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Ver series de crímenes te afecta más de lo que crees

El estreno de Dahmer el año pasado en Netflix marcó un nuevo récord en la plataforma convirtiéndose en una de las series más vistas de la historia. Y es que el género de crimines reales o true crime es un valor seguro tanto para las series como para la literatura: millones de personas afirman estar enganchadas a las series sobre crímenes. Pero esta adicción podría afectar a la salud mental más de lo que parece. 

A continuación, acudimos a varios estudios científicos para indagar sobre los efectos nocivos que pueden tener un consumo excesivo de series, libros e información sobre crímenes. ¿Es cierto que las personas enganchadas al género true crime viven más atemorizadas y, por consiguiente, tienen una peor salud mental? 

Cómo la adicción a las series de crímenes puede afectar tu salud mental 

Una bicicleta en medio de un bosque - Fuente: Unsplash
Una bicicleta en medio de un bosque – Fuente: Unsplash

Charles Manson, Ted Bundy, el nordic noir, Laura Palmer, True Detective, CSI, Dexter, el caso Alcàsser, el caso Asunta… Subgéneros, personajes de ficción, asesinos reales, misteriosos casos que conmocionaron a la sociedad, mitos de la televisión, etc.  

Si bien el género criminal siempre había sido relevante para el cine y las series, la proliferación de plataformas en streaming ha multiplicado las producciones audiovisuales sobre este género, haciendo especial énfasis en el crimen real o true crime. Pero el consumo de esta clase de productos audiovisuales, más allá del puro entretenimiento y/o el componente informativo y artístico que pueda tener, podría afectar la salud mental del espectador. ¿De qué forma?

Una adicción que alienta el miedo y la inseguridad 

Un estudio del Instituto de Criminología de la Universidad de Helsinki publicado en 2020 abordó el consumo de contenido audiovisual sobre crímenes entre la población de Finlandia. Los investigadores confirmaron la asociación entre el consumo de contenido sobre crímenes y el miedo al crimen que otros estudios precedentes habían sugerido: es decir, a más contacto con el crimen, aunque filtrado por las noticias o por una serie de televisión, más temor al crimen.  

De hecho, el doctor en filosofía de la Universidad de Arizona David Altheide va un poco más allá en su artículo Terrorism and the Politics of Fear que citan los investigadores finlandeses: “Los políticos y las agencias estatales de control, que trabajan con los medios de comunicación como «fuentes de noticias», han hecho mucho para capitalizar esta preocupación y promover una sensación de inseguridad y dependencia de los agentes formales de control social”.  

Conducta de evitación: obsesión por evitar el contacto social 

Una mujer mira por la ventana - Fuente: Depositphotos
Una mujer mira por una ventana – Fuente: Depositphotos

Si aquellas personas que consumen más contenido sobre crímenes sienten más miedo e inseguridad, ¿cómo afecta eso a su comportamiento cotidiano?, se preguntan en la Universidad de Finlandia. El resultado es, según su investigación, un mayor comportamiento de evitación, especialmente reseñable en el caso de las mujeres y las personas mayores.  

Es decir, y siempre según este estudio, cuanto más contenido sobre crímenes se consume, más posibilidades hay de que los espectadores desarrollen conductas de evitación: una obsesión por evitar el contacto social, especialmente cuando en esas situaciones sociales se percibe un mayor riesgo, por ejemplo, no saliendo solos por la noche o evitando zonas consideradas peligrosas. 

A más miedo, peor salud mental 

Un estudio de la Universidad de Londres nos sirve para entender cómo un exceso de miedo tiene sus consecuencias a nivel de salud mental y física. Tomando como base a 10.000 funcionarios de entre 35 y 55 años que trabajaban en Londres, los investigadores concluyeron que aquellas personas con mayor miedo al crimen tenían una salud mental más deficiente, una peor situación física y una calidad de vida más baja.  

Así, los participantes que reportaron mayor miedo tenían más probabilidades de tener depresión que aquellos que reportaron un menor miedo al crimen: hicieron menos ejercicio, vieron a amigos con menos frecuencia y participaron en menos actividades sociales en comparación con los participantes menos temerosos.  

¿Por qué las mujeres ven más series sobre crímenes? 

Un policía vigila un escenario de un crimen - Fuente: Unsplash
Un policía vigila un escenario de un crimen – Fuente: Unsplash

Buena parte de estos estudios advierten que las mujeres consumen más contenido audiovisual sobre crímenes que los hombres. ¿Por qué? Un artículo de Amanda Vicary, directora del Departamento de Psicología de la Universidad Wesleyan Illinois de Estados Unidos trató de responder a esta pregunta. 

“¿Por qué a la gente le fascinan los relatos de secuestros, violaciones, tortura y asesinato? ¿Por qué las mujeres, más que los hombres, encuentran esta información interesante?“ Vicary considera, según su investigación, que la explicación se debe a que las mujeres temen ser víctimas de un crimen más que los hombres, “a pesar de que es menos probable que se conviertan en una víctima que los hombres según las estadísticas (…) aunque ciertos delitos, como la violación, ocurren con mayor frecuencia a las mujeres”.

Comprender por qué un individuo decide matar, puede suponer para la espectadora detectar señales de advertencia en personas de su círculo, “como un amante celoso o un extraño”. No obstante, Vicary sostiene que cuando este consumo de contenido audiovisual se convierte en excesivo puede hacer entrar a la espectadora o a la lectora en un círculo vicioso: crece el miedo al crimen y aumenta el deseo de conocer nuevas historias criminales

Dudas sobre el sistema judicial 

Más allá de la salud mental, existe un interesante debate, especialmente en Estados Unidos, acerca de por qué la sociedad en ese país está “obsesionada” con las historias de crímenes reales, como se señala en este artículo.  

Para su escritora, el hecho de que la mayoría de estadounidenses reciban buena parte de sus impresiones y conocimientos sobre el sistema judicial a través de estas series “arroja una reciente duda sobre el sistema de justicia” ya que buena parte de las historias abordan relatos sobre injusticias judiciales o investigaciones criminales no resueltas hasta el punto de que, en algunos casos, se han revertido decisiones judiciales gracias a la implicación de seguidores de este tipo de programas como el célebre caso de Serial.  

No obstante, en este artículo se lamenta que la espectacularización de esta clase de juicios e historias criminales lleve a los espectadores a la desinformación sobre cómo funciona realmente el sistema de justicia, lo que supone un menor conocimiento y respeto por la ley al destacar solamente los casos en los que el sistema falla de forma evidente.  

Una paradoja: más interés criminal y menos crimen 

A pesar de los riesgos para la salud mental de los espectadores y las dudas acerca de la espectacularización del crimen, conviene resaltar otra conclusión de los estudios citados. Los investigadores de la Universidad de Finlandia también obtuvieron un resultado paradójico en relación al creciente consumo de contenido sobre crímenes. “Aunque el contenido de noticias e información sobre delitos violentos nunca ha sido tan extenso, al mismo tiempo, la delincuencia juvenil y el homicidio están en mínimos históricos en Finlandia”. 

Es decir, el hecho de que se consuman series sobre crímenes y todo ello pueda tener su repercusión en la salud mental de los espectadores esto no conduce a los mismos a desarrollar (más) tendencias criminales. Algo que puede resultar obvio, pero que no está de más recordar para evitar suspicacias. 

¿Ver series de crímenes te convierte en una persona temerosa… o algo peor? 

Una mujer manchada de sangre con un bate - Fuente: Unsplash
Una mujer manchada de sangre con un bate – Fuente: Unsplash

Si, como hemos visto, el hecho de ver series sobre crímenes no te convierte en criminal en potencia (ni jugar a videojuegos sobre asesinatos te convierte en asesino en potencia), tampoco debemos caer en la tentación de generalizar en exceso sobre el miedo y la inseguridad.

Como decíamos a la hora de explicar por qué gustan tanto las películas de miedo, el género criminal pivota alrededor de los mismos elementos narrativos que tanto seducen al espectador y al lector, los cuales siempre están deseando vivir emociones delante de la pantalla o del libro

Así pues, ver una serie de true crime no supone que al día siguiente decidas evitar los callejones, por si acaso. Un espectador suficientemente maduro sabe diferenciar el contenido de ficción de la realidad, aunque esa (no) ficción esté basada en hecho reales.  

Porque también sabe (o debe saber) que el objetivo prioritario de una serie o una docuserie sobre crímenes reales no es tanto ofrecer información veraz ni resolver crímenes, sino seducir al espectador para que se enganche a ese contenido. Por eso interesan más los casos más violentos, extraños y, por supuesto, sin resolver, porque son los más “emocionales” y despiertan debates (casi) irresolubles sobre hasta dónde puede llegar el lado oscuro del ser humano.  

De cualquier forma, si mostramos una adicción a esta clase de contenido y empezamos a percibir que, efectivamente, nos empieza a afectar en nuestras costumbres cotidianas, es el momento de parar una temporada antes de que el temor se convierta en miedo y este en una conducta de evitación. Porque no sabemos si realmente la realidad supera a la ficción como nos gusta repetir incesantemente, pero de lo que sí estamos seguros es de que la realidad y la ficción, aunque interconectados, son dos mundos (muy) diferentes.  



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