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Qué es la frecuencia 528

¿Y si al final Bob Marley tuvo razón? ¿Y si la música pudiera (literalmente) curar a las personas? Varios estudios científicos han analizado la frecuencia 528, denominada así por el número de hercios de la misma, medida que indica las vibraciones de ese sonido por segundo, también definida como la altura del sonido: cuanto más bajo, menos herzios, más grave. Y viceversa.

Conocida (y aplicada) desde hace siglos por sus supuestos poderes curativos y meditativos, los cantos gregorianos ya usaban frecuencias denominadas de solfeo (o solfeggio) estipuladas por Guido de Arezzo para generar determinados efectos emocionales en el oyente… varios siglos antes de que Hertz diera nombre a su unidad de medida para la frecuencia. 

La ciencia tras la frecuencia 528 

Música y efectos visuales - Fuente: Pexels
Música y efectos visuales – Fuente: Pexels

Ibiza ya tiene su espacio para eventos exclusivos llamado “528”: hasta la isla pitiusa han llegado las ondas de la frecuencia del amor y la positividad. Y es que no hemos tardado en atribuir propiedades milagrosas a determinadas frecuencias apareciendo todo tipo de teorías rocambolescas sobre los supuestos usos de estas frecuencias para generar determinados efectos en los oyentes: entre estas teorías, por supuesto, no faltan nazis manipulando a los enemigos con un tono específico. 

Pero varios investigadores japoneses dejaron a Goebbels y compañía al margen y prefirieron centrarse en el supuesto efecto reductor del estrés sobre el sistema endocrino y el sistema nervioso de la música con una frecuencia de 528 Hz que “recientemente ha llamado la atención como un tipo de música «curativa»”. 

Recordemos que, tal y como se explica en el artículo de Reuters mencionado, la mayoría de instrumentos están afinados por defecto en La 440 Hz, a una frecuencia de 440 Hz. En este sentido, señalar también que la tecla más baja del piano (la última de la izquierda) tiene una frecuencia de 30 Hz produciendo un sonido muy grave, mientras que su tecla más aguda tiene un sonido de 4.000 Hz, generando un sonido muy agudo. 

La frecuencia 528 reduce el estrés 

Escuchando música - Fuente: Unsplash
Escuchando música – Fuente: Unsplash

Los investigadores japoneses partieron de otros estudios precedentes sobre los estímulos musicales en diferentes frecuencias, en alguno de los cuales ya se sugería que los sonidos de alta frecuencia estimulaban la síntesis de dopamina, aumentando la actividad del sistema nervioso parasimpático en comparación con escuchar música a baja frecuencia. 

¿Y la frecuencia 528? ¿Tiene un efecto positivo mensurable en el oyente? Para comprobarlo, los investigadores hicieron escuchar música a nueve personas, alternativamente a 528 Hz y a 440 Hz, la referida frecuencia estándar internacional. En esta escala no existe una nota a 528 que sí se incluye en la denominada frecuencia de solfeo de Guido de Arezzo, figura clave en la historia de la teoría musical que definió el canto llano de la liturgia cristiana.  

Como dicen los investigadores, “se han atribuido varios efectos a la frecuencia de solfeo, pero ninguno de ellos tiene base científica”. Pues bien, los científicos japoneses comprobaron que la música a 528 Hz provocaba la disminución del cortisol en el oyente, no observando cambios significativos en la condición 440 Hz.  

Así mismo, las puntuaciones de tensión-ansiedad y alteración total del estado de ánimo se redujeron significativamente después de la exposición a música de 528 Hz, mientras que no hubo diferencias significativas después de música de 440 Hz. 

Así pues, los investigadores concluyeron que la música de 528 Hz tiene un efecto reductor del estrés especialmente relevante, incluso después de sólo cinco minutos de exposición, certificando la influencia de la música en el sistema nervioso y endocrino. 

La frecuencia 528 reduce la ansiedad… ¿y repara el ADN? 

ADN
ADN/Foto: Unsplash

Pero los investigadores japoneses no han sido los únicos que han analizado la frecuencia del amor desde una perspectiva científica. Un grupo de científicos iraníes han protagonizado varios estudios sobre las ondas sonoras de 528 Hz y sus efectos hormonales.  

El Instituto de Bioquímica y Biofísica de la Universidad de Teherán confirmó que las ondas sonoras con una frecuencia de 528 Hz y una intensidad de 100 dB inducen la producción de testosterona, reduciendo la concentración de especies oxidativas en el tejido cerebral.  

Aunque en este caso el ensayo tuvo lugar con ratas, los investigadores sugirieron que la exposición prolongada a esta onda sonora muestra una reducción de los comportamientos relacionados con la ansiedad lo que “puede conducir a determinar una posible terapia en la que se puedan utilizar sonidos para reducir la ansiedad en el individuo”. 

Más sorprendente aún es la conclusión a la que los mismos investigadores llegaban un año antes en otro estudio: la onda sonora de 528 Hz puede reducir la muerte celular, mejorando la reparación del ADN.  

En particular, los científicos iraníes se ocuparon del tratamiento de la adicción al alcohol y los efectos negativos de la misma en la plasticidad sináptica y la función cerebral. En este sentido, la toxicidad del etanol afecta principalmente al sistema nervioso central (SCN) formado por neuronas y células gliales denominadas astrocitos, los cuales desempeñan un papel importante en el propio crecimiento y la función neuronal. 

Los investigadores ensayaron con astrocitos humanos fetales exponiéndolos a la onda sonora de 528 Hz producido por cuatro altavoces (Adam AX8, para más señas) rodeando el cultivo celular a la misma distancia.  

Teniendo en cuenta que las células de astrocitos son la primera barrera contra el estrés oxidativo inducido por el etanol teniendo, además, una función protectora para las neuronas, los investigadores trataron de determinar sí estas frecuencias podrían tener propiedades beneficiosas como una mayor viabilidad o una reducción en la producción de especies reactivas de oxígeno a nivel celular que dañan el ADN.

El experimento concluyó que el uso el uso de ondas sonoras de 528 Hz con una intensidad de 80 dB reduce los efectos secundarios del consumo de etanol en cultivos de células primarias de astrocitos lo que implicaría que la frecuencia de 528 Hz puede constituirse como un agente no invasivo que puede activar la reparación del ADN. Así pues, si te sientes “reparado” escuchando música sacra o cantos tradicionales, tal vez sea porque tu ADN se está recomponiendo…  



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