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La creadora de Mierda Jobs, Alejandra de la Fuente. Foto: Jaime Morato
La creadora de Mierda Jobs, Alejandra de la Fuente. Foto: Jaime Morato
La creadora de Mierda Jobs, Alejandra de la Fuente. Foto: Jaime Morato
La creadora de Mierda Jobs, Alejandra de la Fuente. Foto: Jaime Morato

Alejandra de la Fuente: “España es un país de gente precaria”

La creadora de Mierda Jobs revela la precariedad laboral que se ha encontrado mientras documentaba su segundo libro ‘La trabajadora inflitrada’. La autora subraya que los sectores feminizados son los más castigados.

Aurora Muñoz / Ada Sanuy

Alejandra de la Fuente no solo es periodista y escritora, también es la creadora de MierdaJobs, una plataforma en redes sociales que recoge ofertas más lamentables que ofrece el mercado laboral . Tras La España Precaria, esta primavera lanzaba La trabajadora infiltrada, un libro en el que retrata la cruda realidad de la búsqueda de empleo en España y de la precariedad de los sectores feminizados. En esta entrevista lo explica y analiza con detalle. 

Hemos venido a hablar de tu libro, como diría Paco Umbral. Del segundo, para ser  exactos. La trabajadora infiltrada es Irene Moreno, una identidad que adoptaste para escribir un reportaje sobre las irregularidades que encuentra una veinteañera en la búsqueda de empleo. ¿Por qué decidiste convertir a ese personaje ficticio en el eje de un libro de investigación

En esa primera toma, estuve una semana buscando trabajo  y me encontré muchísima precariedad. Había empleadores que proponían no hacer contrato, otros ofrecían salarios por debajo del salario mínimo o inferiores a lo que marca el convenio, incluso me llegaron a hacer hasta propuestas sexuales. 

 

 

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Estos horrores del mercado laboral no son nuevos para ti. En 2018 estabas buscando empleo y, después de encontrarte con ofertas deleznables, decidiste crearMierda Jobs en Twitter para denunciar la violencia empresarial   En esta cuenta, que suma más de 115 mil seguidores, has reportado incluso empleos por 50 céntimos la hora, pero ¿qué es lo peor que te has encontrado?

Lo más duro es ver ofertas de trabajo a cambio de techo y comida. Eso ocurre, sobre todo, en el sector de la limpieza y el de cuidados a domicilio de personas dependientes. 

También estás detrás de las cuentas Manual de supervivencia para jóvenes y Realidades Precarias. ¿Crees que el activismo en redes puede llegar hasta las tribunas del Congreso?

Las redes sociales son el reflejo de una parte de la sociedad y, al final, cuando tú denuncias algo de forma recurrente y demuestras que hay un problema real que afecta a la ciudadanía, la sociedad toma conciencia y los políticos, también. Me he encontrado a políticos y políticas comentando tanto el reportaje de Irene Moreno como otro tipo de de realidades precarias que he ido reflejando a lo largo de estos años.

En este nuevo libro analizas varios nichos de empleo donde la explotación está a la orden del día: teleoperadores, camareros, dependientes, repartidores… La precariedad nos alcanza a todos, pero ¿las mujeres estamos más expuestas?

Sí, sobre todo porque los sectores en los que hay más número de mujeres empleadas suelen estar muy mal pagados. La mayoría de las trabajadoras que se dedican a los cuidados, por ejemplo, están tan mal pagadas que ni siquiera llegan al salario mínimo. Las mujeres sufrimos mayor tasa de parcialidad porque nos vemos obligadas a priorizar la familia e incluso los complementos salariales suelen favorecer más a los puestos masculinizados. Es habitual que una trabajadora de la limpieza no vea reconocida la peligrosidad  a pesar de que trabaja con químicos, con sustancias que pueden ser nocivas para su salud. En cambio, en la profesión de cristalero, que cuenta con más hombres que mujeres, sí que tiene ese plus. No se no se valora de la misma manera.

Entre todos esos empleos, hay uno en el que se dan las condiciones para ocultar la tormenta perfecta: el de las trabajadoras de hogar internas. En tu podcast, Párate a pensarlo, denuncias su situación. Cuéntanos cómo se puede ayudar a una persona que nos confía su situación laboral cuando detectamos abusos.  

Me han llegado casos de mujeres que cobraban 250 euros al mes. Hay empleadores que no respetan los periodos de descanso e incluso trabajadoras que han sufrido acoso sexual dentro de las casas donde desarrollaban su labor. 

Cuando me cuentan sus problemas, les aconsejo que acudan a una asociación, a un abogado o a un sindicato y también les digo que lo denuncien a la Inspección de Trabajo, porque allí pueden hacerlo de forma anónima. Es algo que no se conoce tanto y es importante. Hay personas que solo pueden dar ese paso si  no están expuestas.

El salario promedio en España está en los 19.000 euros. Con la inflación y el precio del alquiler, ¿es este un país para pobres?

Es un país en el que vive mucha gente precaria. En España tenemos actualmente un 13% de tasa de trabajadores pobres. Esto se traduce en personas que trabajan y siguen sin poder llegar a fin de mes. Esta precariedad domina la vida de los trabajadores y el mercado. El ámbito económico es la parte más visible de esta lacra y la que más se padece, pero la precariedad tiene más patas. La gente hace muchísimas horas extra  que no se remuneran. Este es un país donde existen los falsos autónomos, falsos becarios que cubren puestos estructurales, trabajadores a los que sistemáticamente no se les respeta el descanso entre jornadas ni la desconexión digital… España está plagada de irregularidades en el ámbito de trabajo y las que padecemos a lo largo de toda la vida. Sin ir más lejos, haber estado en falsas parcialidades durante toda nuestra trayectoria laboral tiene consecuencias evidentes cuando llega la edad de jubilación. 

 

 

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La generación Zeta ni siquiera puede imaginar su jubilación. ¿Qué opinas de que se emplee el término generación de cristal o que dirigentes como Isabel Díaz Ayuso le atribuyan falta de esfuerzo a unos jóvenes que se han quedado atrapados entre dos crisis?

Las personas jóvenes nos encontramos en un mercado de trabajo que muchas veces nos emplea de forma fraudulenta, nos infrapaga y nos define como una generación de cristal cuando reivindicamos nuestros derechos. Eso es una absoluta falta de respeto. También hay que dejar clara una cosa: el trabajo es trabajo y punto. Solo es una parte de la vida de las personas. Nos puede gustar muchísimo o no. Aquí se debería trabajar para vivir, no vivir para trabajar. La vida es mucho más que un empleo. Una nómina no debería dar solamente para pagar el alquiler y las facturas. La vida es más que eso y el trabajo nos debería dejar margen para hacer algo más que pasar los días con el agua al cuello. 

¿Tienes fe en que la reforma laboral traiga soluciones?

La reforma laboral está trayendo consecuencias positivas para el mercado de trabajo y para quienes forman parte de él, pero también es cierto que los abusos  se siguen dando. Es una herramienta para mejorar la vida de los trabajadores, pero no debería ser la única. Es cierto que se está recortando la temporalidad, pero se siguen cometiendo diversos fraudes laborales que también están regulados.

 

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Tenemos varios problemas. Uno es la cultura empresarial de algunas empresas en las que se considera que lo que no aceptes hacer tú, ya vendrán siete detrás que lo cogerán. No piensan en el cuidado de la persona empleada, ni en retener talento. A todo esto se le suma una falta de medios de la Inspección de Trabajo. A pesar de tener muy buenas leyes, si no tienes a quienes persigan los fraudes, no puedes confiar en la buena fe de los empresarios. Todo este contexto es mucho más  complejo que una reforma.

Cerremos con un alegato por la lectura, ¿por qué debemos leer ensayos como el que hoy analizamos sin sucumbir al desánimo?

Es importante conocer las realidades del mundo que nos rodea. Eso nos ayuda a pensar, a comparar y a ver cómo estamos. Nos contribuye a que nos planteemos nuestra vida y, al final, el conocimiento es poder. Si sabes cuál es la situación puedes tomar decisiones o movilizarte de alguna forma para que eso que no te gusta, se acabe.