Este artículo se publicó hace 11 años.
Acusan de secuestro y violación al principal sospechoso de retener a las tres jóvenes de Cleveland
El fiscal ha explicado que, de momento, los dos hermanos de Ariel Castro no afrontan cargos, ya que la Policía no tiene "ninguna evidencia de que ellos estuvieran involucrados o tuvieran conocimiento de los secuestros"
Ariel Castro, el principal sospechoso del secuestro de tres jóvenes en Cleveland durante casi una década y propietario de la casa donde fueron halladas el lunes, afrontará cuatro cargos por secuestro y tres por violación, indicó hoy el fiscal asistente de Cleveland, Victor Pérez. En rueda de prensa, Pérez explicó que dos de los hermanos de Ariel, Pedro y Onil, que también se encuentran detenidos, no enfrentan por el momento cargos. "No tenemos ninguna evidencia que nos lleve a creer que ellos estaban involucrados o tenían conocimiento de estos", aseguró el jefe adjunto de policía de Cleveland, Ed Tomba, que acompañaba a Pérez.
Tomba indicó que las tres chicas no salieron de la propiedad de Castro durante los casi diez años de cautiverio y "solo en dos ocasiones" llegaron hasta el garaje de la residencia "disfrazadas". Además, explicó que las jóvenes habían sido retenidas en habitaciones "separadas", aunque debido al prolongado tiempo de reclusión estuvieron en contacto en varias ocasiones. Sin embargo, Tomba no quiso confirmar si las jóvenes habían resultado embarazadas y abortado a consecuencia de las palizas propinadas por Ariel, tal y como han señalado medios locales de Cleveland.
Previamente, las autoridades revelaron que se habían encontrado cadenas y cuerdas e indicaron que "hay confirmación" de que las mujeres estuvieron atadas para evitar que escaparan. Amanda Berry, de 27 años y quien tuvo una hija durante el cautiverio; Gina DeJesus, de 23 años; y Michelle Knight, de 32 años, pasaron entre 11 y 9 años secuestradas en casa de Ariel Castro. Berry y DeJesus regresaron hoy a casa con sus familias y se encuentran bien, mientras que Knight volvió al hospital para ser tratada aparentemente por los problemas mentales que ya padecía antes de su secuestro y que se habrían agravado por las duras condiciones en las que vivía.
La pesadilla concluyó el pasado lunes cuando Berry consiguió pedir auxilio en un descuido de sus captores y uno de los vecinos Charles Ramsey, que comía en un restaurante cercano, al escuchar sus gritos la ayudó a romper la puerta de la casa desde la que Berry pedía ayuda.
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