Alemania sigue indecisa sobre los tanques Leopard mientras continúa el envío incesante de armas de Occidente a Ucrania
Kiev no deja de recibir armamento, pero Berlín continúa bloqueando la exportación de los carros de combate más modernos y pesados de Europa.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
El canciller alemán, Olaf Scholz, resiste la presión de EEUU, los países de Europa del Este y Ucrania y posterga la decisión para liberar los tanques de combate Leopard II. Los países de la OTAN han redoblado en los últimos días sus paquetes de ayuda militar a Kiev. Una medida que tiene el doble objetivo de hacer que Berlín sienta su aliento cerca y permita reexportar los acorazados más modernos y potentes que se fabrican en Europa. Pero el mandatario germano ha mantenido su nein en el encuentro que el Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania ha celebrado este viernes en la base norteamericana de Ramstein, en Alemania.
Hay algo de orwelliano en el mantra que se ha instalado en las últimas semanas en entre los aliados de la OTAN: "El camino hacia la paz pasa por las armas". Con esta consigna de fondo, replicada de forma recurrente por Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza, se ha dado cita el Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, que incluye a los 30 países aliados y a una veintena de Estados afines, como Japón o Australia.
La prioridad de la cita era acordar la entrega de más armas pesadas para Ucrania. Canadá, Países Bajos o Alemania se han comprometido a proporcionar más munición, defensas antiaéreas o sistemas Patriot. El encuentro de los Cincuenta ha servido para coordinar todas estas donaciones, así como los trabajos de entrenamiento a los soldados ucranianos.
"Free the Leopards"
En medio de la gran batalla que se está librando en estos momentos por el Donbás -EEUU incluso calienta la idea de recuperar Crimea-, Occidente pasa a la ofensiva en su apoyo a los de Zelenski. Si la prioridad hasta la fecha pasaba por blindar los cielos ucranianos con el envío de defensas antiaéreas, el objetivo actual es dotar, por primera vez en la guerra, al Ejército ucraniano con material ofensivo. En esta partida de ajedrez, el monopolio del debate lo tienen los tanques de combate.
El Reino Unido ha sido el primero en enviar blindados de este tipo. Pero la joya de la corona son los de Alemania. Buena parte de la atención global está puesta sobre este país. El país fabrica los cotizados Leopard II, los tanques de combate más eficientes, pesados y con largo alcance que se producen en Europa. Un total de 12 países, como Finlandia, Polonia o España, cuentan con algunos de ellos. Los dos primeros quieren enviarlos a Kiev, mientras España -de momento- arrastra las piernas. La estrategia de Madrid es esperar a ver cómo se desarrolla el debate. Si el resto de países los envía, no podrá negarse, aseguran fuentes. Pero para esta reexportación, es imprescindible el permiso de Berlín, que pese a las presiones globales de los últimos días no cambia de postura. Tampoco tras el último intento en Ramstein.
¿Qué argumenta Berlín?
Scholz, que cuenta con una masa pacifista importante entre sus filas, está cada vez más acorralado. También dentro de su país. Tanto la oposición conservadora como sus socios de coalición, Verdes y Liberales, apoyan la campaña de #FreeTheLeopards. Más dividida está la ciudadanía. Una encuesta reciente recogida por la cadena alemana Deutsche Welle apunta a que un 43% de los ciudadanos se decantan por no enviar los blindados, frente a un 39% que sí ve esta decisión con buenos ojos.
De cara a la galería, el canciller alemán defiende que no quiere tomar una decisión tan trascendental en solitario. Medios norteamericanos recogían esta semana que el Ejecutivo germano solo cedería si Estados Unidos también entrega sus tanques Abrams. Una decisión que, por lo de pronto, no está sobre la mesa de la Casa Blanca. En Washington alegan que los acorazados germanos son más ligeros y más manejables desde el punto de vista operativo y logístico.
Otro de los argumentos de Berlín es que dar este paso se traducirá de forma irremediable y simbólica en una escalada del conflicto y una intensificación de los combates. Rusia ha amenazado con represalias incrementando el riesgo de un choque más frontal entre Moscú y Occidente a escasas semanas de que se produzca el primer año de guerra. El aterrizaje de carros blindados será un balón de oxígeno en las filas ucranianas. Este paso adelante podría generar una nueva contraofensiva durante los próximos meses. Pero la incógnita continúa siendo cómo respondería Vladimir Putin en caso de sentirse arrinconado.
La sensación general es que Scholz no quiere dar este paso. Pero no podrá mantener su ambigüedad mucho más. De momento gana tiempo postergando la decisión limitándose a estudiar el estado de los tanques y a analizar cuáles y cómo podrían enviarse. Patada hacia adelante. Su nuevo ministro de Defensa, Boris Pistorius, que cumple este viernes su segundo día en el cargo, ha asegurado en los márgenes de Ramstein que anunciarán la postura próximamente. Algo que no está sentando muy bien entre los de Zelenski. "No tenemos tiempo. El tiempo es un arma más en manos de Rusia. Puedo agradecerles cien veces el apoyo, pero cientos de gracias no son cientos de tanques", ha afirmado el presidente ucraniano, a través de una conferencia al inicio del encuentro.
Cantidad de armas sin parangón
"Es un momento crítico. Rusia se está reagrupando, está reclutando y reequipándose. No podemos bajar la guardia. Tenemos que ir más allá", asegura Lloyd Austin, secretario de Defensa estadounidense. Durante los últimos días, los países occidentales han anunciado en cascada paquetes masivos de armas para Ucrania. EEUU lo hizo por valor de 2.500 millones euros, Suecia por más de 400 millones y Estonia de 113 millones. Todos ellos previstos para proporcionar munición, tanques ligeros, sistemas anti-defensa o combustible a las filas ucranianas.
El próximo lunes, los 27 ministros de Asuntos Exteriores buscarán aumentar en otros 500 millones los euros del Fondo Europeo para la Paz, el mecanismo mediante el que se coordina la compra y el envío de material bélico bajo la bandera de las doce estrellas. Y el trasiego de armas no concluirá aquí. Nueve países de la OTAN—Estonia, Reino Unido, Polonia, Letonia, Lituania, Dinamarca, República Checa, Países Bajos y Eslovaquia— se han comprometido esta semana en Estonia a anunciar próximamente nuevos envíos armamentísticos "sin precedentes". Once meses de guerra dejan ya la mayor carrera armamentística desde la Guerra Fría.
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