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‘Silent walking’: por qué caminar nos ayuda a reflexionar

La primavera en la ciudad es época de enérgico dinamismo, todo el mundo se afana en terminar sus tareas para llegar liberados al verano. Y si algo genera este dinamismo urbano es ruido: de los motores a la hormigonera, de tu jefe a tu madre, y de tu móvil a tu cerebro. Y uno de los efectos del exceso de ruido en nuestra salud mental es que impide la adecuada reflexión. Porque no es posible pensar (bien) mientras una sinfonía de estrépito urbano (y digital) nos zarandea. Tu cerebro pide silencio

Entonces buscas ese silencio en la soledad de tu casa, en el sofá, con todo apagado. Tal vez logres relajarte, pero tu pensamiento no fluye como debería. ¿Qué falla si ya tienes silencio? Tu cerebro necesita el estímulo del movimiento físico. Y sales a caminar. Llámalo caminar en silencio, llámalo silent walking. Llámalo como quieras, pero es el mejor camino para la reflexión. 

Caminar en silencio para digerir el estridente empacho digital 

Caminar - Fuente: Pexels
Caminar – Fuente: Pexels

Ya se lo preguntaba el poeta T.S. Eliot varias décadas antes de que nos asolase una perfecta tormenta de estridencias digitales: “¿dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento? ¿y dónde está el conocimiento que hemos perdido en información?”. 

El exceso de ruido es uno de los grandes enemigos de la salud mental en nuestra era. Si a los futuristas de hace un siglo les fascinaba el ruido urbano como emblema de la modernidad, los nuevos “futuristas” se fascinan con el ruido digital, el que genera la conexión permanente. Y estar permanentemente conectados al mundo digital genera diversos desafíos para nuestro cerebro. El principal: la gestión de la información. 

El volumen de información, de datos, que recibe nuestro cerebro, es inasumible. Pretendemos que el cerebro, que trabaja al 10% según el mito acientífico, reciba más datos de los que puede aprehender. El cerebro no es mágico, es un órgano más de nuestro cuerpo, con sus limitaciones.  

Y la información sin reflexión no sirve para nada, al contrario, perturba el cerebro. Como si no paráramos de “comer” información provocando una indigestión permanente: si nuestro organismo necesita tiempo antes de la siguiente comida para asimilar los alimentos y quedarse con sus componentes esenciales, el cerebro también necesita tiempo para descomponer la información y convertirla en conocimiento. Pero no le damos tiempo: lo sometemos a un continuo empacho. 

‘Silent walking’: menos rumia, más reflexión 

Caminar - Fuente: Pexels
Caminar – Fuente: Pexels

Tras revelar cómo la experiencia en la naturaleza mejora la cognición, en particular la memoria de trabajo (la que elabora la información), un equipo de especialistas de la Universidad de Stanford amplió la investigación con un nuevo ensayo: una caminata de 90 minutos en un entorno natural. 

“Aún no está claro por qué” (aunque lo sospechamos), pero “la urbanización se asocia con mayores niveles de enfermedades mentales”. Tras caminar durante hora y media en un entorno natural (y más silencioso que el urbano o con sonidos más “naturales”), “los participantes informaron niveles más bajos de rumiación (pensamiento repetitivo centrado en aspectos negativos de uno mismo) y mostraron una actividad neuronal reducida en un área del cerebro relacionada con el riesgo de enfermedad mental en comparación con los que caminaron por un entorno urbano”. 

Así pues, este doble ensayo confirma algo que sospechamos: el ruido (urbano) fomenta la rumia o pensamiento repetitivo e ineficiente mientras que el silencio (natural) fomenta la desconexión activa, el fluir del pensamiento, la reflexión eficiente.  

Si combinamos el silencio de la naturaleza con una ligera actividad física que no nos “nuble” la cabeza por el exceso de esfuerzo (que también exige un alto nivel de concentración que impide la relajación mental) tenemos el escenario perfecto para pensar detenidamente, es decir, para reflexionar. Por eso caminar en silencio es la mejor forma de asimilar la información y transformarla en conocimiento, de cimentar la sabiduría.  

Ahora piensa cuánto tiempo a la semana dedicas al silencio, cuánto tiempo dedicas a caminar (no a “correr” al trabajo ni al supermercado), a caminar de verdad. Y así es como las cuentas del conocimiento (y la sabiduría) no salen. Y a este ritmo de ruido físico y digital pronto no sabremos solventar un problema sencillo. Porque no sabremos reflexionar. No sabremos pensar. Y si no piensas, recuerda, otro lo hará por ti. Cuidado. 

‘Silent walking’: ¿de moda en TikTok? 

Caminar - Fuente: Unsplash
Caminar – Fuente: Unsplash

Al parecer algún tipo de influencer de TikTok ha puesto de moda caminar en silencio. Hay tantas cosas que no encajan en esta “noticia” que no sabríamos por dónde empezar. Así que lo dejaremos en que algo no funciona muy bien en esta sociedad cuando un influencer tiene que venir a recordarnos los beneficios de caminar y los beneficios del silencio.  

La única moda que ningún influencer de TikTok pondrá de moda será dejar TikTok, dejar el ruido, dejar las tonterías y ocuparnos de lo importante. Y no os recordaremos lo que es importante porque no somos influencers y confiamos en vuestra capacidad de reflexión, en silencio y con ruido. 

Porque cada vez está más claro que el “camino” que marca nuestro futuro es un replanteamiento radical del uso que hacemos de las redes sociales y del propio papel que tienen las mismas en nuestra vida, especialmente en las de las nuevas generaciones hiperconectadas que están creciendo en un escenario de desquiciante ruido permanente que impide la reflexión profunda, no solo sobre cualquier problema (social) relevante, sino sobre cualquier sencillo dilema personal.  

Y si hay alguien a estas alturas que no es capaz de ver la relación entre el exceso de ruido digital que procede de sus móviles (la nueva “cruz” de nuestra sociedad, no puedes salir de casa sin ella) con el exceso de enfermedades mentales entre los más jóvenes, es que tiene acciones en una Big Tech



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