Con 20 años poca gente sabe qué quiere hacer en esta vida. Amaia lo ha sabido desde siempre. Ella iba a ser música. Así que se presentó a Operación Triunfo, lo ganó, participó en Eurovisión y tocó en el Primavera Sound. Desde entonces, cada vez que se sube al escenario algo pasa. «Yo creo que tiene muy buena pinta este concierto», decía la navarra justo después de cantar Bienvenidos al show para descorchar su primer Wizink Center.
Ya había estado allí antes, de gira con sus compañeros de OT, pero hasta ahora no lo había pisado en solitario «Entonces no era del todo consciente porque estaban pasando muchas cosas, todo muy loco, así que en realidad va a ser como la primera vez», puntualizaba días antes de la cita a Esty Quesada [Soy una pringada] en su visita al podcast Special People Club, de Podimo. Las entradas se pusieron a la venta el 30 de enero y el gran día llegó con pocas localidades disponibles. «Irán allí unas 12.000 personas, que es un montón de gente», contaba Romero en este espacio.
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La de Pamplona confesó durante la charla que, a dos semanas del evento, los nervios ya empezaban a aflorar, pero Amaia es un animal escénico y al comenzar el show, se dejó fluir. «Lo voy a recordar para siempre», agradecía a un público entregado que anoche puso con ella la guinda a la gira que ha seguido al estreno de su álbum Cuando no sé quién soy.
El salto a la madurez
El tour la ha llevado este verano por los mejores auditorios, salas y festivales del país. Ha hecho parada en ciudades como Madrid (Teatro Real), Pamplona (Teatro Gayarre) o Murcia (Warm Up) para hacer una exhibición en directo del salto a la madurez que ha supuesto su segundo trabajo, que llegó el 13 de mayo de 2022, tras debutar en septiembre de 2019 con Pero no pasa nada (Universal Music).
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En este disco, Amaia habla de rupturas con reproche, el miedo a crecer o el sentimiento de nostalgia. Son temas universales que podríamos encontrar en el repertorio de cualquier otro artista, pero la diferencia con Amaia es la forma cercana y emotiva de narrar sus historias, que llegan a sus seguidores como un mensaje entre amigos transmitiendo que todo va a estar bien. Entre las diez pistas que lo componen, se esconde Yo invito, un tema de desamor que llegó acompañado de un poético videoclip dirigido por el realizador Virgili Jubero y que debería haber servido para hacer un falso cierre de este directo, pero los planes perfectos no están hechos para ella.
«Se os ha hecho raro este momento, ¿verdad?», preguntó a los asistentes después de regresar al escenario tras una salida breve mientras las luces caían. «Tenía que haber avisado que esta canción era la última, pero soy muy despistada y se me ha olvidado. Me estoy equivocando muchísimo, pero no pasa nada. Ayer me dijo mi padre que estos errores son normales y que te conectan con el público», dijo restándole importancia al instante.
Pegada a la raíz
Estos pequeños momentos de autenticidad no hacen más que demostrar que la navarra sigue guardando la esencia enternecedora de aquella triunfita que nos hizo reír con sus mechas californianas u observando los aspersores. Nada de eso ha cambiado a pesar de llenar salas míticas como La Riviera, en Madrid o contar con una placa en Japón. Sí, así como suena. La ciudad nipona deYamaguchi quiso devolverle el guiño tras la publicación de un tema homónimo. En realidad, se inspira en un parque del mismo nombre, ubicado en Pamplona (Navarra), la ciudad que vio nacer a la artista en 1999. Allí fue donde vivió su primer beso y guarda centenares de recuerdos de sus días de anonimato.
Su deseo era intentar hacer una jota original, antes incluso de que comenzara esta corriente de recuperación de géneros regionales como los corridos tumbados en México por parte de artistas de la misma generación que Amaia. «La familia de mi padre son de Lodosa, siempre se ha inclinado más hacia la música folclórica navarra», explicó la compositora cuando el single se estrenó en plataformas digitales. Sus seguidores supieron valorarlo como una de las joyas musicales de este último trabajo discográfico y, como tal, ocupó un lugar clave en la setlist del concierto. La cantante decidió ofrecer una versión íntima acompañada por el guitarrista Víctor Martínez, en una demostración de virtuosismo vocal que constata que, a sus 24 primaveras, puede hacer lo que le dé la gana.
Versiones de sí misma, letras de otros
Desde que apareció por primera vez en pantalla, Amaia ha deslumbrado con una inagotable lista de covers de temas que se extienden desde el pop clásico a la canción folclórica española. Su voz de jilguero ha acariciado las notas de temas de cantautores como Lo bien que estoy y lo poco que me quejo, de El Kanka; El Mundo Extraño de El Mató A Un Policía Motorizado, Tómbola de Marisol o Catalina, de Rosalía. Su inimitable personalidad le ha valido el respaldo de la propia Pepa Flores, a la que tuvo ocasión de conocer en persona; y la Motomami por excelencia, que la acompañó en un directo de Instagram nada más salir de la Academia para agradecerle sus constantes alusiones. Rosalía no se olvidó de ella tras ese gesto, años después la incluyó en una playlist de Spotify entre sus artistas favoritas.
Por lo tanto, en este cierre de gira no podían faltar aves raras de esas que solo puedes escuchar en vivo. Todo el mundo esperaba como agua de mayo la interpretación a piano de Fiebre de Bad Gyal que cantó por primera vez en su concierto de Sevilla. No defraudó, pero además sorprendió con otros como Ave María, de David Bisbal; Cuando zarpa el amor, de Camela; la preciosista Santos que yo te pinte, de Los Planetas y, como plato fuerte, Piel Canela, de Los Panchos y Eydie Gormé, que la pamplonica dedicó a sus padres. «Hoy es su aniversario y quiero felicitarlos con esta canción que mi madre me cantaba todos los días después de la ducha», recordó.
Amaia tuvo palabras de cariño para todo su entorno cercano, incluido su hermano Javier y las cuatro amigas en las que se inspira Todos estos años, un tema que escribió justo cuando se preparaba para independizarse y mudarse a Barcelona. En esta despedida, llegó incluso a mencionar a su novio Daniel, miembro del grupo musical de House Mainline Magic Orchestra, a pesar de que la artista navarra no es muy dada a hacer declaraciones sobre sus relaciones. Sin embargo, el gesto romántico tampoco duró demasiado, ya que el pudor de la de Pamplona hizo que rápidamente pasara a agradecer su trabajo a varios miembros de su equipo, a los que definió como «más importantes» que su pareja. Entre el público, de nuevo, risas.
Una noche plagada de colaboraciones
El espectáculo estuvo plagado de pequeños detalles, como la hermosa escenografía minimalista que la acompañaba. Su responsable era la diseñadora de interiores Eva González, que con sus aros luminosos recorrió todo el ciclo solar hasta la caída de la noche, cuando la luna sale bañar de plata las canciones más íntimas del setlist, entre las que se encontraba Nadie podría hacerlo.
Después de un auténtico recital de piano, llegaron los momentazos del directo. Amaia había anunciado que llegaría al Wizink con invitados muy especiales, que no se revelarían hasta que subiesen al escenario. «Voy a hacer cosas que no he hecho nunca y voy a cantar con gente que no ha estado en toda la gira», avanzó en el podcast de Quesada. En anteriores recitales, ya había demostrado que sabe bien cómo dejar a sus seguidores con la boca abierta y había contado con la colaboración de compañeras como María Escarmiento.
El secreto a voces era la aparición estelar de Cristian Quirante [Alizzz], quien está a los controles de la producción de este último disco y con el que comparte dos temas que cantaron juntos este sábado: Sexo en la playa y El Encuentro. Era solo el comienzo. Rojuu aguardaba en el backstage para unirse a la pamplonica sobre las tablas y entonar Quiero, pero no. «No lo hemos cantado juntos ni una vez y ha salido genial», decía una Amaia con exceso de sinceridad tras su interpretación conjunta.
Pero si hay un himno en su último disco, ese es La canción que no quiero cantarte, que grabó con Aitana. Amaia decidió incluir este tema durante el concierto de cierre de gira con una versión al piano, casi en el Ecuador del evento. Nadie esperaba volvérselo a encontrar en los bises, pero lo recuperó para poner en pie a los congregados en las gradas con la irrupción de Samantha Hudson. Nadie mejor que ella para cantar al unísono con Amaia aquello de: «Quieres ser mi amigo, cómeme el higo. / No van a volver a verte paseando conmigo. / Quieres ser mi amigo, me meo contigo». Ambas se comieron el escenario con una coreografía creada por Marta Ros.
Solo faltaba alguien para completar la noche perfecta: Rigoberta Bandini. Paula Ribó no da un concierto desde que terminó 2022 y este reencuentro con las masas fue un regalo impagable. «Amaia me ha dicho que un día estuvo bastante perdida», reza la letra de Así Bailaba, un hitazo feminista que dejó al descubierto las inseguridades de la navarra y cómo las ha ido superando de la mano de otras artistas que caminaron delante de ella. Fue la penúltima canción. No había mejor elección para poner punto final a Cuando no sé quién soy.
Y ahora, ¿qué le espera?
Amaia nunca viene de vacío y el final de este periplo musical coincide con los primeros adelantos de la serie La Mesías, el nuevo proyecto de Javier Ambrossi y Javier Calvo. Será su debut en la actuación, más allá de un cameo breve en Paquita Salas y, por si fuera poco, le permite volver a tomar la mano de Ribó, que protagoniza también el proyecto junto a Macarena García. «Va sobre unas hermanas que hacen canciones religiosas pop. Es un género muy oscuro que no se parece en nada a lo que han hecho hasta ahora los Javis«, anticipó en el podcast.
Sus profesores de interpretación en la Academia de OT le habían prometido que escribirían un papel para ella y la promesa se ha cumplido muchos años después. «La primera escena que grabé fue en un Ikea, como a las cuatro de la mañana», rememora. «No me veía capaz de llorar de mentira, pero ellos me explicaron que no hace falta. A veces vale con ser sutil», contó a Quesada sobre el inicio del rodaje. Romero tiene todas sus esperanzas puestas en el estreno, que está marcado para el 11 de octubre en Movistar Plus+.
De hecho, una de las grandes sorpresas que Amaia guardaba para este cierre de gira era el destape de El árbol. «Fue lo primero que compuse cuando salí de OT. No lo había tocado nunca públicamente y, aunque yo lo llamo así, ni siquiera tiene nombre oficial. Ahora se va a convertir en una canción de La Mesías«, desveló. La letra de este tema es ‘puro Amaia’. Se desliza desde unos primeros versos casi infantiles hasta un final desconcertante y bastante tenebroso. Habrá que esperar al lanzamiento de la serie para saber dónde encaja en la trama.
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Lo que sí podemos garantizar es que no es la única novedad musical que se viene en la carrera de la artista navarra. Su tercer disco también ha comenzado a gestarse. «Ya me siento en otro momento al que estaba hace un año y medio», declaró para los informativos de RTVE. No hay demasiadas pistas, pero en una entrevista para Los 40 en el backstage del BBK, dio esperanzas a sus seguidores sobre lo que se está fraguando: «Ahora mismo sigo haciendo música nueva. Ya tengo encaminados los siguientes pasos, voy teniendo cada vez más claro el estilo y todo. Ahora estoy en un momento en el que está todo más claro, pero todavía queda. Quiero esperar a tener muchas canciones, para hacer un plan, saber qué single sacar», aclaraba. Además, aprovechó esta intervención para abrir sus puertas a trabajar con otros artistas y productores: «No voy a trabajar solo con una persona, igual voy a trabajar con más productores», añadió. Todo parece indicar que el proyecto se encuentra en una fase muy incipiente, pero lo que está claro es que el concierto de este sábado deja el pabellón muy alto.