¿Has conocido a una persona atenta, servicial y extraordinariamente cariñosa pero que con el paso de los días ha dado un giro de 180 grados hasta convertirse en alguien hostil, grosero y esquivo? Tal vez estés ante una persona que practica el love bombing, una forma de manipulación para ligar que seduce a través de un “un bombardeo de amor” para terminar de forma brusca con ghosting, desapareciendo y bloqueando a la víctima.
Love bombing: de la secta al amor
El “bombardeo de amor” como estrategia manipuladora de seducción comenzó a investigarse en la década de los 60 en Estados Unidos, al calor de la fiebre por los nuevos movimientos religiosos algunos de los cuáles terminaban adoptando un perfil peligrosamente sectario para sus miembros más vulnerables.
Diversos estudios abordaban estas técnicas de brainwashing o lavado de cerebro desde diferentes perspectivas generando en Norteamérica una enconada lucha entre investigadores que criticaban la legitimidad de estas tácticas de conversión de nuevos fieles, hasta aquellos que las defendían ardorosamente negando incluso que se practicasen lavados de cerebro a esos nuevos conversos.
Sea como fuere, fue en este contexto de investigación de los nuevos movimientos religiosos cuando surge el término love bombing para identificar una técnica de manipulación mental que tendría por objetivo persuadir a través de un bombardeo de amor, exagerando el afecto, el cariño y las buenas palabras. Así se conseguía “ablandar el corazón” de los candidatos hasta que aceptasen formar parte del movimiento.
Varias décadas más tarde, el término love bombing se ha aplicado a las relaciones interpersonales, especialmente a aquellas vinculadas a Internet, redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea de WhatsApp.
El bombardeo de amor en las relaciones sentimentales se asienta en las mismas bases que el love bombing religioso en el sentido de que la persona que lo practica usa técnicas de manipulación para conseguir su objetivo: seducir.
A través de exageradas muestras de cariño y una actitud servicial y atenta se cautiva a la víctima que, a menudo, baja la guardia para dejarse llevar. Pero una vez que se consigue el objetivo, la persona que usa el love bombing reduce drásticamente las muestras de cariño cambiando su perfil hasta desembocar en una abrupta ruptura que, incluso, termina bloqueando a la víctima.
La generalización de esta estrategia de manipulación sentimental ha atraído el interés de investigadores como la doctora en Filosofía y especialista en Comunicación Interpersonal Claire C. Strutzenberg que lideró un estudio sobre el love bombing y el enfoque narcisista en la formación de las relaciones interpersonales.
La investigadora y su equipo analizó una muestra de casi 500 estudiantes universitarios entre 18 y 30 años concluyendo que el bombardeo amoroso se relacionó con tendencias narcisistas y estilo de apego inseguro, incluyendo falta de confianza o valor en uno mismo y en los demás.
Así mismo, la investigación también concluyó que el love bombing se asoció a un exceso de comunicación especialmente a través de los mensajes de texto usando aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp.
Las fases del love bombing
El psiquiatra estadounidense Dale Archer ha sido uno de los pioneros en el estudio del love bombing en las relaciones de pareja. Archer considera que existen tres fases en la aplicación de la estrategia manipuladora del bombardeo de amor.
Fase de idealización
La relación se inicia con una constante muestra de cariño y amor con cierta tendencia a la afectación. El primer objetivo de esta fase es “ablandar” a la víctima tal y como se aplica en el ámbito religioso antes mencionado. No son pocas las personas que huyen ante tanta pomposidad sospechando un “objetivo oculto”, pero otras pican el anzuelo.
En este sentido, el propio Archer es muy gráfico a la hora de explicar la fase de “luna de miel” del love bombing: “No estamos hablando solo de gestos románticos, como flores y viajes. El bombardeo de amor incluye invariablemente muchas conversaciones románticas, largas charlas sobre «nuestro futuro» y largos períodos de mirarse fijamente a los ojos”.
No obstante, Archer también alerta sobre el peligro de confundir el love bombing con el cortejo “tradicional”: “Si las demostraciones extravagantes de afecto continúan indefinidamente (…) entonces probablemente no sea un bombardeo de amor. Tanta atención puede volverse molesta después de un tiempo, pero no es mala para la salud en sí misma”.
Así pues, no todos los “románticos” esconden objetivos oscuros en sus “demostraciones extravagantes de afecto”. Entonces, ¿cuándo ponerse en modo alerta? Cuando llega la fase de devaluación.
Fase de devaluación, el afecto intermitente
Lo que es mucho más antinatural en el arranque de una relación interpersonal es que el otrora amante perdidamente enamorado adopte una postura glacial de la noche a la mañana.
Sin justificación o usando una excusa poco creíble —por ejemplo, que hayas quedado un fin de semana con amigos—, tu pareja comienza a practicar la manipulación emocional a través del condicionamiento psicológico: por un lado, el refuerzo positivo —haz lo que te diga y te colmaré de amor—, y, por otro, la devaluación que sería la consecuencia negativa: hiciste algo mal, así que te castigo.
Esta fase es la que debe alertarte… aunque tal vez sea demasiado tarde y para ese momento ya estés enamorado. De cualquier manera, deberemos tener la suficiente madurez para dar un paso atrás y cuestionar una relación que en cuestión de días pasa del rojo pasión el gris más anodino: eso no puede ser “amor verdadero”, nadie se desenamora de un día para otro, es un proceso más largo.
Fase de descarte
En los love bombing más tóxicos, la víctima llega a renunciar a todo para contentar a su pareja y recibir, a cuentagotas, muestras de afecto, antaño constantes. No obstante, en algunos casos, las fases de idealización y devaluación se superponen, de forma que la víctima vuelve a recuperar aparentemente el control de la relación hasta que llega una nueva fase devaluación para someter a la víctima a un nuevo chantaje emocional.
El final de la técnica del love bombing llega cuando el ejecutor acciona la tecla de “borrar” y descarta a la víctima llegando a practicar ghosting, es decir, desaparecer tanto en el entorno digital como en el entorno físico.
De cualquier forma y pese a que el love bombing es una técnica cada vez más común gracias especialmente a las nuevas formas de comunicación digital, tampoco conviene caer en un exceso de desconfianza a la hora de iniciar una relación.
Diversas alertas muy evidentes, como los mencionados cambios bruscos en su actitud hacia ti, son los que te llevarán a cuestionar la relación mucho antes de que sea demasiado tarde y poder actuar en consecuencia evitando males mayores: te habrás llevado una desilusión… pero nada más.