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Zapatero está abocado a las maniobras de política interior

Mientras la presidencia española de la Unión Europea agoniza

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Que la presidencia española de la Unión Europea caía en la peor coyuntura nacional (España, campeona en la liga del paro de la eurozona) y en el más complicado momento institucional europeo (inauguración de la nueva presidencia estable) eran cosas sabidas. Pero a dos semanas del ecuador de la presidencia española de seis meses, hay algo que ya está muy claro: la presidencia es una carga que el Gobierno está despachando administrativamente.

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Si, como es un hecho, Zapatero perdió la oportunidad de liderar una solución para Grecia, quizá por miedo a que se considerase a España juez y parte (dado el elevado déficit fiscal español) y por ello la nación menos indicada para hacer campaña en favor del país heleno, esta semana pasada ha remachado la agonía de la presidencia española.

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La difuminación de España es evidente tanto en las propuestas para limitar los derivados de crédito (en especial, las llamadas pólizas de seguro contra riesgo o credit default swaps) que han encarecido especulativamente la deuda de países como Grecia, España, Portugal e Irlanda, como en la iniciativa de regular los fondos de alto riesgo (hedge funds).

En la primera de las iniciativas, hecha pública el pasado jueves, día 11 de marzo, han jugado un papel estelar Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, secundadas por Grecia y Luxemburgo, mientras que en la segunda Sarkozy ha asumido directamente la negociación con el primer ministro británico, Gordon Brown, el pasado viernes en Londres, para desbrozar el camino en las reuniones del Eurogrupo y el Ecofin, previstas para hoy y mañana, respectivamente. Se dirá, lógicamente, que el Gobierno español está al corriente de estos movimientos. Faltaría más, habida cuenta de su impacto mediático. Pero la presidencia española actúa como espectadora.

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Fuentes próximas al Gobierno, situadas en la Fundación Ideas del PSOE, estiman que España debería, al menos, preparar un "golpe" con alguna iniciativa de impacto en lo que queda de presidencia española. Uno de esos golpes, creen, debería ir por el lado de impulsar la famosa tasa Tobin (impuesto) a las transacciones financieras internacionales. Con todo, no parece que Zapatero decida ir por ese camino, habida cuenta de que la idea ya ha sido lanzada al ruedo varias veces sin reunir el mínimo de consenso requerido para embarcarse en un viaje que podría concluir en ninguna parte. Una presidencia plana es mejor en todo caso que un planchazo espectacular.

Zapatero, por otra parte, está especialmente abocado al seguimiento de la situación política española y las perspectivas de su Gobierno y partido. Un lunes como hoy, hace dos años, el secretario general del PSOE se disponía a viajar con su familia al parque nacional de Doñana para diseñar su futuro Gobierno de cara a la segunda legislatura. Y aunque todavía no toca, al menos durante la presidencia española de la UE, Zapatero ya ha comenzado a reflexionar sobre posibles cambios.

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Estos días, el próximo 17 de marzo, se cumplirá un mes desde que el presidente anunció su propuesta de pacto de Estado y formó la comisión integrada por la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y los ministros Pepe Blanco y Miguel Sebastián. Si el Consejo de Ministros actúa como el consejo de administración de una empresa, su presidente ejecutivo, esto es, Zapatero, formó con los tres ministros del pacto una comisión ejecutiva virtual. El funcionamiento de la misma será objeto de consideración precisamente para la remodelación gubernamental posterior a la presidencia europea.

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