“La soga de los espíritus”, “la cuerda de la muerte”, “la liana del alma”… Son diversas las acepciones que se vinculan a la ayahuasca, pero todas ellas se muestras seductoras para el individuo occidental desencantado con su propia tradición cultural y con la suspicacia que despierta la industria farmacéutica a este lado del mundo: ¿realmente este brebaje es capaz de solventar trastornos mentales? ¿Es la ayahuasca un camino hacia la hiperconexión cerebral, lo más parecido a soñar despierto?
Pero este debate no solo aflora entre aficionados a las medicinas alternativas, buscadores de experiencias psicodélicas y embaucadores de atribulados urbanitas metidos a chamanes, sino entre muchos investigadores que se afanan en estudiar desde un punto de vista científico y clínico las propiedades de la ayahuasca. Acudimos a varios de los estudios más recientes para desentrañar sus supuestos beneficios y riesgos.
¿Qué es la ayahuasca?
En 2019, durante una excavación arqueológica en el Altiplano de Lípez en el suroeste de Bolivia, se encontró un paquete ritual fabricado con hocicos de zorro: en su interior restos de cocaína, bufotenina, harmina y DMT, la dimetiltriptamina, principal componente psicoactivo de la ayahuasca.
Al DMT se le conoce también como la “molécula de Dios”: se trata de un alcaloide similar a la serotonina y al triptófano que se encuentra ampliamente en la naturaleza. Y la serotonina es, no lo olvidemos, un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, conocida a su vez como la “hormona de la felicidad o del amor”. Así que ya os podéis ir haciendo una idea de las alteraciones que produce la ayahuasca en el cerebro humano.
La bolsa encontrada en la excavación fue datada entre el 900 y el 1170 d.C. lo que demuestra, como diversos hallazgos similares, que este brebaje ya era consumido en tiempos prehispánicos como una forma de medicina tradicional y psiquiatría cultural, especialmente por chamanes indígenas que ofrecían experiencias mágicas, sanación natural y rituales religiosos en sus comunidades. Pero también era usada de forma rutinaria en congregaciones religiosas, especialmente en Brasil, para fomentar experiencias espirituales.
Hoy sabemos que la ayahuasca tradicional se preparaba a través de la corteza de la vid Banisteriopsis caapi —que contiene alcaloides de beta-carbolina— con hojas del arbusto Psychotria viridis —que proporciona el alucinógeno N,N-dimetiltriptamina, DMT—.
Pese a que, en buena parte del mundo occidental, la ayahuasca esté catalogada como sustancia prohibida al mismo nivel que la heroína o la cocaína, en los países de la cuenca del Amazonas tienen otra perspectiva sobre esta bebida, amparados en su milenaria tradicional.
Sin ir más lejos, el Instituto Nacional de Cultura (INC) de Perú declaró en 2008 como Patrimonio Cultural de la Nación los conocimientos y usos tradicionales de la ayahuasca practicados por comunidades nativas amazónicas, como garantía de continuidad cultural.
¿Cómo es posible, entonces, que la misma sustancia sea respetada y protegida a un lado del Atlántico, y perseguida como perniciosa para la salud pública al otro lado? Los estudios científicos más recientes tratan de dar respuesta a este ardiente debate sobre la pertinencia de levantar el veto occidental a la ayahuasca.
Estudios científicos sobre los beneficios de la ayahuasca
No sabemos si se puede catalogar de adicción (científica) a la ayahuasca, pero lo cierto es que en la última década se ha vivido un “renacimiento psicodélico” (nombrado así por varios científicos) publicándose decenas de estudios relevantes acerca de las propiedades de esta bebida tradicional amazónica con resultados, a menudo, sorprendentes y esperanzadores.
¿El mejor remedio natural contra la depresión y las adicciones?
Una revisión sistemática publicada hace unas semanas por Progress in Neuro-Psychopharmacology and Biological Psychiatry en la que participaron varios investigadores de universidades canadienses y brasileñas abordaron el estado actual de los ensayos con ayahuasca en animales, condición por el momento indispensable como fase previa para probar sus efectos en seres humanos.
El resultado de la identificación de 32 estudios que investigan los efectos de la ayahuasca en parámetros toxicológicos, conductuales y neurobiológicos en roedores, primates y peces cebra muestra que la ayahuasca es segura en dosis ceremoniales pero tóxica en dosis altas, encontrando un efecto antidepresivo, así como un potencial remedio para reducir los efectos de recompensa del etanol y las anfetaminas.
Además, a nivel neurobiológico, se encontró que la ayahuasca afecta a estructuras del cerebro implicadas en la memoria, la emoción y el aprendizaje, además de una acción serotoninérgica.
¿Y en humanos? ¿Este potencial terapéutico ha sido confirmado en humanos? Diversos estudios abordan sus efectos en humanos, como este también liderado por investigadores canadienses y brasileños que apoya su uso potencial con diversos trastornos psiquiátricos, así como adicción a sustancias. Por su parte, este estudio publicado en 2016 va más lejos al afirmar que, al igual que el MDMA, la ayahuasca podría mejorar el tratamiento de pacientes con trastorno de estrés postraumático.
En esta línea de investigación, un estudio publicado este mismo año en Frontiers resalta este “renacimiento psicodélico” mostrando resultados prometedores en análisis preliminares para compuestos que incluyen el MDMA para el trastorno de estrés postraumático y la ayahuasca para la depresión, además de avanzar en la posibilidad de diseñar medicamentos inspirados en esta combinación de sustancias naturales.
Así mismo, investigadores de varias instituciones españolas y brasileñas publicaron hace 3 años un análisis sobre los efectos de la ayahuasca en la salud mental y la calidad de vida en usuarios inexpertos siguiendo la evolución de los mismos tanto al mes como a los seis meses después de usar la ayahuasca por vez primera.
Los investigadores concluyeron que el 61% de los participantes que inicialmente cumplieron con los criterios de diagnóstico de un trastorno psiquiátrico ya no cumplieron con dichos criterios tras usar la ayahuasca. En general, el 83,2% de los participantes informaron una mejoría clínica. Esta mejoría duró hasta los seis meses de seguimiento.
No obstante, este otro estudio controlado que combinó el uso de placebo con la ayahuasca en retiros grupales que administran de forma ceremonial esta bebida concluyó que “la expectativa, la preparación y la intención pueden dar forma a la respuesta a los alucinógenos”.
Es decir, que algunos usuarios que recibieron placebo también reportaron experiencias psicodélicas: “las calificaciones de la experiencia psicodélica de los participantes en el grupo placebo pueden haber sido impulsadas por su presencia en una ceremonia grupal en la que la mayoría de los asistentes bebieron ayahuasca y expresaron sus emociones y experiencias”.
Los riesgos de la ayahuasca: vómitos, soñar despierto e hiperconexión cerebral
La primera reacción física que presentan muchos de los usuarios de la ayahuasca, incluso aunque estén acostumbrados a ella, son náuseas y vómitos. De hecho, en buena parte de estas ceremonias, se les facilita un cubo a los usuarios porque dos de cada tres vomitarán a los pocos minutos de la primera toma de ayahuasca.
Pero para entender los poderosos efectos del DMT en el cuerpo y la mente del ser humano, conviene acudir en primer lugar a los análisis que ha hecho Christopher Timmermann desde su laboratorio del Imperial College de Londres.
Timmerman inyectó a un grupo de voluntarios 20 mg de esta sustancia y un placebo en visitas separadas, usando electroencefalografía (EEG) e imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para analizar su comportamiento cerebral.
Tal y como indica Timmerman en una entrevista con The Guardian, los resultados muestran cómo la organización jerárquica normal del cerebro se rompe, la actividad eléctrica se vuelve anárquica y la conectividad entre regiones se dispara, particularmente aquellas que manejan funciones de nivel superior como la imaginación, que evolucionó más recientemente en humanos: cuanto más fuerte era la intensidad de la experiencia, más hiperconectadas estaban esas áreas del cerebro.
Y es que se sospecha que el DMT desregula los aspectos más nuevos y evolucionados del cerebro mientras que los sistemas más antiguos del mismo se desinhiben, una poderosa combinación de efectos que se define casi como soñar despierto.
No es sorprendente, por lo tanto, que el DMT, teniendo en cuenta sus innegables efectos en el cerebro del usuario, tenga también sus riesgos que son especificados en este artículo de investigación publicado en Plos Global Public Health el año pasado.
Los efectos adversos agudos para la salud física, especialmente los referidos vómitos, fueron informados por el 69,9% de la muestra, y el 2,3% informó la necesidad de atención médica posterior. Los efectos adversos para la salud mental en las semanas o meses posteriores al consumo fueron reportados por el 55,9% de la muestra, no obstante, alrededor del 88% consideró dichos efectos en la salud mental como parte de un proceso positivo de crecimiento o integración. Eso sí, el 12% buscó apoyo profesional por estos efectos.
¿Hacia una regularización de la ayahuasca?
La mayoría de los estudios reseñados abogan por una regularización de la ayahuasca para una mejor comprensión del equilibrio riesgo/beneficio de la misma, la cual también puede ayudar a los responsables de la formulación de políticas a tomar decisiones sobre posibles regulaciones y respuestas de salud pública.
Así mismo, en este sentido, uno de los estudios citados señala que es necesario “relajar las prohibiciones gubernamentales para que la ayahuasca pueda proporcionarse más fácilmente a investigadores reconocidos y creíbles para realizar ensayos clínicos integrales”.
Más directo se muestra otro de los estudios citados al afirmar que “no vamos a ver a las principales compañías farmacéuticas abordar la necesidad de evaluar la ayahuasca u otras plantas como medicamentos. No hay incentivos económicos”, demandando “políticas públicas y la acción política colectiva, en lugar de solo más ciencia, como necesarias para cambiar las oportunidades para el uso de la ayahuasca en el tratamiento de algunas de las enfermedades sociales más devastadoras de nuestro tiempo”.
El controvertido turismo de la ayahuasca
Por último, para completar este panorama global sobre una de las sustancias naturales más controvertidas de nuestro tiempo, conviene reseñar el problema del turismo de la ayahuasca, tal y como indica este estudio en el que colaboraron investigadores británicos y brasileños.
Y es que con esta moda occidental por acudir a la sabiduría ancestral de otras culturas para solventar los problemas psicológicos (y los no psicológicos) del primer mundo se ha venido notando un aumento de los problemas con la seguridad y la apropiación cultural en diversos países de la cuenca del Amazonas.
La falta de regulación en Perú, lugar en el que se llevó a cabo el estudio, provoca que las personas se autodenominen “chamanes” sin la capacitación y la experiencia adecuadas, lo que puede resultar en prácticas peligrosas. Cada cierto tiempo conocemos noticias sobre turistas muertos en ceremonias con ayahuasca que genera una suerte de rechazo, pero también fascinación sobre esta bebida misteriosa que, como hemos visto, no lo es tanto.
Además, como cita el estudio, pese a que la ayahuasca es considerada un sacramento por varias comunidades, muchos de los centros de retiro en los países amazónicos son propiedad de occidentales, alertándose del uso de la ayahuasca y otras plantas para obtener ganancias económicas.
Así, se pide tanto a los científicos como al público que procedan con cautela dados los riesgos relacionados con la seguridad y la sensibilidad cultural de estas prácticas con ayahuasca que, más a menudo de lo que sería deseable, forman parte de eventos frívolos que no esconden más que motivaciones económicas envueltas en supuestas experiencias catárticas que comienzan vomitando en un cubo.