Este artículo se publicó hace 2 años.
Cambio de ruta en el convoy de taxistas hacia Polonia: "No nos garantizan nuestra seguridad ni la de los refugiados"
Los taxistas del convoy que partía rumbo a la frontera occidental con Ucrania han tenido que reconfigurar su ruta mientras dejaban Francia atrás y entraban en Alemania.
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El convoy de taxistas que circula rumbo a la frontera polaca con ayuda humanitaria para los refugiados ucranianos continúa imparable. José Miguel Fúnez, coordinador del convoy, es claro a Público: la ONG polaca con la que habían pactado la recogida de las personas refugiadas en la ciudad de Przemyśl (Polonia) no puede asegurarnos que no corremos un riesgo yendo hasta allí.
"Está saturado, puede ser que nos encontremos con la situación de que, al entrar, tengamos problemas. De los dos pueblos que teníamos como punto de destino, uno de ellos tiene 66.000 habitantes y ahora mismo supera los 400.000 con los refugiados. Imagínate cómo está aquello", cuenta Fúnez a Público.
A la sobresaturación causada por el éxodo, se suma el hecho de que el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikovha, ha denunciado en la mañana de este domingo que un bombardeo ruso a una base militar cerca de la frontera con Polonia ha causado 9 muertos y 57 heridos.
La situación entre la frontera entre Polonia y Ucrania es, por tanto, crítica. Miles de personas han cruzado en los últimos días. Se contabiliza un total de 2,59 millones de refugiados que han salido ya del país, según las cifras que actualiza diariamente la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), y además hay que tener en cuenta que hay dos millones de desplazamientos internos que podrían derivar en nuevas salidas por los pasos fronterizos habilitados.
El convoy se mueve lentamente y con percances entre Francia y Alemania. A eso de las dos y media de la madrugada, 31 vehículos cruzaron la frontera en el paso de Alt-Saarbrücken. El coche número 26, una furgoneta, no ha podido hacerlo, su motor se ha averiado durante el trayecto y se han quedado en la carretera a la espera de la grúa.
José Miguel da media vuelta para ir a su encuentro: "Me los he encontrado a los dos llorando a lágrima viva. Sobre todo, al conductor, desesperado porque él quería ir por todos los medios, y me decía llorando: Quiero ir, quiero llegar. Antes de ayer mataron a su mejor amigo en Kiev", cuenta Fúnez.
Esto no es el punto final. En poco tiempo, los coordinadores encuentran un nuevo objetivo y camino rumbo a la capital de Polonia, Varsovia, situada a unos 400 kilómetros antes del pueblo definido para la anterior recogida, Przemyśl.
Una ONG española gestionará la recogida de las familias ucranianas que huyen de la guerra contra Rusia y a las que los taxistas traerán de vuelta, tal y como cuenta Fúnez, esta nueva parada sí es segura tanto para el convoy como para las personas refugiadas.
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