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Zapatero rechaza el "truco" de Vic contra la inmigración

El presidente garantiza la asistencia sanitaria y la escuela a todos los extranjeros

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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, expresó ayer un rechazo firme y total a cualquier intento, como el del consistorio barcelonés de Vic, de limitar los derechos básicos de los inmigrantes. "El país que presido no va a consentir que por un truco de un ayuntamiento haya seres humanos que se queden sin asistencia sanitaria o sin poder ir a la escuela", afirmó el mandatario socialista durante la rueda de prensa que celebró tras presentar, ante el Parlamento Europeo, el programa de la presidencia rotatoria de la UE que España desempeñará hasta junio.

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"Hemos luchado durante décadas para que no nos pasara eso cuando teníamos que ir fuera", recordó Zapatero. Y subrayó que se trata de "personas y derechos inalienables", de modo que su Gobierno "no va a permitir que se menoscaben" dichos derechos. "Somos defensores de la emigración legal y de la persecución de quienes trafican" con seres humanos, señaló.

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El PP reclama otra vez un contrato de integración para los inmigrantes

El asunto de la inmigración ya se había suscitado durante su comparecencia ante la Cámara de Estrasburgo, después de que una eurodiputada verde de Alemania le reprochara que no hubiera "hablado una palabra" de esta cuestión en la presentación del programa presidencial. Otro parlamentario de la extrema derecha flamenca abogó por "cerrar las fronteras" y acusó a Zapatero de haber hecho en España una "regularización masiva sin contar con el resto de la Unión Europea".

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El presidente español se revolvió contra esta afirmación y, en tono duro, respondió: "Se ha dicho que soy partidario de la inmigración masiva y es rotundamente falso. Lo que sí soy es partidario de respetar masivamente los derechos de todas las personas, vengan de donde vengan". El líder socialista expresó, además, su sorpresa porque en Europa pueda llamar la atención que el presidente del Gobierno de uno de sus países defienda los derechos de los inmigrantes, cuando la UE se edificó como "un baluarte de la democracia y de las libertades".

Pocas horas antes de la advertencia de Zapatero a Vic, el PP recuperó el conocido "contrato de integración" para los inmigrantes, una iniciativa que ya planteó en las últimas elecciones generales, según la cual los extranjeros que vienen a España se deben comprometer a "aceptar los valores constitucionales". En declaraciones a Onda Cero, la portavoz conservadora en el Congreso de los Diputados, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró que se debe dar el mensaje de que a España "se llega con papeles y con un empleo", porque, según subrayó, "es la única manera de integrar y ordenar" a los inmigrantes con "plenitud de derechos y de deberes".

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En la misma línea se manifestó la secretaria general de los conservadores, María Dolores de Cospedal, quien reconoció que la inmigración tiene que ser un "aspecto fundamental" de la próxima campaña electoral catalana, el próximo otoño.

El PSOE acusa a los conservadores de "demagogia" interesada

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De hecho, la presidenta del PP en Catalunya, Alicia Sánchez Camacho, ya anunció hace dos días que esta cuestión será "un eje prioritario" de su programa de cara a los comicios autonómicos, y que hablará "sin complejos" sobre este asunto.

La respuesta del PSOE no tardó en llegar. El portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, acusó ayer al PP de hacer "demagogia y electoralismo" con el debate de la inmigración, y calificó de "falacia" el contrato de integración. Para Alon-so, el único contrato "que vincula en democracia es la Constitución y las leyes".

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"El PP siempre resucita su línea más dura sobre la inmigración cuando hay un horizonte de citas electorales, y luego se olvida", denunció Alonso. Finalmente, el diputado del PSOE situó a los conservadores en "la derecha más dura de toda la Unión Europea".

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