Militares, obispos y Nocilla, por Ana Pardo de Vera

publicado el 05 de Julio de 2024

Las declaraciones de Miguel Tellado, portavoz parlamentario del Partido Popular, no son nuevas. Recordarán que ya en 2015, durante una reunión de representantes de la Unión Europea sobre migraciones, el Gobierno de Italia pidió que se ‘bombardeara’ a los cayucos, lanchas o barcazas que salieran de Libia, para que no llegaran a las costas de su país. Entonces, ni siquiera había llegado la ultraderecha postfascista de Georgia Meloni a Roma, pero la llamada “derecha democrática” ya asomaba la patita xenófoba de las soluciones de mano dura, que después practicarían, entre otros, Sarkozy en Francia, y propondía en España el antecesor de Feijóo al frente del PP, Pablo Casado, así como la ultraderecha xenófoba y racista de Vox.

Ahora también, en plena negociación con el PSOE para la distribución por territorios de todo el Estado de los menores migrantes que llegan solos y solas a Canarias, el PP recomienda al Gobierno que de orden a la Armada de intervenir para frenar en origen la salida de barcazas y/o cayucos con los medios de los que disponen, que en caso del Ejército, son las armas, como todo el mundo sabe.

Menos mal que desde la propia jefatura de la Armada, su mando primero, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas navales, el almirante López Calderón, dejó muy claro en 2020 -en respuesta a Casado y a Abascal- para qué están los barcos militares cuando se encuentran con una embarcación que, no solo no supone una amenaza, sino que va lleno de seres humanos en peligro de muerte: “Si cualquier barco de guerra de España se encuentra con una patera en una situación en donde la vida de los que están en ella está en peligro, su obligación de todo tipo, legal, moral... es rescatarlos. Y eso es lo que se haría”. El almirante López Calderón es desde 2021 el jefe del Estado Mayor del Ejército, de todo el Ejército.

 

Cómo será la propuesta del Partido Popular que hasta la Conferencia Episcopal ha puesto el grito en el cielo y ha apelado a las comunidades autónomas a ser ‘solidarias’ con todos y todas laa migrantes. Los obispos rechazan tajantemente los discursos alarmistas y criminalizadores de los seres humanos que escapan desesperados de sus países y piden que no se identifique delincuencia con migración, exactamente lo que hacen el PP y la ultraderecha, que en este caso, entre otros, son lo mismo.

 

Parece que al PP y a Vox se les olvidan muy pronto esas raíces católicas que dicen que tienen y con las que apelan al matrimonio heterosexual, a la familia casada por la Iglesia y formada siempre por padre-madre-hijos (si son muchos, mejor); a prohibir el derecho de las mujeres al aborto, a la “curación” de la homosexualidad, etc., etc., etc. Olvidan esas raíces cristianas de la autodenominada también derecha “democristiana”, el Partido Popular, que también apelan a la necesidad de amar al prójimo, de la caridad o de la generosidad con el pobre. Porque, sobre todo, estos migrantes demonizados son pobres, ya lo habrán notado, es lo único que siempre tienen en común.

 

La ultraderecha y la derecha que la imita se han convertido en una ideología antiderechos humanos capaz de dinamitarlo todo mientras acude a misa, se persigna, comulga y se confiesa, eso sí, su dios sabrá de qué. Una ultraderecha que lo mismo te lanza a los militares contra un cayuco de gente desesperada que te prohíbe la Nocilla porque lo del placer sexual en las mujeres no se puede conocer ni practicar, mucho menos, usarlo como sketch publicitario en pleno siglo 21. Serían solo un chiste si no fueran una amenaza global.