Como cuando estamos perdidos y encontramos por fin una señal familiar que nos orienta de nuevo hacia el camino a casa, las palabras son pistas hacia el conocimiento, conceptos que iluminan el mundo, a menudo velado en la penumbra de la confusión y la inquietud.
Nankurunaisa es uno de esos conceptos milenarios que sintetizan virtudes como la esperanza, la resiliencia, la fe o la perseverancia. A continuación, detallamos el origen de este concepto y reflexionamos sobre sus significados y aplicaciones.
Nankurunaisa: origen del concepto
Nankurunaisa es un término procedente del dialecto que se hablaba en la isla de Okinawa y otras islas vecinas. Forman parte del archipiélago Ryūkyū, pertenecen a Japón y están ubicadas en el mar de la China Oriental.
Tristemente célebre por una terrible batalla del final de la II Guerra Mundial, Okinawa llevaba entonces poco tiempo formando parte del Imperio japonés. Hasta 1879, las Ryūkyū fueron un reino independiente hasta que, en época Meiji, Japón concretó la anexión definitiva del archipiélago.
El término nankurunaisa fue habitual durante siglos en estas islas formando parte de varias expresiones y frases hechas, siempre con un sentido positivo. Etimológicamente está formado por los siguientes términos:
- なんくる (nankuru), que se traduciría como “de alguna manera, de un modo u otro”.
- ないん【為いん】(nain), la forma nominal de este verbo que se traduciría como “convertirse, llegar a ser, alcanzar”.
- さ (sa), una partícula enfática.
En conjunto, esta palabra se escribiría en japonés de la siguiente manera: 難来るないさ. Y se traduciría como “de un modo u otra, llegará” o, más concretamente, “todo saldrá (bien)”. No obstante, su dimensión conceptual, más allá de su significación particular, le añade diversos matices que varían dependiendo del contexto en el que se aplique este término.
Conviene recordar, en este sentido, que la escritura japonesa maneja dos sistemas que se complementan: por un lado, el ideográfico que está compuesto de ideogramas de origen chinos conocidos como kanji, y, por otro, el sistema silábico que esta formado por los silabarios hiragana y katakana. Esta conjunción da como resultado una lengua sin artículos, ni géneros gramaticales, en la que no se utiliza el plural ni el futuro.
Estas peculiaridades provocan que el japonés sea una de esas lenguas que ensamblan de forma natural con la filosofía y la poesía: el japonés expresa con muy pocos signos una gran cantidad de conceptos, imágenes y matices. Así es justamente lo que sucede con el término nankurunaisa: tan solo un puñado de signos que podrían indicar algo tan aparentemente complejo como el sentido de la vida.
Nankurunaisa: significados y matices
La fascinación de Occidente por la cultura oriental ha deparado un renovado interés por numerosos conceptos filosóficos clásicos en países como Japón. El yoga o el budismo son rituales y filosofías que despiertan fervor por aportar nuevos enfoques a la interpretación tanto de la realidad física como de la dimensión psíquica.
En este contexto, conceptos como nankurunaisa se integran con gran facilidad en nuestro recetario occidental del buen vivir gracias a sus diferentes significados, siempre con una carga positiva y esperanzadora
Todo irá bien. Es la acepción más común de este término, una sencilla frase hecha que nos repetimos para serenarnos ante la incertidumbre. Sabemos que no todo tiene por qué ir “bien” y que las situaciones no son siempre agradables, pero nankurunaisa nos muestra que la vida sigue y que la única manera de vivirla es en positivo.
Mientras hay vida, hay esperanza. En la línea del concepto anterior, nankurunaisa es un término envuelto en esperanza, una virtud muy vinculada a nuestras emociones y a nuestra faceta más espiritual. La esperanza no procede de un cálculo de variables ni de un análisis intelectual, ya que, de ser así, a menudo la perderíamos: es una virtud humana que se superpone a la realidad física y material. Al fin y al cabo, como decía Cortázar, “la esperanza es la vida misma defendiéndose”.
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nankurunaisa también nos muestra caminos alternativos, cuando el que estábamos siguiendo se cierra o se termina. Es ley de vida, adaptarse a los cambios, ya que no es posible controlar todos los parámetros de la vida. No estamos a merced de los demás, pero tampoco exclusivamente de nosotros mismos. Cuando el futuro parece oscurecido tras una mala racha, nankurunaisa nos ilumina hacia una nueva ruta… tal vez mejor que la anterior.
El tiempo lo cura todo. Nuestra experiencia nos dice que (casi) cualquier desastre más o menos grave es visto desde otro punto de vista al día siguiente. El tiempo serena y redirige la interpretación de la realidad, generalmente para sintetizarla, de forma que un problema que parecía irresoluble al calor de la confusión inicial, comienza a esclarecerse cuando nos damos tiempo para reflexionarlo. Nankurunaisa nos dice que debemos ser pacientes, que todo va ir bien, sí, pero debemos darnos tiempo.
Enfoca tus energías en lo relevante. La amplia dimensión de un concepto como nankurunaisa vendría también a exponer la necesidad de relativizar los problemas cotidianos concentrando los esfuerzos y la energía en aquello que realmente importa. En este sentido, nankurunaisa entroncaría con nuestro más castizo paqueísmo.
Nankurunaisa: ¿verbalizar o sentir ideas?
¿El lenguaje hace el pensamiento? Es decir, ¿sin palabras no hay entendimiento? ¿O somos capaces de construir parte de nuestra dimensión psíquica sin el uso del lenguaje, solo con imágenes, abstracciones, emociones o sentimientos? Se trata de un tema apasionante con el que la filosofía lleva batallando desde hace siglos.
Más recientemente, la neurociencia también ha investigado esta relación del pensamiento con el lenguaje, sugiriendo que el procesamiento y generación de información de carácter simbólico también depende de sistemas cognitivos independiente del lenguaje: sería un pensamiento no-lingüístico.
Términos como nankurunaisa parecen fusionar los dos tipos de pensamiento, el lingüístico fruto del sistema de representación simbólico de ideas a través de signos, y un tipo de pensamiento no-lingüístico, intuitivo, conectado con nuestra dimensión ancestral. Así, nankurunaisa verbaliza ideas ya descritas como esperanza o resiliencia.
Pero, en última instancia, nankurunaisa ‘siente’ ideas, representando un estado mental de paz y serenidad que no puede describirse con palabras. Es así como este término se convierte en un mantra, en un sonido carente de significado concreto que, no obstante, cimenta un ambiente propicio para el crecimiento espiritual.
En definitiva, el significado de nankurunaisa (y el resto de mantras) deja de ser relevante convirtiéndose en un medio espiritual para alcanzar la plenitud… aunque esta sea momentánea.