Zapatero hace frente al órdago para coronar a Rubalcaba
El órdago, forzar la renuncia de Zapatero a la Secretaría General del PSOE. El objetivo, coronar a Rubalcaba como candidato y líder del partido. La contraindicación, provocaría un adelanto electoral
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El cuarteamiento del PSOE en la lucha interna por sus residuos electorales es una realidad que ya no respeta ni siquiera la figura de José Luis Rodríguez Zapatero, aun a riesgo de provocar un adelanto de las elecciones generales que perjudicaría por igual a los sectores que se disputan la sucesión.
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El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE plantó ayer cara al órdago lanzado por los partidarios de Alfredo Pérez Rubalcaba para coronar de inmediato al vicepresidente primero con todos los poderes, a través de un congreso que lo eligiera secretario general del partido y permitiera soslayar la convocatoria de primarias, cuyo reglamento prevé la suspensión de este mecanismo para las candidaturas a las instituciones en las que se gobierna.
"Por supuesto que vamos a ir a un proceso de primarias, que es lo que corresponde y es lo saludable". Esta fue la respuesta que ayer dio públicamente Zapatero a los partidarios de que su sucesión se resuelva en un congreso, en el que votan cuadros dirigentes, y no en primarias, en las que el voto es de los militantes.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, está resuelta a competir por el liderazgo del PSOE, según impresión unánime entre sus partidarios. Estos interlocutores subrayan que la mejor prueba de esa determinación es "la forma en la que está resistiendo las presiones brutales, ataques y maniobras de todo tipo" para que desista en beneficio de Rubalcaba.
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Chacón resiste a las presiones y está resuelta a competir por el liderazgo
El presidente hizo su declaración de principios en los pasillos del Congreso tras reunir en su despacho a Alfredo Pérez Rubalcaba, José Bono y José Antonio Alonso, grupo al que luego se incorporaron Manuel Chaves y José Blanco.
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Blanco y Chaves han sido señalados desde diversos sectores como los "ejecutores" de Rubalcaba, ya que ellos han sido los encargados de hablar con los secretarios regionales según aseguran varios de estos dirigentes territoriales para sondear los apoyos a la opción de convocar un congreso, operación en la que ha actuado como ariete el lehendakari Patxi López, estrechamente ligado al vicepresidente primero. Desde el entorno de Blanco se sostiene que esta versión es "una intoxicación para enfrentarle con Zapatero".
Rubalcaba, que sería el gran beneficiario de la operación, se ha cuidado de no involucrarse personalmente en esas conversaciones, de las que Zapatero tuvo conocimiento a través de algunos de los sondeados, que llamaron a la Moncloa para verificar si el planteamiento tenía su visto bueno.
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López y Vara se reafirman en que un congreso es "lo más conveniente"
Bono, por su parte, figuraba, junto con otros "referentes" de la vieja guardia, como Felipe González, Alfonso Guerra y Carlos Solchaga, en la lista de los que debían alimentar el "goteo" de adhesiones a la propuesta lanzada por López.
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La reunión debió ser tensa porque, a la salida, a alguno de los participantes se le pudo oír mascullar quejas sobre el tono utilizado por Zapatero. "Muy dura" fue también, según fuentes próximas a los dos interlocutores, la conversación telefónica que el secretario general del PSOE mantuvo con Patxi López en la mañana de ayer, antes de reafirmar su apuesta por las primarias.
Blanco organiza para el viernes un cónclave de líderes regionales
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Tras estas conversaciones, Zapatero comentó con personas de su confianza que había recuperado el control de la situación, pero la duda de que así sea se extendía ayer entre sus fieles. Para muestra, un botón. Tras su conversación con el líder de los socialistas vascos, se difundió que López había aceptado que no se convoque un congreso a cambio del compromiso de Zapatero de impulsar una reflexión interna a fondo. Pero, poco después, Rodolfo Ares, mano derecha de López, contradecía esta versión y subrayaba que la decisión sobre el procedimiento a seguir no corresponde a Zapatero, sino a "los órganos correspondientes", en este caso al Comité Federal. Y algo más tarde se ponía en boca del lehendakari su reafirmación en el criterio de que lo "más conveniente" es convocar un congreso. También el extremeño Guillermo Fernández Vara, tras negar que se esté ante ningún "contubernio", reiteró que ahora no entendería "nadie" unas primarias.
Así, cundía la duda de que, prendida la mecha, se pueda controlar ya el incendio. Los fieles a Zapatero confiaban en el efecto que puede producir que a sus inductores "se les ha ido de las manos" el golpe palaciego, entre otras razones porque, por sorprendente que parezca, no tuvieron en cuenta que así precipitarían un adelanto electoral que tampoco les interesa.
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Fuentes próximas a Zapatero aseguran que en ningún momento se ha planteado dimitir como secretario general del PSOE, pero advierten de que, si lo partidarios de convocar un congreso mantienen su órdago y triunfan el sábado en el Comité Federal, esa sería "la consecuencia inmediata e inevitable, a la que seguiría un adelanto de las elecciones generales".
Este análisis que se extendía ayer, y el temor consiguiente a un escenario que supondría enajenarse el tiempo mínimo para intentar la recuperación, ha inducido ya algunos cambios de posición. Varios dirigentes territoriales que no veían con malos ojos la opción de un congreso como alternativa a las primarias, se cuestionaban ayer su posición final al entender que se trata de "un jaque" a Zapatero en el que los perdedores "seríamos todos".
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Algunos, no obstante, sostienen que la recuperación es imposible con un Gobierno que, como el de Zapatero, insiste en continuar con las "reformas", que los ciudadanos traducen como "ajustes".
El análisis colectivo de los secretarios regionales se hará mañana, en una reunión organizada por José Blanco, a la que Zapatero ha hecho saber que acudirá "para escucharles", pero decidido a mantener a capa y espada su "conocida" posición a favor de las primarias, que es el procedimiento fijado por los estatutos del PSOE para elegir el candidato electoral. El objetivo es "consensuar un línea mayoritaria" que impida que el Comité Federal sea de enfrentamiento, y aquí es donde las espadas siguen en alto, porque los impulsores de la operación para coronar a Rubalcaba creen que les asiste la mayoría, y lo mismo cree Zapatero.
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Por lo pronto, más de un dirigente territorial relataba ayer cómo el martes recibió, casi simultáneamente, una llamada de José Blanco animándole a defender la opción del congreso y otra de Marcelino Iglesias instándole a echar el freno. Sin embargo, Blanco aclaró a este periódico que sus llamadas fueron para hacer la convocatoria del viernes y pedir que no hubiera pronunciamientos hasta el Comité Federal.
Tanto la convocatoria de elecciones primarias como la del congreso es competencia del Comité Federal, máximo órgano del PSOE entre congresos. Este órgano, en el que se integra la Ejecutiva, está formado por más de 200 dirigentes, una parte de los cuales son elegidos en cada congreso federal y otros son designados por los congresos regionales que se celebran a continuación. El último Congreso Federal ordinario se celebró los días 4, 5 y 6 julio de 2008, de modo que, de acuerdo con el Reglamento Federal de Congresos, que establece que se celebrarán "entre el tercer y cuarto año desde la celebración del Congreso anterior", la convocatoria sería ordinaria a partir del 7 de julio. No consta en esa norma que se requiera mayoría cualificada para convocar el congreso ni las primarias.