Este artículo se publicó hace 13 años.
Berlusconi lava su imagen ante los electores con la basura de Nápoles
El primer ministro viaja hoy a la capital de Campania y promete limpiar sus calles a tres días de las municipales
Entre este titular de un periódico italiano "Nápoles, prisionera de las basuras" y este otro "Emergencia por la basura en Nápoles", han pasado 16 años. Pero no hay problema: a tres días de las elecciones municipales y provinciales, el primer ministro, Silvio Berlusconi, llega hoy a la capital de Campania para cerrar la campaña electoral al lado del candidato al Ayuntamiento local de su partido, el Pueblo de la Libertad (PdL), Gianni Lettieri.
El lunes, Il Cavaliere mandó una avanzadilla de 170 militares para "volver a hacer de Nápoles una ciudad civilizada" y, ya de paso, tratar de que a su llegada hubieran desaparecido las más de 3.000 toneladas de desperdicios que se acumulan en la calle desde mediados de abril.
El Gobierno ha enviado a militares para que recojan los desperdicios
La misión no ha sido precisamente un éxito. Los vecinos, hartos de seguir aguantando esta situación que dura años, y hasta el gorro de los eslóganes de todos los partidos prometiendo una "Nápoles limpia", llevan toda la semana tomándose la justicia por su mano: quemando contenedores y pilas de basura y bloqueando el tráfico de la ciudad.
Desde una de las hogueras de ayer, las llamas llegaron hasta las ventanas de la vivienda de la actual alcaldesa del opositor Partido Democrático, Rosa Russo Iervolino.
Así que la acogida a Berlusconi, mucho más centrado en la propaganda que pueda obtener a escala nacional con una fotografía aquí y algún reportaje suavizado allá en los informativos amigos, que en el problema de la basura, no va a ser buena. A finales de octubre del año pasado, Il Cavaliere, tras una reunión de urgencia de su Gabinete, proclamó que la ciudad estaría "limpia en tres días".
La Camorra ha hecho del tráfico de residuos un negocio floreciente
Obviamente, no cumplió su palabra y en todo este tiempo la situación en Nápoles se ha ido deteriorando. Ya en 2008, cuando volvió al poder tras ganar las elecciones, Berlusconi hizo del problema de las basuras uno de sus ejes de campaña y una de sus primeras acciones de Gobierno. Decretó el estado de emergencia, mandó al Ejército y a Protección Civil, y con un decreto ley anunció la apertura de cuatro nuevos vertederos y multas millonarias para el municipio que no reciclara.
"Santo súbito"Las calles de Nápoles se llenaron entonces de carteles que decían: "Si Berlusconi limpia Nápoles de basura y delincuencia, santo súbito", eslogan que al primer ministro le vino a la mente la semana pasada cuando anunció el nuevo despliegue del Ejército: "¿Os acordáis de aquellos carteles? Yo creo que fue de veras un milagro []. En aquel momento dejamos Nápoles limpia y dimos instrucciones precisas a las autoridades locales para que aquello no se volviera a repetir".
Un alcalde del PdL ha sido detenido por comprar votos con ayuda de la mafia
Se equivoca Berlusconi en una cosa: si se hubiera producido un milagro, hoy Nápoles seguiría limpia independientemente de quién gobierne el municipio. Pero, agobiado por los cuatro juicios en los que está inmerso y con la popularidad a ras de suelo, sobre todo por el caso Ruby, en el que está imputado por abuso de poder y prostitución de menores, Il Cavaliere se ha tomado la campaña de las municipales como la mejor oportunidad para lavar su imagen ante el electorado. En Nápoles, con la basura, y en Milán, encabezando una campaña contra la magistratura. Aunque si se pueden mezclar los dos temas, mejor.
El martes, en un mitin en Crotone (Calabria), se quejó de que "hay elecciones y los fiscales han cerrado los vertederos. Yo les llevaría la basura a la Fiscalía".
Berlusconi es culpable de lo que pasa en Nápoles. Pero no es el único. Es sólo una pieza del engranaje político que en todo este tiempo no ha respondido al problema. Empezando por el centroizquierda, que lleva gobernando el Ayuntamiento desde hace 18 años, y siguiendo por todas las autoridades provinciales, regionales y estatales que, desde 1995, año del primer titular sobre la basura antes citado, han pasado de puntillas por Campania.
En beneficio de la mafiaNinguna de estas autoridades ha impuesto un sistema de reciclaje que se respete y funcione. En pleno siglo XXI, Nápoles no recicla, a diferencia de los pequeños municipios de los alrededores que sí lo hacen y que encima tienen que acoger los vertederos de los que se sirve la ciudad.
Según la organización Legambiente, si Nápoles separase sus desperdicios, sólo un 35% iría a los basureros (hoy va el 85%), el resto se reutilizaría. Como explica el escritor napolitano Roberto Saviano, autor del libro superventas Gomorra, no es sólo un problema cívico. "La respuesta es simple: los vertederos están saturados, entonces la Fiscalía los cierra y los camiones ya no saben dónde tirar la basura, por lo que se queda en la calle", explica Saviano.
¿Y por qué antes no pasaba? "Alguien empezó a hacer negocio con ello".
Desafortunadamente para los napolitanos, su ciudad es famosa por tres cosas: la pizza, la puzza (el mal olor) y los pizzini (los papelitos con los que los capos de la Camorra se comunican y que después queman para no dejar pruebas). La mafia ha hecho del tráfico de basuras uno de sus negocios legales más rentables, gracias al cual se calcula que gana en torno a los 20.000 millones de euros anuales, especialmente con los residuos tóxicos.
Solamente a escala local, los beneficios no serían los mismos, así que el tráfico de basura en Italia hace un recorrido directo desde las ricas regiones del norte, como Lombardía y Veneto, hasta los vertederos de Campania, convirtiéndola en el basurero del país y de Europa.
Y las administraciones participan del negocio. El consejero regional del PdL en Campania y exsubsecretario de Estado de Economía, Nicola Cosentino, fue acusado el año pasado de tráfico ilegal de basuras y asociación mafiosa. Delitos por los que no ha rendido cuentas aún, ya que el Parlamento, gracias a una de esas normas conocidas popularmente como salva Berlusconi, denegó el permiso para que la Fiscalía utilizara en su contra los pinchazos telefónicos que probaban su culpabilidad. No es el único caso. Ayer mismo fue detenido Antonio Izzo, alcalde de Montesarchio, en las listas del PdL de Berlusconi, acusado de "haber comprado votos a cien euros con la ayuda de La Camorra"
Pese a los candidatos sospechosos y los anuncios populistas (el primer ministro anunció ayer el fin del derribo de miles de viviendas ilegales), el partido de Berlusconi se hizo en anteriores elecciones con el Gobierno provincial y luego con el regional. En estos comicios, las divisiones de la izquierda, que presenta dos candidaturas separadas para el Ayuntamiento, con Mario Morcone y Luigi de Magistris, sumada a la abstención, que se prevé del 40%, podrían insuflar un aire inesperado a Il Cavaliere, que seguirá dispuesto a vender de todo, milagros incluidos, con tal de sobrevivir.
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