Ya estamos en Navidad. Las calles iluminadas, los árboles adornados con grandes bolas, espumillón y guirnaldas, los villancicos, la compra de regalos y las reuniones y celebraciones se suceden en estas fechas en las que los colores rojo y verde parecen impregnarlo todo.
Pero ¿por qué motivo son precisamente esas dos tonalidades las que imperan en estas fechas? Saciamos nuestra curiosidad y averiguamos lo que hay detrás de la psicología del color en esta época tan especial del año. Estos son los motivos por los que en Navidad todo se tiñe de rojo y verde.
El origen de los colores de la Navidad
Saturnalia
Son varias las razones por las que el rojo y el verde son los colores más importantes de la Navidad, por lo que podríamos decir que esa suma de connotaciones es lo que ha provocado que se mantengan en la actualidad y que no parezca que vaya a cambiar en los próximos decenios.
Una de ellas procede de la celebración pagana de las Saturnales (Saturnalia), unas fiestas que los romanos celebraban entre el 17 y el 23 de diciembre, durante el solsticio de invierno, en honor al dios Saturno. Durante estas fechas se invertían los roles y los convencionalismos sociales, mientras que los familiares se hacían regalos entre sí.
Durante las Saturnales decoraban sus casas y regalos con ramas de acebo para atraer a la buena suerte y a una próspera vida, y se cuenta que también adornaban con sus frutos y hojas los obsequios que se intercambiaban. Además, entre el 22 y el 25 de diciembre tenía lugar otra celebración muy importante: el Dies Natalis Solis Invicti o festival del nacimiento del Sol Invicto, cuya fecha clave era el 25 de diciembre.
La popularidad de estos festejos paganos era tal que los primeros cristianos los asimilaron para terminar con su carácter pagano. Entonces se dio paso a la Navidad y se relacionó el rojo con el color de la sangre derramada de Cristo, en vez de con los frutos rojos del acebo.
Posteriormente ya, en el siglo XIV, las iglesias empezaron a usar el verde y el rojo para decorar las mamparas de madera que separaban los espacios de los templos. Ambos colores siguieron abriéndose paso en la memoria colectiva.
Tradición celta del acebo
Otra de las causas por las que en Navidad todo se tiñe de rojo y verde proviene de las tradiciones de los antiguos celtas. De nuevo, el hecho gira en torno a la celebración del solsticio de invierno, cuando colocaban acebo en sus casas, con el cual creían que llamaban a la buena y suerte, esperando atraer así la protección de sus familias frente a los espíritus malignos.
El acebo, este árbol de hojas verde oscuro y frutos rojos, sigue siendo uno de los protagonistas de la Navidad en la actualidad junto con el muérdago, sagrado para los celtas. Porque mientras el acebo (Ilex aquifolium) es un arbusto de unos 20 centímetros de altura, el muérdago (Viscum album) es una planta semiparásita que crece sobre el tronco de árboles como el roble. Ambas especies eran sagradas para los celtas.
Época victoriana
El uso del rojo y el verde fue estableciéndose en la memoria colectiva relacionándolo con las celebraciones y festividades de invierno, y se incrementó durante la época victoriana, en pleno siglo XIX. De esta época proceden muchas de las tradiciones y costumbres que nosotros repetimos en la actualidad, como la popularización de los calendarios de adviento y las tarjetas para felicitar la Navidad.
Pero entonces también se decoraban las casas con coronas de adviento, elaboradas con ramas y hojas verdes, a menudo de acebo. Cada domingo de adviento se les añadía una vela roja, por lo que el rojo y el verde proseguían con el protagonismo navideño.
Además, los colores que predominaban en los calcetines que se colgaban cerca de la chimenea también eran estos. Y por lo que respecta a las iglesias, se recuperó el estilo de aquellas mamparas rojas y verdes en los templos medievales.
Santa Claus y Coca Cola
Pero hemos de llegar al siglo XX para que el rojo y el verde tiñeran todavía más todos los elementos decorativos navideños. Sucedió cuando el ilustrador Haddon Sundblom diseñó al Santa Claus para la campaña de Navidad de Coca Cola en el año 1964. Desde entonces a este artista se lo conoce como el padre de la Navidad moderna.
Hasta ese momento, Papá Noel aparecía de manera diferente, normalmente delgado, y no tenía una vestimenta oficial. Fue Sundblom quien decidió presentarlo rollizo, alegre y vestido de rojo, al igual que el logo del refresco.
Combinado con los pinos y el acebo, y con su enorme difusión publicitaria, incidió todavía más para que desde entonces relacionemos el rojo y el verde con el invierno y la Navidad, y sigan siendo esos colores los que tiñan muchos escaparates, casas y decoraciones navideñas.