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¿Los hombres también sufren depresión postparto?

¿Has tenido un bebé recientemente? ¿Y te has notado deprimido, pero prefieres no decir nada al respecto porque la madre y el bebé son “lo que importan en este momento”? Desde luego, los efectos en la paternidad no son ni mucho menos comparables a los que experimenta el cuerpo y la mente de una mujer después de nueve meses de embarazo, pero también existen.

Tu situación no es un caso aislado, al contrario: se considera que uno de cada cuatro hombres sufre depresión postparto, pero buena parte de ellos prefieren ocultar su situación, dificultando el diagnóstico y, con ello, el tratamiento para revertirla. A continuación, indagamos las causas y señales de la depresión postparto en hombres, señalando cómo su estado también afectar tanto a la madre como al recién nacido. 

Sí, los hombres también sufren depresión postparto 

Un hombre con un bebé - Fuente: Pixabay
Un hombre con un bebé – Fuente: Pixabay

Antes de enumerar las diferentes causas y señales que se asocian a la depresión postparto en hombres conviene aclarar la diferencia entre estar deprimido y tener depresión ya que tendemos a abusar del segundo término cuando nos referimos al primero.

La diferencia principal (y esencial) es que la depresión es una situación clínica que ha de ser diagnosticada por un profesional médico o psicológico. Así pues, “estar deprimido” es una señal más de la depresión, pero por sí misma no supone un trastorno.

En este sentido, existen diferentes fórmulas para diagnosticar la depresión, como, por ejemplo, el que propone el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) del que ya hemos hablado en numerosas ocasiones.  

En este manual se define la depresión postparto o perinatal como un episodio depresivo mayor que sucede durante el embarazo o dentro de las cuatro semanas posteriores al parto que, en el caso de los hombres, tiene una prevalencia más alta dentro de los tres a los seis meses posteriores al parto, pero que podría desarrollarse hasta los 12 meses.  

Para evaluar este episodio depresivo mayor se enumeran una serie de criterios de forma que cinco o más de los siguientes nueve síntomas han debido estar presentes durante el mismo periodo de dos semanas representando un cambio con respecto a la situación precedente: 

  • Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días 
  • Interés o placer notablemente disminuido en todas, o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi todos los días 
  • Pérdida de peso significativa cuando no se está a dieta, o aumento de peso, o disminución o aumento del apetito 
  • Insomnio o hipersomnia 
  • Agitación e inquietud 
  • Fatiga o pérdida de energía 
  • Sentimiento de inutilidad o culpa excesiva o inapropiada 
  • Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse 
  • Pensamientos recurrentes de muerte 

Así mismo, el DSM-5 señala que estos síntomas deben causar malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o en otras áreas importantes de la rutina del individuo para ser tomados en consideración, mientras que el episodio depresivo no debe atribuirse a los efectos fisiológicos producto del uso de sustancias o a otra condición médica.

Causas de la depresión postparto en hombres 

Un hombre con un bebé en su espalda - Fuente: Depositphotos
Un hombre con un bebé en su espalda – Fuente: Depositphotos

Ya hemos visto las señales que, combinadas, pueden llevar a diagnosticar una depresión perinatal en hombres, pero ¿qué causas determinan este episodio depresivo también en hombres? 

Falta de sueño y cambios en el ritmo circadiano 

La llegada de un bebé es un cambio a menudo radical en el ritmo biológico de los padres que están acostumbrados a dormir una serie de horas (seguidas) y mantener una rutina en sus costumbres diarias. Todos sabemos las consecuencias que tiene un cambio en la rutina de sueño en nuestro estado físico y psicológico. Si dormimos menos, aumenta el cansancio y la irritabilidad y disminuye la capacidad para concentrarse.  

Y es que la alteración de la secuencia de los ritmos circadianos puede, a medio plazo, desencadenar desordenes neurológicos como el propio trastorno del sueño del ritmo circadiano o psiquiátricos como el trastorno afectivo estacional, el trastorno bipolar, además de la propia depresión postparto. 

Aunque esa alteración de la rutina de sueño en el padre se interprete como inevitable e, incluso, se viva como una “experiencia”, no deja de ser una de las causas más relevantes en la aparición de la depresión perinatal, también en hombres.  

Cambios hormonales en hombres 

Un hombre con un bebé - Fuente: Unsplash
Un hombre con un bebé – Fuente: Unsplash

Este artículo incide en otras causas biológicos que aceleran la depresión postparto en hombres, particularmente en los cambios hormonales que también afectan a los hombres. De hecho, estos cambios hormonales podrían ser fundamentales para estrechar el vínculo entre el padre y el recién nacido fortaleciendo el apego entre ambos, pero, como contrapartida, podrían influir negativamente en el estado psicológico del padre exacerbando los síntomas existentes asociados con la depresión postparto.  

Los bajos niveles de testosterona en los padres primerizos se pueden relacionar con una mayor respuesta simpática al llanto de los bebés, pero, por otro lado, los bajos niveles de esta hormona se relacionan directamente con síntomas de depresión en hombres. 

Así mismo, el aumento de los niveles de estrógeno, vasopresina y prolactina pueden estar también relacionados con una crianza paterna más comprometida y un apego más fuerte entre padres e hijos. Sin embargo, el descenso de la oxitocina o el cortisol, que afecta a algunos hombres, también influye en la aparición de síntomas depresivos. 

Represión de sentimientos 

Al margen de las causas biológicas, tenemos causas psicológicas que también pueden influir en la consolidación de la depresión postparto en hombres como es la propia represión de sentimientos. Muchos padres se sitúan en un segundo plano con respecto a la madre y al bebé porque consideran que ese es su lugar ante el nacimiento de un niño.

Aunque se sientan cansados, inquietos, tristes o ansiosos, tienden a no comunicar su situación para no influir negativamente en la madre y/o el bebé, pero esta represión de sentimientos puede tener un efecto nocivo en todo el núcleo familiar si se mantiene durante demasiado tiempo.   

Expectativas de género 

Un hombre y una mujer con un bebé - Fuente: Pixabay
Un hombre y una mujer con un bebé – Fuente: Pixabay

Muy vinculadas a la represión de sentimientos están las expectativas de género. ¿Cuál es el lugar que debe ocupar el padre en el nacimiento de un bebé? La tradición sitúa al padre en ese segundo plano. Los bebés no son “cosa suya”. De hecho, el bebé que sostienen muchos padres en sus brazos es el primero.

De repente, pueden verse abrumados ante una expectativa que ha cambiado: actualmente, muchos padres asumen un rol activo y preponderante, pero se da la paradoja de que muchos de ellos no han visto a su padre adoptar ese rol ni tienen referentes masculinos en los que apoyarse. Entonces, ¿qué hago? ¿Y cómo la hago?, se preguntan muchos de estos padres. 

Abrumados y con “sobredosis” de emociones 

Así pues, una vez pasado el embarazo, y ya con el niño en los brazos, los padres descubren que no tienen ni las herramientas ni la preparación adecuada para ocuparse de un bebé y que les queda un largo camino por delante para aprender muchas cosas vinculadas a la crianza de un niño.

El padre se siente abrumado ante la situación y las emociones contradictorias que afloran en las primeras semanas tras el parto aumentan esta sensación: alegría y tristeza, miedo y coraje. 

Experiencia de abandono 

Un hombre mira a un bebé que duerme - Fuente: Unsplash
Un hombre mira a un bebé que duerme – Fuente: Unsplash

El hecho de que la madre y el bebé ocupen el centro de atención tras el parto y que los padres, especialmente los primerizos, no sepan muy qué hacer ni cuál es su lugar provoca que muchos de ellos se sientan “abandonados”.

El rol preponderante que el padre ocupaba durante el embarazo puede cambiar tras el parto, también ante la intervención familiar, a menudo de la familia de la madre, que puede aumentar esta sensación de sentirse arrinconado.

Resentimiento y/o falta de vínculo con el bebé 

Por otro lado, y pese a los cambios hormonales que viven los padres que a menudo ayudan a reforzar el vínculo con el recién nacido, todas las causas que hemos visto que influyen en la situación psicológica de los padres podrían traer consigo un resentimiento hacia el bebé que se puede amplificar por una falta de vínculo con el mismo.  

Muchos padres se ven obligados a “querer” el bebé de forma instantánea o dar muestras inequívocas de amor por el recién nacido cuando no se sienten preparados para ello, dando lugar a actitudes impostadas y/o antinaturales, muy vinculadas hoy en día a las redes sociales. 

El vínculo entre un padre y un bebé, a menudo, se estrecha de una forma más lenta que en el caso de la madre y no conviene acelerar el proceso para “quedar bien” ante los demás, ni siquiera ante uno mismo.

Incertidumbre económica 

Por último, no hay que obviar que muchos de los cambios que se producen en una familia tras la llegada de un bebé se relacionan con aspectos económicos. El incremento de los gastos asociados a la llegada de un nuevo miembro es una preocupación extra para padres y madres.  

Generalmente, no es hasta que el bebé nace cuando esa preocupación se manifiesta: los gastos empiezan a aumentar y los padres viven incertidumbre por su situación laboral, ya sea porque no tienen trabajo, porque están de baja y no pueden ocuparse del mismo, o porque deben seguir trabajando en un contexto que no lo facilita.  

Cómo la depresión postparto en hombres afecta a bebés y madres 

Un bebé - Fuente: Pixabay
Un bebé – Fuente: Pixabay

Como indica este estudio de la Universidad de Granada y de la UNED, la depresión postparto en hombres ha sido asociada con aumento de agresividad y de consumo de sustancias adictivas, además de violencia de género. Por otro lado, se ha percibido un mayor riesgo de episodios maníacos, trastornos de ansiedad y suicidio.  

Además, se ha demostrado que la depresión preexistente en los padres puede afectar a la unidad familiar y al bebé, teniendo estos más niveles de angustia si sus padres tienen depresión. Según este estudio, los niños que viven con un padre con depresión u otra enfermedad mental tiene un riesgo de entre un 33% y un 70% de desarrollar problemas emocionales o de comportamiento.

Además, los aumentos en depresión paterna se asociaron con retrasos en el desarrollo conductual, emocional y social de niños de cuatro y cinco años.  

Por todo ello es de gran importancia que los padres comuniquen sus estados emocionales tanto a la familia como a los profesionales médicos y psicológicos para que la situación, que en la mayor parte de los casos es temporal, no se convierta en un trastorno depresivo más grave. 



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