Desde que Fukushima fue elevado al nivel 7 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos (INES), los expertos han insistido en que ni aún así puede compararse a Chernóbil. Pero nadie ha cuantificado cuán difícil y peligroso será resolver el problema una vez la planta se haya estabilizado, y ahí Fukushima no sólo es comparable a Chernóbil, sino que podría ser peor.

Según Gerald Karch, presidente del fabricante alemán de maquinaria Putzmeister, encajonar los reactores de Fukushima en sarcófagos de hormigón, tal como se hizo en Chernóbil, sería mucho más arriesgado. 'En Chernóbil, donde sólo hubo que encajonar un reactor, fue necesario el trabajo de 11 camiones durante meses. En Fukushima, estamos hablando de cuatro reactores', indicó a la agencia Reuters Karch, proveedor de las bombas de inyección de agua de Fukushima. Para ello habría que emplazar 50 camiones en un mismo lugar y movilizar a cientos de operarios para que trabajen durante meses expuestos a la radiación. El Gobierno japonés estudia otras alternativas, pero no es capaz de decidirse por alguna.

Entre los riesgos que entrañará poner punto y final a la crisis está la propia naturaleza. Según Teruyuki Kato, profesor del Instituto de Investigación de Terremotos de Tokio, 'es probable que haya réplicas con una intensidad de 7 grados durante los próximos seis meses'. La misma opinión comparte Kazuya Idemitsu, profesor de ingeniería nuclear en la Universidad de Kyushu: 'Los recipientes de presión pueden aguantar otro terremoto de 8 grados, pero otras piezas, como las juntas de tubería, podrían hacer que el agua radiactiva se filtre más rápido' si hay un nuevo temblor.

Más allá de las conjeturas de futuro, el presente sigue sin dar señales de mejoría. Aunque se han sacado ya 660 toneladas de agua estancada del sótano del reactor 2, el nivel subió ayer 4,5 centímetros, supuestamente debido a la constante inyección de agua al núcleo para evitar su fusión.