semanas, ni la Prefectura de Policía ni el Ministerio del Interior han querido dar las cifras totales del dispositivo policial para hacer frente a disturbios.
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Se sabe que en París están movilizados cuatro blindados de la Gendarmería y otros 2 en Toulouse y que desde primera hora de la mañana hubo controles en varios peajes de autopistas de acceso a la capital.
Pérdida de afluencia a las convocatorias
Según las cifras del Ministerio del Interior, las protestas en las últimas semanas no solo están muy lejos de las cerca de 290.000 personas que reunieron en su primera edición del 17 de noviembre en todo el país, sino que han ido perdiendo fuerza en términos de movilización.
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El instituto demoscópico Elabe, en un sondeo publicado el pasado miércoles, señalaba que por primera vez desde que comenzaron las protestas hay una mayoría de franceses (un 56%) que quieren que el movimiento termine. Para un 64% de los encuestados, las manifestaciones se han alejado de las reivindicaciones iniciales.
Uno de los aspectos que ha favorecido el aumento de los que se oponen a los chalecos amarillos son los actos de violencia que, según contó el pasado martes el primer ministro, Édouard Philippe, ya han dado lugar a 1.796 condenas.
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En tres meses, la Policía y la Gendarmería ha procedido a realizar 7.500 detenciones en unas concentraciones que están teniendo impacto económico, sobre todo en el comercio y en el turismo.
En el último trimestre de 2018, Francia ralentizó su crecimiento económico y redujo en una décima su producto interior bruto (PIB), coincidiendo con la crisis de los chalecos amarillos.