¿Es posible combinar varias relaciones sentimentales manteniendo la responsabilidad afectiva en todas ellas, de forma que se respeten los principios éticos que deben guiar nuestro comportamiento en cualquier situación?
Esto es lo que propugna el poliamor ético, una estructura relacional que se cimenta en la generación de varios vínculos afectivos al mismo tiempo sin menoscabar principios como la honestidad, el respeto o la transparencia. Como planteamiento teórico parece un win-win, ¿pero es posible en la práctica? Lo vemos.
El poliamor ético en nueve preguntas
A buen seguro que te surgen muchas dudas sobre este concepto que parece pretender empastar ideas un tanto discordantes. Pero no te preocupes, es normal, aunque no se trata de un concepto “nuevo” (el ser humano siempre ha sentido “interés” por varias personas a la vez), el peso de la monogamia en nuestra sociedad provoca que se mire con recelo, desconfianza o ironía cualquier propuesta relacional diversa como esta.
¿Qué es el poliamor? ¿Y qué es la ética?
Empecemos por lo básico. “Poliamor” significa “muchos (o varios) amores”. Ética, por su parte, se refiere al conjunto de normas morales que rigen la conducta de una persona en cualquier ámbito de la vida (y la reflexión sobre dichas normas): en el ámbito sentimental se podría conjugar con el concepto “responsabilidad afectiva”.
Así pues, si combinamos ambas ideas tenemos como resultado la siguiente definición de poliamor ético: varios amores administrados de forma responsable para todas las partes, no solo para ti mismo, sino para todas las personas que participan en esa estructura relacional.
¿Se puede amar a varias personas a la vez?
Sí, no cabe duda. De hecho, todos amamos a varias personas a la vez, aunque de diferente manera: a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros amigos. ¿Por qué, entonces, solo “podemos” amar a una sola persona a la vez desde un punto de vista “sentimental”? Es el dilema vertebral de la monogamia y del poliamor. De hecho, se evita el término “poligamia” por poner el foco en las relaciones de base religiosa o tradicional, prefiriéndose el término “amor” que destaca la vinculación afectiva.
¿Qué hay del compromiso y la fidelidad en el poliamor?
Desde un punto de vista teórico, las ideas de compromiso y fidelidad en el poliamor son las mismas que en la monogamia. Los participantes de una estructura de poliamor se comprometen entre ellos siendo fieles a unas reglas… que no son las mismas que en una relación monógama.
El “contrato” que se “redacta” en una relación poliamorosa debe ser respetado por todos los miembros de la misma: ese es el compromiso y la fidelidad en el poliamor que supone total transparencia entre las partes. Nadie debe sentirse engañado si se respetan los términos del contrato. Pero, por supuesto, esto no evita el sufrimiento ni los celos, como en cualquier relación monógama.
¿Son los celos el gran problema del poliamor?
Probablemente sí ya que por muy concienciados que estén los miembros de una relación poliamorosa y por mucha experiencia que tengan en esta clase de relaciones, los celos que derivan en padecimiento siempre son una posibilidad. Somos humanos: dudamos y sufrimos. Lo mismo que sucede en una relación monógama: nadie está vacunado contra el mal de amores, ni en la monogamia ni en el poliamor.
¿Es el poliamor una estratagema para tener más sexo?
Desde un punto de vista teórico, no necesariamente, pero en la práctica, por supuesto. Y no tiene por qué ser irresponsable afectivamente ni falto de ética “tener más sexo” siempre y cuando no se convierta en una estratagema, un engaño, una argucia, un postureo: en definitiva, siempre que se respeten las reglas que se hayan fijado entre los miembros de la relación.
En este sentido, hay que recordar que hablamos de poliamor, no de “polisexo”, y no todas las relaciones románticas giran en torno al sexo, aunque sea un elemento principal en la mayoría de ellas.
De cualquier forma, si tu objetivo esencial con el poliamor es tener sexo con quien te apetezca sin dar más explicaciones que “es que soy poliamor, nena” lo tuyo ni es amor ni es ético.
¿Es el poliamor más complejo que la monogamia?
Sí, en líneas generales lo es porque incluye a más personas. Y cuantas más personas integran una estructura relacional, más complejidad y dificultad de éxito. Y esa es una de las incuestionables razones que explican el éxito de la monogamia: es más fácil gestionar un contrato entre dos personas que entre diez. Aunque no siempre, por supuesto.
¿Es el poliamor una reacción a la monogamia? ¿Es una moda?
Sí y no. El poliamor ha existido siempre, aunque generalmente soterrado bajo diferentes tabúes, especialmente religiosos, pero también sociales e incluso económicos. Por lo tanto, no es una moda, sino que el actual clima de defensa de la diversidad ha llegado también a las relaciones sentimentales aflorando el poliamor.
No obstante, es evidente que se ha demostrado que las relaciones monógamas ni son perfectas ni son la única opción posible y, por ello, el poliamor sí se difunde actualmente en buena medida en oposición a los peores aspectos de la monogamia, como la propia violencia o el maltrato psicológico de los que, por supuesto, tampoco está libre el poliamor.
¿Es el poliamor mejor que la monogamia? ¿Son más libres los ‘poliamorosos’ que los monógamos?
La respuesta a ambas preguntas es no. De base, ningún tipo de relación es mejor que otra, depende de la ética con la que se administre, de forma que si la monogamia es ética y el poliamor no, este no será “mejor” que la monogamia. Y viceversa. Así pues no es un cuestión de qué tipo de relación es mejor, sino cómo se maneja para que sea lo mejor posible para todos los que participan en ella.
Por su parte, participar en una estructura de poliamor no te otorga automáticamente el carné de “soy más libre que los esclavos de la monogamia“: solo si eres libre cada instante, no solo en tus relaciones, (poliamorosas o no) puedes considerarte realmente libre. Así pues, pocos somos verdaderamente libres, al menos en el sentido amplio de libertad.
¿Cómo saber si el poliamor se adapta a mí?
Analizándote, reflexionando sobre tu personalidad y tu historial afectivo… y probando. ¿Cómo saber si te gusta algo que no has probado? Tal vez tengas claro que “eso no es para ti” por tus valores, pero si tienes dudas, prueba, siempre recordando el aspecto fundamental del poliamor… que debe ser ético, que, al igual que la monogamia, debe ser administrado con responsabilidad afectiva.