/ Cultura

Helados de chocolate con leche, negro y blanco. Pexels.
Helados de chocolate con leche, negro y blanco. Pexels.
Elados de sabores. Pexels
Elados de sabores. Pexels

¿Trabajar en una fábrica de helados es sueño de una noche de verano? Tienes que leer esto

Verano, más de 30 grados. No pasa el aire y lo que buscas es conseguir refrigerarte. ¿Y si trabajaras en una fábrica de helados? ¿Te imaginas que tu empleo fuese la envidia de todos por tener un día a día a modo de pingüino, en pleno agosto?

Ada Sanuy

¿Quién no ha pensado alguna vez  en probar suerte con algún trabajo temporal sobre  algo que le guste mucho y no tenga nada que ver con lo que estudiaste? Por ejemplo, ¿sabías que puedes convertirte en constructor/a de maquetas para réplicas de Lego? O ser saltador/a de colchones, probador de toboganes de agua o catador de chocolate y/o de helados. Todos estos oficios existen, y algunos de ellos podrían llevarte a la fábrica de Willy Wonka que creó Roald Dahl en su libro Charlie y la fábrica de chocolate. Seguramente en estos puestos de trabajo no estará presente un estrafalario Johnny Depp como en el caso de la cinta de Tim Burton, pero, ¿te imaginas cómo sería trabajar en una fábrica de helados en verano?

via GIPHY

Las fábricas de helados ofrecen muchos puestos de trabajo. Eso sí, para este y cualquier empleo es importante llevar lentillas o gafas en el caso de que se requieran, porque en caso de ser uno de los nuevos fichajes, puedes ser víctima de una novatada con sabor a chocolate, como le pasó a Judit Martín; la humorista catalana popularmente conocida por disfrazarse de la Virgen del Rocío en el programa de TV3, Està Passant.

La accidentada experiencia de Martín

La cómica fue de invitada al podcast La Ruina y allí explicó que empezó a trabajar en una fábrica de helados hace algunos años. Estaba con todo el grupo de recién llegados, vestidos con un mono blanco. En la ruta de bienvenida a la empresa, Martín, que necesitaba usar gafas o lentillas, ese día no las llevaba. Durante el recorrido iban explicándoles a qué correspondía cada instalación del recinto y, en uno momento de ese tour, pensó que otro compañero la saludaba, pero no fue así. Mientras los demás novatos se apartaron ella se quedó en medio y se llevó un manguerazo de chocolate. Se trataba de una novatada que se repetía verano tras verano.

Tener este empleo no sería como entrar en un mundo onírico como el de Willy Wonka. A pesar de que haya chocolate, cabe señalar que se trata de un entorno extremadamente frío. De hecho, puede llegar a haber hasta 60 grados de diferencia entre la temperatura de la calle y la del interior de la fábrica. La televisión pública de Castilla-La Mancha, CMmedia, entrevistó a Christian, un trabajador de una fábrica de helados de Talavera de la Reina, y explicó cómo era su día a día, y destacaba que es un entorno muy frío, aunque es algo que con las altas temperaturas del exterior, se agradece.

 

La experiencia de Christian poco tiene que ver con la de Judit Martín. En su primer día, después de ser bañada en chocolate, fue destinada a la cinta de los helados Twister, y su tarea consistía en meter a cinco de estos en una caja. Hasta aquí cualquiera puede pensar que es una tarea muy simple. Pero la cosa se complica cuando los helados llegan a alta velocidad por la cinta y se empiezan a acumular. 

La cómica, que ahora se ríe de lo ocurrido pero en su momento lo pasó mal, explicó que se llegó a acumular tal cantidad de helados que se formó una montaña a su alrededor y le cubrían hasta la cintura. “No me podía mover, estaba enterrada hasta la cintura y, encima, semicongelada”, dijo. Martín culminó la anécdota confesando que a ella nunca le gustaron los helados, y que esa experiencia lo complicó todavía más. Eso sí, después de ese accidentado debut, siguió trabajando en la empresa. 

via GIPHY

Los disgustos no terminaron ahí, porque durante ese primer mes en la fábrica de helados, el trabajo en cadena le jugó otra mala pasada. Esta quizás más de estilo Tarantino, porque hubo sangre. Otra de las cintas transportadoras llevaba las bolitas de una variante del clásico helado de hielo, las Calipo Shots. Martín explicó que había sido advertida de los peligros que conllevaba tocar sin protección ese producto, ya que estaba tan congelado que se podía llegar a quemar.

“No te lo metas en la boca”, le dijeron. ¿Y qué hizo? En un momento de agobio, acabó por haber justo lo que no debía y se metió unas bolitas en la boca, se quemó, se las arrancó de la boca y, detrás de las bolitas siguió algo de piel del labio y se le fue llenando la boca de sangre. Un anécdota muy gore que, una vez más, para nada tiene que ver con lo que explicaba Christian, quien estaba feliz de tomarse un café caliente en pleno agosto y disfrutaba de tener un buen cutis todo el año como consecuencia del frío.

Sí, el chocolate es el sabor favorito de los españoles

El helado de chocolate es el sabor favorito de los españoles, según la Asociación Española de Fabricantes de Helados. Este sabor, que también era el favorito de Willy Wonka según su creador, es el rey, pero le siguen de cerca en preferencias de los consumidores la vainilla, la nata, el limón y la fresa.

Y la comunidad autónoma en la que más helados se comen es…

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) detalló, en 2021, que Andalucía es la comunidad autónoma donde más helado se consume. Según el informe de MAPA “el 19,6% del total nacional, claramente por encima de su peso poblacional en el conjunto de España (17,5 %). En las otras dos comunidades más pobladas ocurre lo contrario, el consumo de helados es inferior a su peso poblacional. Así, en Cataluña, que concentra el 16,2% de la población nacional, se produce el 15,3% del consumo de helados, mientras que en Madrid estos datos son del 14,1% y 12,9%, respectivamente”.

 

@jordirocasan Helado the best of the best, todo lo mejor en un helado que hemos presentado hoy en #the50besttalks ♬ sonido original – Jordi Roca

Quién sabe si trabajar en una fábrica de helados sería un punto de partida para terminar creando sabores increíbles y diseños fantasiosos como las propuestas de Jordi Roca, el mago de los postres del prestigioso Celler de Can Roca y de la heladería Rocambolesc, ambos en Girona. Lo que sí que está claro es que cuando nos encontramos en plena ola de calor, trabajar en una fábrica de helados se convierte en una auténtico sueño casi a la altura de Roald Dahl, pero ¿sigues pensando después de leer esto que es tan idílico como te parecía?.