Dominio público

La ministra de Igualdad ya está sentenciada

Ana Bernal Triviño

Salió el nombre de Ana Redondo como nueva ministra de Igualdad y, de inmediato, las redes convirtieron su nombre en Trending Topic. Y podemos concretar el análisis en cinco puntos, viendo el debate general.

  1. Sentenciada antes de empezar. Si algo tiene el ministerio de Igualdad es que esté quien esté al frente va a recibir críticas más duras o nada más empezar. Es decir, sin conocer ni siquiera la gestión. Redondo aún no tenía la cartera en mano y ya se ha dicho de ella que no será capaz. Debe ser una fortuna ser ministro en este país, por la tranquilidad de estar ajeno a críticas sexistas que se han producido desde primera hora. Estaría bien esperar, qué mínimo, al plazo de los 100 días de Gobierno para valorar. Y complicado es recuperar el equilibrio entre el feminismo cuando el punto de partida son insultos o ataques cuando ni siquiera se ha sentado en la mesa para gobernar. "Que sufra en su piel ya por lo que pasó Montero", decía ayer uno de los que suelen ir de "aliado". No lo va a tener nada fácil.
  2. ¿Un perfil bajo? Ha sido una de las frases más repetidas: decir que Redondo representa un perfil bajo. No sé yo si es lo más ajustado a quien lleva años de trayectoria política municipal y que ha sido profesora de Derecho Constitucional. A lo que hay que sumar su futuro equipo técnico. Otra cosa, es tener un perfil neutro que, en este caso, sí lo es. Todo el mundo es consciente de lo que suponía heredar un ministerio tras la figura de Montero y los conflictos entre Unidas Podemos y Sumar. Entre sillones y perfiles, Sumar ha optado por quitarse la responsabilidad de un nuevo nombramiento que le ponía entre la espada y la pared, y el PSOE coloca a alguien fiel. El resultado: menos ruido y limar asperezas. El fin: alejarse de figuras y centrarse en la institucionalidad de un Ministerio y sus políticas.
  3. "¡Peligro, se ha llevado el Ministerio el PSOE!" Leí este comentario en redes, justificado, dicen porque el PSOE es más "conservador". Quienes lo dicen no sé si son conscientes de que ese Ministerio siempre había estado en manos socialistas y que, la excepción, fue que pasara a manos de otro partido. Que el feminismo no empezó hace cuatro años. Quienes han dicho que en este tiempo que no hubo fracturas dentro del movimiento creo que poco pueden argumentar con lo que vimos en plenas elecciones: votantes feministas de Sumar, de Podemos, socialistas, feministas que llamaban traidor al Gobierno y pedían votar al PP o a otras fuerzas, o las que pedían al voto nulo. El PSOE parece haberse dado cuenta, en unas elecciones donde las mujeres han parado a la ultraderecha, que este voto no puede descuidarse sino mantener todas las sensibilidades equilibradas, pues todas suman y cuentan al final. Y que perder más votos feministas solo lleva a la debilidad del Gobierno y que la ultraderecha aplauda. Redondo no cuestionará a su partido. Ahora la comunicación en Igualdad, desde el Gobierno, queda controlada.
  4. "¿Es tránsfoba?" Por increíble que parezca este ha sido casi el único (e insisto), casi el único argumento para una buena parte de personas que se manifestaron en redes de inmediato. La frase protagonista. El único requisito para validar o no a una ministra. Lo único que importaba para su aceptación. Como si todo el peso, de nuevo, cayera en un único tema. Poca preocupación se mostraba en las redes de otros asuntos de la agenda feminista, como la violencia vicaria o, lo que es más grave: 52 mujeres asesinadas o dos menores asesinatos por violencia de género en este 2023. Parece ser que las diferencias y la caza dentro del movimiento feminista han llegado para quedarse. No hay nada mejor para dinamitar puentes que seguir poniendo el dedo en la llaga. La respuesta está en ver qué hará la nueva ministra ante ello.
  5. "Con su perfil, no hará nada". Para empezar tendrá que marcar la hoja de ruta que indica el acuerdo de gobierno entre PSOE-Sumar. Y es de mínimos. Menos ambicioso de lo esperado por una buena parte del movimiento feminista, y dando de lado asuntos clave de la agenda como la prostitución y la gestación subrogada. En esta etapa muchas víctimas, como decían las sufragistas, quieren hechos, no palabras. Redondo tendrá que afrontar los huecos que aún la justicia y las instituciones desprotegen a las víctimas. Tendrá que afrontar la respuesta de un Tribunal Constitucional  ante los recursos contra la ley de libertad sexual, del aborto y la ley trans. Y tiene el deber de conciliar posturas dentro del movimiento. Quizás digan que no ha hecho nada, pero con calmar los ánimos dentro de un movimiento tocado ya habrá hecho, antes de que acabe hundido. Lo que queda por ver si serán más los de "Que sufra lo mismo que Montero" o se dará el beneficio de la duda y la oportunidad.

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