Dominio público

Uno de los suyos

Ruth Ferrero-Turrión

Profesora de Ciencia Política y Estudios Europeos en la UCM

Péter Magyar, crítico con Orban, en un acto en Budapest, Hungría.- EFE/EPA/Szilard Koszticsak
Péter Magyar, crítico con Orban, en un acto en Budapest, Hungría.- EFE/EPA/Szilard Koszticsak

Hungría se prepara para la presidencia rotatoria de la UE; mejor dicho, Orban se prepara y lo hace con todo cuidado y mimo. En Hungría tiene todo el poder, su siguiente paso es la reconstitución de las alianzas entre aquellas fuerzas políticas que se consideren nacionales, conservadoras, soberanistas y de base cristiana, es decir la reunificación de las derechas radicales. Es una aproximación a la UE que pretende una transformación desde dentro, la salida de la Unión ni tan siquiera se plantea, y que quiere aprovechar la ola favorable en la que están las fuerzas afines de la derecha radical europea.

El plan de Orban es un plan transformador hacia una Europa menos liberal, menos abierta y más conservadora. "Si queremos conservar la libertad y la soberanía de Hungría debeos ocupar Bruselas y traer cambios a la UE", dijo no hace mucho el presidente húngaro. Meloni ya le pone ojitos, también los polacos de PiS, que fuera del gobierno no muestran que les parezcan mal los remilgos húngaros al envío de armas hacia Ucrania. Los dos quieren al húngaro en el grupo de Conservadores y Reformistas, quizás con él serían la tercera fuerza del Parlamento. Los más reticentes del grupo, los Demócratas suecos y los Demócratas Cívicos Checos, ninguno de los cuales transige con las posiciones hacia Rusia de Hungría. 

El Fidesz de Orban en su momento fue un partido capaz de utilizar el antagonismo antisistema sobre dos niveles y en dos fases. Primero lo hizo contra el partido socialista, luego confrontando el propio contexto europeo en defensa de la soberanía de Hungría frente a Bruselas con fórmulas del tipo "no injerencia extranjera en la democracia húngara", algo que ha reciclado para su desembarco en Europa. Orban supo convertir un partido liberal y residual, surgido de la resistencia al gobierno, en el partido hegemónico en Hungría sobre la base del etnocentrismo y el nacionalismo. Parece que tiene en mente repetir la gesta también en el marco de la UE. 

Y, sin embargo, ahora que parecía que tenía todo tranquilo y controlado en casa, es justamente cuando han comenzado los problemas en su frente interno. No ha sido ningún miembro de la oposición, sino "uno de los suyos" el que ha comenzado a agitar el escándalo ante la opinión pública húngara y, para colmo, lo que está haciendo es seguir los mismos parámetros que él en el comienzo de su vida política, a través de la utilización del antagonismo político, esta vez contra el mismismo Viktor Orban. Y ese no es otro que el exmarido de la que fuera la niña mimada, exministra de justicia húngara y hasta su salida de la vida pública la que iba a ser candidata al parlamento europeo por Fidesz, la brillante jurista Judith Varga.


En febrero de 2024 un escándalo atravesó la política húngara. Un escándalo de pederastia que, aparentemente, tanto Varga como la presidenta Katalin Novak habrían encubierto, y por el que ambas abandonaron la vida pública en medio de grandes protestas en las calles. Desde ese momento, Peter Magyar, el exmarido, comenzó a mover un avispero en el que han empezado a airearse muchos de los trapos sucios del gobierno Orban, sus clientelismos y sus corruptelas e incluso amenaza con presentarse a las europeas para hacer frente al hegemónico Fidesz, si bien, por el momento, no parece que alcance el 15% de la intención de voto.  

Durante años Fidesz, del que Viktor Orban es fundador, se ha beneficiado de la fragmentación de la oposición húngara, y mientras, se hacía con el control de los medios de comunicación públicos y privados, reformaba el poder judicial, la constitución o la ley electoral con el fin de conseguir concentrar todo el poder en el ejecutivo. Pues bien, Péter Magyar, miembro destacado del establishment húngaro, se presenta de manera similar a cómo lo hizo en 2010 Orban, como político anti-sistema, con vocación regeneracionista, de ideología conservadora y tradicionalista. En otras palabras, un populista de manual según la concepción de Cas Mudde donde dos antagonistas, el pueblo y las elites están enfrentados, y dónde el pueblo percibe a las elites como corruptas y burocráticas, exactamente los que está haciendo Magyar, siendo su antagonista Orban. 

Y, sin embargo, al igual que pasó con Orban cuando se hizo con el poder frente al partido socialista húngaro, una buena parte de la prensa europea lo observa como el gran nuevo rival de la bestia negra de la UE. Cualquier nueva cara o vieja con ropa nueva es vista como una nueva esperanza para la regeneración democrática en países como Polonia o Hungría, tal es el punto de desesperación. Así que cuando llega alguien como Péter Magyar y consigue movilizar a los que antes movilizaba Orban, todos quieren ver el cambio en la política húngara y el fin de los quebraderos de cabeza para la UE. Y todos comienzan a pensar en la aparición regeneradora de un nuevo Tusk húngaro que ofrezca confianza a Bruselas. Pero, si nos detenemos a mirar con atención, en realidad, tenemos a Viktor frente a Péter, a un nacional-populismo frente al mismo nacional-populismo, el antagonista sin embargo es "uno de los suyos". 

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