Apoyo internacional a los comicios en Libia y últimatum para los mercenarios
El presidente francés, Emmanuel Macron ha pedido que se vele por "por unas elecciones libres y transparentes", así como que Rusia y Turquía retiren a sus soldados.
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parís,
Los comicios libios el próximo 24 de diciembre, en el aire por discrepancias internas, recibieron un respaldo por parte de la comunidad internacional este viernes en París, donde el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a Rusia y Turquía que retiren a sus mercenarios en el país norteafricano.
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El anfitrión de la Conferencia sobre Libia —la tercera desde 2020— reunió a 13 jefes de Estado o de Gobierno, aunque no estuvieron ni los de Rusia ni Turquía, representados a nivel ministerial.
Ambos países "deben retirar inmediatamente a sus mercenarios y fuerzas militares, cuya presencia amenaza la estabilidad y la seguridad del país y de toda la región", dijo el presidente galo al término de esa cita copresidida por la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro italiano, Mario Draghi; la ONU y la propia Libia.
Libia estuvo representada por sus dos principales figuras: el líder del Consejo Presidencial transitorio, Mohamad al Menfi, y el primer ministro del Gobierno de unidad nacional, Abdelhamid Dbeibah, quienes, no obstante, han tenido desavenencias en los últimos meses.
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"Esta conferencia ha permitido manifestar una convergencia internacional en favor de Libia. Tenemos un marco y un calendario electoral. Tras décadas de violencia e inestabilidad, debemos seguir movilizados para velar por unas elecciones libres y transparentes", ahondó Macron.
Discrepancias sobre la ley electoral
Hasta el momento, los múltiples intentos para estabilizar este país, rico en hidrocarburos y clave en la ruta de la inmigración irregular hacia Europa, han sido infructuosos desde el derrocamiento y asesinato de su dictador Muamar al Gadafi en 2011.
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En la Maison de la Chimie, los dirigentes que acudieron, entre los que también figuró el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, coincidieron en que las elecciones deben ir adelante, a pesar de que todavía no haya un consenso interno para ello.
El principal escollo reside en los requisitos para presentarse a estos comicios legislativos y presidenciales —estos últimos los primeros desde la independencia del país en 1951—.
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La Comisión Suprema Electoral de Libia quiere que todos candidatos que se puedan presentar hayan dejado todas sus obligaciones tres meses antes del 24 de diciembre.
Esta condición ha abierto la posibilidad de que entre en carrera presidencial el mariscal Jalifa Hafter, un hombre fuerte del país que no fue invitado a esta conferencia.
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El presidente del Consejo Supremo de Estado en Libia, una suerte de Senado impulsado por la ONU en 2015 durante su fallido proceso de paz, Jaled al Mishri, no acepta esos requisitos y ha elevado una queja al Consejo de Seguridad para denunciar las irregularidades y violaciones legales en la organización de las elecciones.
Las conclusiones del encuentro no aludieron a estas fricciones, pero dejaron claro que apoyan el trabajo de la Comisión Suprema Electoral "en el plano técnico", como la inscripción de 2,8 libios en las listas electorales.
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Los participantes coincidieron en la necesidad de aplicar sanciones internacionales si personas o entidades entorpecen el proceso electoral.
"No tenemos desacuerdos, las cuestiones legislativas dependen del Parlamento (bajo la órbita de Hafter). Hay leyes que han sido votadas, no hay discrepancia sobre la fecha del 24 de diciembre", respondió el líder del Consejo Presidencial transitorio libio, Mohamad al Menfi.
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El primer ministro del gobierno de unidad nacional, Abdelhamid Dbeibah, se comprometió, por su parte, "a aceptar los resultados" del 24 de diciembre.
Draghi urgió en su intervención a que se haga "una ley electoral con el acuerdo de todos", en cuestión de "días". Italia es uno de los países más afectados por la inestabilidad de Libia, su antigua colonia.
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De allí, han cruzado decenas de miles de inmigrantes hacia las costas transalpinas, un drama humano que el jefe de Gobierno italiano mencionó. "Hay que invertir más en Libia, gastar más dinero para crear condiciones humanas a esos inmigrantes".
Por su parte, Merkel pidió un acuerdo de "antemano" para que los resultados sean aceptados por todos y recordó que "no todo el mundo puede ganar".
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Rusia y Turquía, en la mira
En el documento difundido al término del encuentro, los asistentes se comprometieron a impulsar "una puesta en marcha sincronizada, progresiva y equilibrada del plan de acción" de retirada de mercenarios y combatientes extranjeros, a los que se vinculan a Rusia y Turquía.
Macron avanzó que el anuncio este jueves de la retirada de 300 supone solo un primer paso.
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Durante los años en los que Hafter extendió su poder en el resto del país y levantó un infructuoso asedio a la capital, Trípoli, incorporó a sus filas a miles de mercenarios sudaneses, chadianos, árabes, europeos, sirios y rusos, y en particular a la Compañía Privada de Seguridad Militar (PSMC) Wagner Group.
Esta empresa, que se asocia con el Kremlin, se hizo famosa y temible en las guerras de Ucrania y Siria.
Por su parte, el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) sostenido por la ONU en Trípoli se defendió con la ayuda del Ejército turco y con miles de mercenarios sirios reclutados por Ankara entre los grupos salafistas de oposición a la dictadura de Bachar al Asad.