El atentado saca la peor cara de China
Dos reporteros japoneses y otro de la agencia AFP han sido agredidos por policías y paramilitares chinos cuando intentaban informar del atentado de Xinjiang. También ha sido destruido parte del material grabado
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Policía y paramilitares chinos trataron de impedir en las últimas horas la cobertura por parte de prensa extranjera del supuesto atentado terrorista cometido ayer en Xinjiang, llegando a agredir a dos periodistas japoneses y a otro de la Agencia France Presse (AFP).
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Desde que a última hora de ayer, media docena de corresponsales de medios extranjeros se desplazaran a Kashgar, lugar del ataque en el que, según la agencia oficial Xinhua, murieron 16 policías, se han registrado dos episodios de censura y hostigamiento a los periodistas. Así, dos informadores japoneses fueron detenidos y golpeados por fuerzas paramilitares, según confirmó hoy a Efe la oficina en Pekín de su medio, la Nippon Television Network Corp.
Uno de los reporteros, Shinji Katsuta, de 37 años, resultó herido levemente tras este nuevo acoso contra la prensa extranjera en China, a pesar de las promesas de las autoridades chinas por los JJOO. El otro detenido es Masami Kawakita, un fotógrafo de 38 años que trabaja para el diario Chunichi Shimbun.
Los dos reporteros japoneses fueron detenidos por la fuerza cuando trabajaban cerca de la comisaría que fue atacada el lunes por la mañana por dos uigures. Los paramilitares trasladaron a los dos japoneses hasta la habitación de un hotel cercano, donde fueron golpeados con tal violencia que agarraron al fotógrafo de la cabeza y lo aporrearon contra el suelo. Al cabo de dos horas, fueron liberados, según el informe recogido por el Club de Corresponsales Extranjeros de China (FCCC).
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La sede del Chunichi Shimbun en Tokio ha protestado por este nuevo ataque contra la prensa extranjera y por la destrucción de parte del equipo y material fotográfico de su corresponsal, una protesta a la que se ha sumado Nippon Television.
Según fuentes cercanas a este incidente, las autoridades locales conocen los hechos y han prometido pedir disculpas por un ataque que puede provocar protestas por parte del gobierno japonés, que vive un inusual momento de buenas relaciones con China.
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En otro episodio similar, un grupo de policías irrumpió en la habitación de hotel de un fotógrafo de AFP y le obligó a borrar las imágenes que había captado del área del ataque. Según la agencia, policías vestidos de paisano siguieron y vigilaron a los periodistas mientras éstos se movían por Kashgar, donde la policía dio órdenes de cortar toda conexión a internet.
La ausencia de información independiente, unida a las denuncias de organizaciones de derechos humanos de que China exagera la amenaza terrorista para justificar su represión contra el pueblo uigur, ha suscitado dudas sobre la naturaleza del ataque.
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Hasta el momento, sólo se conoce la versión oficial ofrecida por la agencia estatal Xinhua, mientras que apenas hay imágenes del atentado, sólo las emitidas por la televisión estatal china, que muestran a varios guardas mientras trasladan una camilla a una ambulancia, y algunas de agencias extranjeras que no proporcionan información sobre el hecho en sí.
Por su parte, el Movimiento Islámico para el Turkestán Oriental (ETIM, en inglés), que China cree está detrás del supuesto atentado, se ha desvinculado del ataque y ha acusado a Pekín de "reprimir, aislar y calumniar" al pueblo uigur.
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El régimen chino, uno de los más censores del planeta, había prometido libertad de prensa con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos que se inaugurarán el viernes, aunque el FCCC ha registrado en lo que va de año 270 detenciones e interferencias contra corresponsales extranjeros en China.