Puede que más de una vez hayas oído eso de que las bebidas alcohólicas afectan más a nuestro organismo durante los meses más cálidos. O bien que lo hayas sufrido en tu propio cuerpo. También es posible que estés al tanto de que no se debe beber alcohol cuando estamos al sol. Pero quizás no tengas tan claro por qué sucede esto o de dónde provienen estas aseveraciones.
Así que hoy descubrimos por qué el alcohol nos afecta más en verano y te damos algunos consejos para consumir bebidas refrescantes durante estas semanas de intenso calor. En todo caso, recuerda que no es recomendable beber alcohol en la playa.
Riesgo de deshidratación
El riesgo de deshidratación es uno de los mayores problemas de las bebidas alcohólicas en verano. Y es que el alcohol tiene un efecto diurético que provoca que fácilmente podamos deshidratarnos cuando las bebemos. Y si esto sucede durante todo el año, en verano los efectos son todavía peores. La forma en la que sucede es sencilla.
El consumo de alcohol afecta a la producción de la hormona antidiurética, también denominada HAD. Esta es la que ayuda a regular los líquidos de nuestro organismo. De tal manera, el cuerpo la libera para que el riñón vuelva a reabsorber el agua y nos mantengamos hidratados. Pero si tomas alguna bebida alcohólica, esta inhibe la producción de la hormona y orinas más. Como resultado, pierdes gran cantidad de agua.
Si eso no fuera suficiente, la temperatura elevada que suele hacer en verano hace asimismo que sudemos más. Entre unas cosas y otras, podría decirse que te vas quedando seco. Nuestro cuerpo pierde de esa forma numeroso líquido. Y combinando unas cosas con las otras, que no te extrañe que sea tan sencillo deshidratarse al beber alcohol en esta época del año, lo que puede provocar mareos, lipotimias y vómitos.
Golpe de calor
Al beber alcohol en verano e incrementarse la temperatura corporal, con el calor y la deshidratación que se va generando, es posible sufrir un golpe de calor. Este se produce porque cuando nuestro organismo no funciona correctamente al haber ingerido la bebida alcohólica. Y, en cualquier caso, a mayor cantidad que bebas, mayores son los riesgos.
El cuerpo nota que su temperatura es alta, por lo que incrementa la cantidad de calor interno para transformarla en sudor. De ese modo consigue refrescarnos por medio de la transpiración. Pero todo esto se viene abajo si tomas bebidas alcohólicas. El cuerpo seguirá el proceso habitual; sin embargo, no tendrá agua suficiente para provocar la sudoración. Como resultado, la temperatura corporal se dispara y alcanza niveles peligrosos que pueden provocar golpes de calor y problemas de tensión arterial. Otro de los motivos por los que el alcohol te afecta y te sienta peor en verano.
Accidentes al aire libre
Asimismo, hemos de considerar que, durante el verano, realizamos muchas actividades al aire libre. Si bebemos alcohol, hace calor y nos ponemos en marcha paseando por la montaña o bañándonos en el mar o en un río, corremos el peligro de sufrir fácilmente un accidente.
Cuando tomamos una bebida alcohólica, esta elimina el denominado reflejo faríngeo o nauseoso del cuerpo. Consiste en una reacción corporal involuntaria por la que la garganta contrae los músculos para evitar que entre ningún cuerpo extraño en él. Su inhibición por parte del alcohol provoca que sea especialmente peligroso bañarse después de haber bebido, puesto que los ahogamientos se incrementan. Tragarías mucha más agua que si no hubieras bebido nada.
Bebidas sin alcohol
Si no te apetece tomar exclusivamente agua y zumos en verano, no tienes por qué renunciar a otras bebidas que puedes degustar en terrazas y chiringuitos. Puedes elegir vinos y cervezas sin alcohol, así como cócteles e incluso cavas. Cada vez hay mayor variedad de todos ellos. Ya no es como hace años que la diferencia de sabor era notable.
Ahora mismo, en el mercado, hay este tipo de bebidas realmente deliciosas que no cuentan con los riesgos del alcohol, aunque sí tienes que tener cuidado porque algunas llevan azúcar. No olvidemos que no debemos excedernos de la cantidad diaria recomendada de este ingrediente, presente en tantos productos que consumimos a lo largo de nuestra jornada.
En cualquier caso, si vas a consumir alguna bebida alcohólica, es preferible que sea de baja graduación y en cantidades moderadas. Evita consumirla en circunstancias de elevado calor, a pleno sol, en la playa o tumbado en la hamaca de la piscina cuando las temperaturas son elevadas y situaciones similares. Hay que evitar los golpes de calor, la deshidratación y los posibles accidentes que puede conllevar haber bebido alcohol. Por último, no olvides beber agua y zumos también para que tu cuerpo se mantenga hidratado.
