bélgica
Sin Gobierno y sin presupuestos para 2019. No solo España, Bélgica también está en esta situación; solo que a los belgas no les coge de nuevas. Que entre los partidos haya un diálogo fluido y que nadie se salga del tiesto haciendo declaraciones que pongan a los mercados en pánico son dos de las claves para evitar un bloqueo 'a la belga'. O, al menos, para que este no desestabilice al país, según economistas y periodistas belgas consultados por Público.
En Bélgica saben bien de lo que hablan. Seis partidos tuvieron que ponerse de acuerdo para apoyar al socialista Elio di Rupo para que se convirtiera en primer ministro y así acabar con un bloqueo que duró 541 días en 2011. Una cifra que todos recuerdan en el país. Ahora, están en las mismas otra vez. Más de dos meses después de las elecciones federales (se celebraron a la vez que las europeas), Bélgica sigue buscando un acuerdo que les permita formar Gobierno.
Para España es relativamente nuevo, pero que haya negociaciones para llegar a un Gobierno de consenso, y que duren varios meses, es algo a lo que debemos acostumbrarnos, advierten los expertos consultados. Dicen además que, en circunstancias normales, no debemos tener miedo de los llamados 'mercados', una advertencia común ante cualquier viso de inestabilidad, ya que la administración puede continuar trabajando en funciones de manera normal.
"Solo se puede gobernar en coalición, es algo que todo el mundo ve normal, incluso Alemania", dice Karel Lannoo, director del Centre for European Policy Studies, uno de los think tanks más populares de Bruselas. El economista belga, que tiene importantes lazos con España, fue consejero independiente de Bolsas y Mercados Españoles, opina que el sistema político español "aún no se ha adaptado a la realidad política".
Los problemas para formar Gobierno no son los únicos puntos en común entre Bélgica y España. Ambos países son monarquías, son dos de los Estados más descentralizados del mundo y ambos tienen una deuda que se sitúa alrededor del 100% de su PIB.
¿Se puede vivir sin Gobierno?
Aunque sí es necesario, mientras no haya una crisis importante, vivir sin Gobierno no es un gran problema, explican los expertos consultados. Tanto en Bélgica como en España las regiones tienen transferidas una gran parte de las competencias, con lo que tener un Ejecutivo central en funciones no es una catástrofe.
Es más, según Lannoo a la mayoría de los belgas no les importa que no haya Gobierno. "Muchos creen que es mejor estar sin Gobierno porque así no gastan dinero. Si no hay Gobierno, [el Ejecutivo] solo puede gastar lo que hay en el presupuesto".
Además, los mercados no parecen estar mostrando signos de preocupación "de ningún tipo". "Estamos con unos de los tipos de interés más bajos de siempre", dice Lannoo. Sin embargo, advierte que los mercados pueden cambiar rápido.
Fue precisamente Standard & Poor's, una agencia de rating, la que al bajar su nota de la deuda belga de AA+ a AA forzó a que se llegara a un acuerdo para nombrar a Elio di Rupo como primer ministro belga en 2011.
El problema viene cuando sí que hay que actuar, en cuyo caso un Gobierno en funciones puede verse limitado para tomar decisiones. Y las posibilidades de problemas se otean en el horizonte: sin ir más lejos, el 31 de octubre el Reino Unido debería salir de la Unión Europea, con consecuencias difíciles de predecir. "No es bueno añadir inestabilidad", explica David Coppi, periodista político de Le Soir, uno de los principales diarios de Bélgica.
"Mientras no tenemos Gobierno, perdemos el tiempo", avisa André Sapir, profesor de la Universidad Libre de Bruselas (ULB). El economista belga explica que es importante tener un Gobierno con legitimidad capaz de tomar decisiones en temas como la acción contra la crisis climática o una reforma del mercado laboral.
Principal consejo: evitad los titulares negativos
Para Sapir lo que mantuvo a Bélgica lejos de males mayores durante sus 541 días sin Gobierno fue que hubo un consenso entre los partidos para no dar declaraciones que asusten a los mercados: "Debíamos evitar titulares en medios internacionales que dijeran: 'Bélgica, al borde de la crisis'". Por ejemplo, recuerda que, al contrario que en Italia, en Bélgica nadie ha dicho nunca que quiera salir del euro. "Era un compromiso explícito o implícito. No quieres que la competición entre partidos ponga en riesgo la estabilidad del país".
Tener cuidado con lo que se dice es especialmente importante cuando se tienen unos niveles de deuda tan altos como en España (98,7% del PIB en el primer trimestre de 2019) y Bélgica (105,1%). Si los mercados entran en pánico, los tipos de interés de la deuda pública pueden subir, es decir, el Estado paga más por financiarse, lo que tiene un peso muy importante en sus arcas. En 2017, España pagó cerca de 33.000 millones de euros solo en intereses.
Si los mercados entran en pánico, los tipos de interés de la deuda pública pueden subir
Pero hay que ir más allá de lo que asusta o no a los mercados. Que los partidos sigan hablando entre ellos es importante para evitar abrir brechas sociales irreparables entre las diferentes posiciones, dice el periodista David Coppi, quien sostiene que una de las claves para llegar al entendimiento en el puzle belga es que hasta ahora "los partidos siempre se han hablado".
En Bélgica, el Parlamento siguió trabajando incluso durante el largo período sin Gobierno de 2010 y 2011, cuando tomaba decisiones, incluso presupuestarias.
Sin embargo, los partidos belgas están radicalizando sus posiciones y cada vez les es más difícil encontrar puntos en común. "La idea de que el norte [Flandes] y el sur [Valonia] no pueden coexistir se refuerza. Nos acercamos cada vez un poco más a la catástrofe", explica Coppi.
El rompecabezas belga: en busca de un nuevo récord
Bélgica podría superar su propio récord el año que viene. Tuvo sus elecciones junto a las europeas, el pasado 26 de mayo, y de momento no hay acuerdo de Gobierno. Los más optimistas lo esperan para finales de año; nadie descarta que superen la marca de los 541 días.
Se perfilan dos posibles macrocoaliciones en el horizonte. La primera incluiría un acuerdo entre los socialistas y los nacionalistas flamencos de la NVA, que "no tienen casi ningún punto en común", explica Antoine Clevers, periodista de La Libre Belgique, otro diario de tirada nacional. La otra opción sería una alianza entre socialistas, liberales y ecologistas; que también tienen sus diferencias.
Gobernar Bélgica es un auténtico puzle. Las dos comunidades lingüísticas mayoritarias del país tienen que estar representadas en el Gobierno: francófonos (al sur) y flamencos (en el norte del país). La división es tal, que la NVA está proponiendo que el país se convierta en un Estado confederal, dejando al Gobierno central las competencias de Defensa y poco más. "Sería la separación de hecho de Bélgica", dice Clevers, que no cree que la idea llegue a realizarse, al menos en los próximos años, ya que la NVA carece de los apoyos necesarios.
"España tiene que aprender a hacer compromisos. En Bélgica siempre los han hecho y ahora ya no quieren hacerlos", se lamenta Clevers.
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