Este artículo se publicó hace 4 años.
PortugalAdiós al confinamiento: Portugal inicia esta semana su nueva normalidad
En algunas zonas obreras de la periferia como Azumbuja o el barrio de Jamaica se han registrado todavía cadenas de contagio, por lo que en toda la región de Lisboa y en el Valle del Tajo no se podrán abrir los centros comerciales, medida que el 4 de junio será revisada por el Gobierno.
Carlos García (EFE)
Lisboa-Actualizado a
Desde este lunes, Portugal ya no exigirá el deber de confinamiento entre su población, salvo excepciones, y abrirá un período de nueva normalidad donde es posible hacerse un tatuaje, ir al gimnasio, comer en el restaurante o salir de compras con la familia a un centro comercial.
El único borrón de Portugal, que se ha convertido en ejemplo de gestión de la pandemia en el sur de Europa, se ha producido en su capital, Lisboa, donde en los últimos días se registran el 90 % de los casos de todo el país debido a una serie de brotes, por lo que el levantamiento de las restricciones ha de esperar hasta el próximo jueves, 4 de junio.
En algunas zonas obreras de la periferia como Azumbuja o el barrio de Jamaica se han registrado cadenas de contagio, por lo que en toda la región de Lisboa y en el Valle del Tajo no se podrán abrir los centros comerciales, medida que el 4 de junio será revisada por el Gobierno.
En el resto del país, la ciudadanía ya tiene la libertad de la denominada nueva normalidad, que le permitirá hacer una vida similar a la "prepandemia", aunque con una serie de cautelas con el fin de evitar la propagación de la covid-19.
Los restaurantes podrán trabajar con el total de su capacidad, pero entre mesa y mesa habrá una distancia mínima de metro y medio o incluso tendrán que instalar paredes de metacrilato para mejorar el aislamiento.
Los gimnasios, las salas de cine, teatros o auditorios también comienzan su actividad a partir de este lunes, aunque, al igual que el resto de empresas, obligarán a los usuarios a mantener el distanciamiento social y en muchos casos será necesario acudir con mascarilla.
La nueva situación lusa, que, según el primer ministro portugués António Costa, se ha logrado gestionar controlando la pandemia y manteniendo la economía, obliga al uso de mascarilla en el transporte público, puntos de atención al público, escuelas o establecimientos comerciales.
Hace dos semanas, Portugal abrió sus escuelas para retomar las clases de los alumnos de 11º y 12º (16 y 17 años) y 125.000 niños de pre-escolar (de 2 a 5 años) pueden regresar a las guarderías a partir de este lunes con motivo de la tercera fase de desconfinamiento.
El teletrabajo es otra de las cuestiones que cambia desde este lunes en Portugal, ya que deja de ser el sistema preferente, salvo para padres que tengan que cuidar a sus hijos (menores de 12 años), personas con discapacidades superiores al 60 % o inmunodeficientes o cuando la empresa no garantice las condiciones de seguridad e higiene necesarias.
Los números de la Dirección General de Salud (DGS) de Portugal dicen que el país ha logrado controlar la pandemia, que deja, hasta la fecha, dos millares de fallecidos y algo más de 32.000 contagiados.
La playa y el turismo pretenden aliarse para que poco a poco emerja la actividad económica, por lo que a partir del día 6 de junio comenzará la temporada oficial de baño. Sin embargo, desde hace una semana las playas lusas reciben cada día a numerosos bañistas, incluso hasta el presidente Marcelo Rebelo de Sousa o el primer ministro se dieron un baño en las playas de Lisboa el pasado fin de semana, para mostrar al mundo la seguridad que existe en este país.
El fútbol es otra de las rutinas que regresa a Portugal esta semana, ya que desde el día 3 se volverán a disputar los partidos de Liga para concluir las diez jornadas que restan de campeonato. Eso sí, la nueva normalidad impide a los portugueses acudir a los estadios, ya que los encuentros serán a puerta cerrada.
Para sortear esta situación, el alcalde de Oporto, Rui Moreira, ha propuesto a la Liga la iniciativa drive-in, que permita a los aficionados acudir en su coche hasta una explanada verde de la ciudad, donde, sin bajarse del auto, podrían seguir el partido desde una pantalla gigante. Sin embargo, parece que los derechos televisivos no permitirán ejecutar esta idea.
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